Histórico de Críticas

CRÍTICA DE MÚSICA Francisco Javier Aguirre

Homenaje a Pilar Torreblanca

Pilar siempre fue un referente lírico y humano a escala nacional e internacional. El pasado domingo, en la sesión matinal del 43 Ciclo de Introducción a la Música, se le rindió un homenaje en el que participaron empresas e instituciones, representantes del CESTE y del Ayuntamiento, que hicieron su correspondiente loa previa. A continuación los solistas Montserrat Martí y María de Félix, sopranos; Beatriz Gimeno, mezzosoprano; Nacho del Río, tenor, y Luis Santana, barítono, asistidos al piano por el infatigable Miguel Ángel Tapia, director asimismo del Auditorio, y respaldados por el coro Amici Musicae, residente en el mismo, dirigidos todos por Igor Tantos, interpretaron una sesión de fragmentos de ópera y zarzuela, procedentes de obras de Verdi, Puccini, Bizet, Fernández Caballero, Giménez, Serrano, Vives, Alonso, Barbieri y Sorozábal. Como ocurre en el concierto de Año Nuevo en Viena, cuando comienza el ‘Bello Danubio azul’ y el público interrumpe el inicio con sus aplausos, todo un rito, en nuestro Auditorio la propina habitual que culmina estos conciertos es la Gran Jota de ‘La Dolores’, de Bretón, que también fue interrumpida al sonar los primeros compases del piano. Las interpretaciones estuvieron en la línea consolidada tanto por los solistas como por el c-ro, en un programa que ya ha sonado varias veces en conciertos de este carácter, en el que se combinan la ópera y la zarzuela. Siempre brilla la finura lírica de María de Félix y Montserrat Martí, junto a la intensidad expresiva de Beatriz Gimeno, a las que corresponden la vibración larga y segura de Nacho del Río y el aplomo de Luis Santana en sus respectivas tesituras. Miguel Ángel Tapia, expertísimo en la tarea de acompañar a los cantantes y de respaldar al coro, es también una pieza imprescindible para el espectáculo, que resultó entrañable.

CONCIERTO HOMENAIE A PILAR TORRERLANCA * **

Monserrat Martí, María de Félix, Beatriz Gimeno, Nacho del Río, y Luis Santana. solistas.

Coro Amici Musicae. Miguel Ángel Tapia, piano.

Dirección: Igor Tantos.

Obras de Verdi, Puccini, Bizet, Fernández Caballero, Giménez, Serrano, Vivesves y otros.

XLIII Ciclo de Introducción a la Música. Sala Mozart del Auditorio.

Domingo, 22 de enero de 2023.

CRÍTICA DE MÚSICA Francisco Javier Aguirre 

Concierto de Navidad

Impresionante una coral que superaba el centenar y medio de voces, de todas las edades y tesituras, para interpretar la ‘Misa de los Niños«, del contemporáneo John Rutter, última sesión del año en esta temporada de Grandes Conciertas del Auditorio. la Orquesta Reino de Aragón. dirigida por Igor tintos con Vanessa García, soprano. y Thomas Jansen, barítono, más toda la masa coral de Amici Musicae, dedicaron la primera parte de la velada a esta compleja obra del músico británico Conjuntar a un colectivo vocal tan variado, aunque provenga de una misma escuela formativa, supone un esfuerzo colosal, cuyo mérito ha de atribuirse en particular a los generadores de la iniciativa -recordemos aquí a Andrés Ibiricu-, a los directores Javier Garcés, Isabel Solano, la propia Vanessa García y al actual coordinador de todo el proyecto, Igor Tantos que en este caso ha vuelto a asumir también la dirección de la Orquesta Reino de Aragón. en otra de sus lúcidas actuaciones. Todos han seguido demostrando que las iniciativas locales en el terreno de la música tienen un prometedor horizonte cuando las orienta la idea de la excelencia, que debe presidir cualquier propuesta artística con intención de continuidad. Debe destacarse la finura del sector correspondiente a la etapa de iniciación, compuesto básicamente por niñas, lo cual es un Indicio de hacia dónde van los protagonismos musicales del futuro.

La segunda parte del concierto reunió una serie de composiciones originales de Rutter o transcritas por el propio compositor, tanto de la tradición británica como de la centroeuropea, con la emblemática Silent Night -originalmente Stille Nacht, heilige Nacht-, de Frank Gruber, como faro iluminador de las fiestas navideñas desde hace más de dos siglos. Esta canción fue declarada Patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad en 2011.

CONCIERTO DE NAVIDAD ****

Músicos: Coro Amici Musicae y Orquesta DEL Reino de Aragón, Vanesa García, soprano, Thomas Hansen, barítono. Igor Tantos, director.

Obras de Rutter y Grüber.

Temporada de Grandes Conciertos 2022-2023Sala Mozart del Auditorio.

Lunes, 19 de diciembre de 2022.

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CRÍTICA DE MÚSICA Luis Alfonso Bes

Tiempo de pasión

Los Músicos de Su Alteza atacaban la monumental ‘Pasión según San Mateo’, de Bach, y la cantata dramática volvía a celebrar la pasión de Cristo por todo lo alto, interpretada por esta agrupación aragonesa, que sonó en plena forma. Dos orquestas barrocas reducidas al mínimo, una a cada lado del escenario; un coro de voces blancas situado en el palco izquierdo y, ocupando el fondo escénico, un gran coro mixto, de hombres y mujeres, subdividido, a su vez, en dos mitades independientes. Delante de ellos, una sección de viento y madera. Basta añadir los cantantes solistas para hacerse una idea de la magnitud del espectáculo. La compleja estructura polifónica brilló con intensidad desde el célebre coro inicial `Kommt, ihr Töchter’, donde el director Luis Antonio González logró una eficaz sensación estereofónica, con ambas orquestas y ambos coros mixtos dialogando entre sí y contrastando con las voces blancas. El coro infantil Amici Musicae cumplió muy bien al igual que el coro adulto. Este sonó empastado, tanto en los piano como en los ‘forte’, y logrando casi siempre el necesario equilibrio entre las voces masculinas y femeninas. Un equilibrio que alcanzó su cénit en el coro final Wir setzen uns mit Tränen nieder’. En cuanto a los solistas, una rutilante Olalla Alemán lució voz hermosa, delicada y bien proyectada. Correcto aunque algo escaso de aliento, el bajo Jesús García Aréjula. Pablo Acosta estuvo eficaz como Jesús. Muy bien, el tenor Ariel Hernández y el alto, Gabriel Díaz. Díaz se lució especialmente en su aria, “Erbarme dich…”, sobre ese `obligato’ del violín, fraseando con precisión, dominando el volumen y afinando, generalmente, bien. Excelente, el programa de mano para seguir la interpretación con el relato evangélico muy bien vertebrado vocalmente por el tenor José Pizarro.

LOS MÚSICOS DE SU ALTEZA * * * *

Programa: ‘La Pasión según San Mateo’, de J. S. Bach.

Cantantes: José Pizarro, Pablo Acosta, Olalla Alemán, Gabriel Díaz, Ariel Hernández y Jesús García Aréjula. Coros: Amici Musicae y Voces Blancas Amici Musicae.

Directores de coro: Igor Tantos e Isabel Solano.

Director: Luis Antonio González.

Temporada de Grandes Conciertos. Auditorio de Zaragoza. 4 de abril de 2022.

Zarzuela fresca y vivaz

 

Luis Alfonso Bes

Fraseo refinado, dicción diáfana, timbre hermoso, puro y rotundo, incontestable calidez expresiva y todo ello envuelto en una vistosa presencia escénica Olalla Alemán atacaba sin contemplaciones la coloratura profusa de ‘Hado infiel’, una de las arias más bellas de la zarzuela barroca “Donde hay violencia no hay culpa”, de José de Nebra, y lo hacía bien arropada por la orquesta Los Músicos de su AIteza, dirigida por Luis Antonio González. La soprano lo dio todo sobre el escenario, desplegando abundante dramatismo en el aria final ‘Mi fiera mano airada’. A dúo con Lucía Cahiuela (Colatino) ofrecieron las vivaces seguidillas de Colatino y Lucrecía. Cahiuela, buena conocedora de esta zarzuela que ya había cantado con anterioridad, tuvo una tarde especialmente brillante y, respaldada por un dominio técnico incontestable, lució su voz amplia, flexible y bien equilibrada en números como ‘Corderilla atribulada’. Números, todos ellos, convenientemente realzados por una orquesta que estuvo inconmensurable de principio a fin. A las mencionadas sopranos se unió Irene Mas Salom y juntas ofrecieron el concertante ‘Muera un tirano aleve’ en el que unieron sus voces en un flujo armónico ajustado, compacto, y bien empastado. Irene Mas, en solitario, mostró buen sentido para el canto “legato” en ‘Qué contenta el alma mía’, una hermosa aria de calado profundo del compositor aragonés. Y muy destacable, también, Eugenia Boix en ‘Dice bien / Se ve uno y otro amante’, don-de dio una lección magistral de cómo cantar un recitativo, articulando una dicción clara y logrando una comprensibilidad luminosa. Algo limitada de volumen, no obstante, en la primera octava de su voz, la de Monzón rubricó con una resolución lucida esta partitura fresca y vivaz de Nebra. Versátil la narradora y excelente trabajó del coro.

MÚSICOS DE SU ALTEZA Y CORO AMICI MUSICAE *****

Zarzuela de José de Nebra. libreto: Nicolás González.

Cantantes: Olalla Alemán, Eugenia Boix, Lucía Cahiuela, Irene Mas Salom. Narradora: María José Moreno.

Director. Luis Antonio González.

Temporada de Grandes Conciertos Auditorio Filarmónico. Auditorio de Zaragoza. 29 de noviembre de 2021.

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CRÍTICA DE MÚSICA Francisco Javier Aguirre

Música coral del romanticismo alemán

Un brillante reclamo de las trompas sobre el chispeante flujo del arpa precedió a “Es tönt ein voller Harfenklang”, la primera de las `Cuatro canciones para coro de mujeres, arpa y dos trompas, Op. 17, de Brahms. Los Amici Musicae, dirigidos por Igor Tantos, propusieron un programa denso y exigente con la colaboración de algunos solistas de la Orquesta Reino de Aragón. La combinación instrumental y vocal requirió de todos los intérpretes una gran atención al detalle, dada la sutileza de las obras del genio de Hamburgo. Las coristas, aun condicionadas por las mascarillas, solventaron los escollos de la partitura con la seguridad y solvencia habituales. Tres trombones anunciaron los motetes para coro mixto, de Bruckner, que sonaron a continuación. El primero de ellos, “Locus iste”, para coro a cuatro voces mixtas, WAB 23”, añadida ya al recital la sección masculina, tuvo una enorme capacidad emotiva. La solemnidad conceptual caracteriza la obra del músico alemán. De la densidad de su nuevo gradual ‘Os Justí, WAB 30′, precedido por el “Aequale n2 2 para 3 trombones, WAB114”, da idea la escritura para ocho voces mixtas que los Amici distribuyeron con notable precisión, dando paso a la obra conjunta “Afferentur regi, para coro a cuatro voces mixtas y tres trombones, WAB” ejecutada con la unción que inspiró a su autor. Sustituidos los bronces y el arpa por el piano, llegó la tercera parte del concierto, que abordó los ’18 Lieberlieder Waltzes para coro y piano a 4 manos, Op. 52’, de Brahms. Ocuparon el teclado Sabina Erdozáin y Miguel Ángel Tapia en una afortunada combinación que ofreció a la audiencia una de las facetas festivas del siempre complejo autor. El ritmo, entre académico y popular de la obra, en su docena y media de expresiones, sirvió de contraste a la religiosa solemnidad de la fase anterior.

CORO AMICI MUSICAE ****

Coro Amici Musicae, Sabina Erdozáin, Miguel Ángel Tapia e instrumentistas de la Orquesta Reino de Aragón.

Igor Tantos, director.

Obras de Brahms y Bruckner.

Ciclo Vuelve al Auditorio. Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza. Lunes, 21 de junio de 2021.

Dos obras cumbre

Francisco Javier Aguirre

Nueva sesión del 40 Ciclo de Introducción a la Música, con la Orquestra Filharmònica de la Universitat de València y el Coro Amici Musicae. Extraordinaria la partitura de Prokofief creada en 1938 para una película de Eisenstein exaltando las proezas del héroe ruso Alexander Nevsky, que intentaba detener la invasión de los mongoles en el siglo XIII.

Inicio tenebroso con el metal, creando un ambiente opresivo, de gran profundidad cromática, para dar paso seguidamente a la canción del héroe en las voces siempre consistentes de los Amici, que dirige Igor Tantos. Todo bajo la batura rigurosa y expresiva de Beatriz Fernández, que matizó cada episodio de la Cantata con gesto amplio en los tutti y sosegado en los momentos líricos. El combinado instrumental y vocal sonó cohesionado y deciso marcando bien las inflexiones melódicas, sin caer nunca en el estrépito, riesgo a tener en cuenta en toda composición épica.

Impresionante el solo de la tuba en el episodio titulado “La batalla en el hielo”. El canto fúnebre, penúltimo número de la “Cantata”, fue interpretado por la mezzosoprano Ekaterina Antipova con una limpia, poderosa y bien modulada voz. La apoteósica entrada de Alexander Nevsky en Pskov, tras la batalla, fue la culminación jubilosa de la obra en la que la conexión vocal-instrumental volvió a funcionar de forma excelente.

Del Shostakovich más “oficial” escuchamos en la segunda parte su “Sinfonía nº 12, en Re menor, op.112”, subtitulada “El año 1917”, dedicada a Lenin, en la que ensalza la coyuntura bélica de ese año. La orquesta volvió a mostrarse contundente, sin estridencias, con estudiado encaje entre sus familias instrumentales. La partitura exige un elevado rigor interpretativo y la elaboración de un color definido pero flexible, que la directora consiguió extraer con gesto enérgico y atento al detalle.

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ORQUESTA FILHARMÒNICA DE LA UNIVERSITAT DE VALÈNCIA Y CORO AMICI MUSICAE  ****

Ekaterina Antipova, mezzosoprano

Directores: Beatriz Fernández e Igor Tantos.

Obras de Prokofief y Shostakovich

40 Ciclo de Introducción a la Música. Sala Mozart del Auditorio. Domingo, 1 de marzo de 2020

 

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CRÍTICA DE MÚSICA Luis Alfonso Bes


Zarzuela y jota se dan la mano


Bajo el título Antológica zarzuela’ se presentaba una gala mixta, con piezas vocales, un excelente grupo de jota alrededor del bailarín Miguel Ángel Berna, contra-bajo, percusión y con Miguel Ángel Tapia al piano, quien acompañó en un esforzado maratón pianístico a un cartel heterogéneo encabezado por la soprano Montserrat Martí Caballé. Martí cantó con voz timbra-da de brillos metálicos, que lució bien dotada de equili-brio entre sus registros desde los graves a los agudos, de volumen indefinido dada la potente amplificación de todo el espectáculo. Articuló sus piezas con expresi-vidad notable, especialmente ‘Bendita cruz’, de Penella con buen trabajo del pianista, y ‘Me llaman la primoro-sa’, de Giménez y Nieto. Impecable, su veloz `silabato’ en ‘El dúo de la africana’ junto a Nacho del Río. Del Río exhibió voz amplia y dotada de prestancia, especialmente en la notas centrales y mostró un desta-cable sentido del fraseo, sobre todo en sus números en solitario como la sobrecogedora jota chesa `S’ha feíto de nuei’, de J. Lera, o ‘Pulida magallonera’. Así mismo, Luis Santana lució agudos baritonales luminosos y estuvo especialmente vehemente en ‘Canto a Murcia’, de E Alonso, emocionando con voz poderosa y rotunda al igual que en la `Canción húngara’, de J. Serrano. Versátil y con rasgos similares, afinada y bien articu-lada en general se mostró Beatriz Gimeno, que lució buenas dosis de tronío y desparpajo tanto en el ‘Tango de la Menegilda’, de Gimeno, como en ‘La chulapona’, de Moreno Torroba. El coro cumplió adecuadamente con su misión si bien sonó asordinado por las necesarias mascarillas. Grandísima la jotera Beatriz Bernad y muy imperioso Miguel Ángel Berna, quien bailó una recreación de la jota aragonesa ofrecida en un envoltorio de plasticidad y fuerza expresiva muy destacables.
‘ANTOLÓGICA ZARZUELA’ * * * * Programa: piezas de Bretón, Chueca, Valverde, Serrano, Penda, Fdez. Caballero, Moreno Torroba, Vives, Giménez, Nieto, Alonso y Lera. Cantantes: M. Martí , B. Girneno, N. del Río, L. Santana. Coro: Amici Musicae. Piano y director. M. A. Tapia. Grupo de jota: Rai-ces de Aragón con B. Bemad y M. A. Berna. Auditorio de Zaragoza, 14 de octubre .

Abundante equilibrio orquestal

 Estaba recién compuesta. Cuando el Auditorio se inauguró en 1994, “Cantos de pleamar” acababa de ser escrita por Antón García Abril y anteanoche volvía a sonar neta en el vigésimo quinto aniversario de la instalación municipal. La cuerda de la Orquesta Reino de Aragón atacaba decidida la partitura del turolense marcada por armonías de indefinición tonal que incorporan la disonancia, a veces arropada de posibles imprecisiones en la afinación. La ORA, sin embargo, recreó eficazmente las referencias mediterráneas sugeridas por esta obra de un García Abril que será ante todo recordado por sus exitosas bandas sonoras de series televisivas como “El hombre y la tierra”.

Y llegó el momento de Beethoven. En programa, su monumental “Novena Sinfonía”. El director, Ricardo Casero, sin partituras, lanzó a sus huestes sobre el allegro inicial impregnándolo de la relativa solemnidad que prescribe la partitura. Casero, concienzudo marcando el tempo, obtuvo abundante equilibrio orquestal y trazó planos sonoros nítidos y bien definidos. Luego, la agrupación aragonesa brilló en el “molto vivace” proyectando con fuerza el denso espíritu de una de las obras más inspiradas de la historia de la música. Muy bien articulados esos pasajes fugados iniciados por los primeros violines y tomados, sucesivamente, por segundos y violas. E intachable la cuerda arropando a los clarinetes en la luminosa melodía que abre el tercer movimiento donde, no obstante, en su final hubo pasajes que pudieron tener mayor trapío.

Muy buen trabajo del coro y cuarteto solista, que subieron la temperatura emocional en el movimiento final, iniciado magníficamente por  los graves orquestales en “pianissimo”. Y logradamente solemne, el coro en ese emblemático “Freude, schöner Götterfunken…”, de la “Oda a la alegría” de Schiller.

ORQUESTA REINO DE ARAGÓN ****

Programa: “Cantos de pleamar”, de A. Garcia Abril. “Sinfonía nº 9 en re menor, opus 125, Coral” de L. v. Beethoven y textos de F. Schiller.

Coro: Amici Musicae. Cantantes solistas: V. García, B. Gimeno, F. Corujo, e I. Galán.

Director de Coro: Igor Tantos. Director: Ricardo Casero

Concierto XXV Aniversario del Auditorio de Zaragoza. 4 de octubre de 2019

 

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Romanzas, arias y coros de ópera y zarzuela

 

Francisco Javier Aguirre

Nueva sesión del 39 Ciclo de Introducción a la Música, dedicada a solos, dúos v coros de famosas óperas y zarzuelas. Miguel Ángel Tapia, al piano, inició la llamada al ‘Coro de esclavos’ de `Nabucco’, de Verdi, mientras los Amici Musicae descendían por los laterales del patio de butacas hasta situarse en torno al piano en formación escénica. Luis Santana, barítono, interpretó a continuación el aria ‘Di Proveo de ‘La Traviata’, de Verdi, poniendo la emoción nostálgica que el texto inspira. Sonoridad redonda y afinación segura. Beatriz Gimeno, mezzosoprano, cantó la ‘Seguidilla’ de `Carmen’, de Bizet, con la soltura y gracejo requeridos. El tenor Nacho del Río, que va dominando el tránsito de la jota a la lírica, cantó “Il lamento de Federico”, de `L’Arlesiana’, de Cilea. Su registro sigue resultando en exceso rígido para textos que exigen mayor flexibilidad. Llegó la cabeza de cartel, Montserrat Martí, y regresaron Verdi y su ‘Traviata’ en el aria ‘É stranno’. Voz poderosa, de registro amplio, con un punto de agresividad en los agudos. El maestro Tapia, ducho en el acompañamiento, cumplió con su habitual eficacia. Siguieron tres nuevas referencias a Verdi y una a Mozart, con su ‘Don Giovanni’ El dúo formado por mezzosoprano y barítono resultó compensado, mejorando la anterior intervención paralela de soprano y tenor. La segunda parte recogió 13 fragmentos de zarzuelas de Alonso, Penella, Luna, F. Caballero, Sorozábal, M. Torroba, Vives, Arrieta, Barbieri y Guerrero. Simpática la puesta en escena de ‘Los nardos’, de ‘Las Leandras’, a cargo de la sección femenina del Coro repartiendo sonrisas y flores entre el público. Destacaron el coro de ‘Bohemios’ (Vives), con la participación de Santana, y el `Brindis’ de `Marina’ (Arrieta). Propina final, clásica, con todo el elenco, en la gran jota de `La Dolores’ (Bretón).

 

GRAN GALA LÍRICA ***

Montserrat Martí, soprano; Beatriz Gimeno, mezzosoprano; Nacho del Río, tenor, Luis Santana, barítono; Miguel Ángel Tapia, piano. Coro Amici Musicae del Auditorio de Zaragoza. Igor Tantos, director. Obras de Verdi, Bizet, Mozart, Alonso, PeneIla, Luna y otros. 39 Ciclo de Introducción a la Música. Auditorio de Zaragoza. 4 de febrero de 2019

 

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Excelente inicio de ciclo

 

Luis Alfonso Bes

Ahí estaban de nuevo. La Orquesta Sinfónica Ciudad de Zaragoza protagonizaba otra gran interpretación de la obertura de la ópera ‘Guillermo Tell’, de G. Rossini. Si la semana pasada lo hacía en su Concierto de Año Nuevo, en esta ocasión inauguraba el 39 Ciclo de Introducción a la Música, ya sin Ruth Iniesta y sin el ballet de Lamov. La orquesta zaragozana estuvo precisa y ajustada, protagonizando una expresión artística cuajada de planos orquestales y voces instrumentales de alta definición, articuladas con dominio bajo la dirección de Juan Luis Martinez, quien dirigió sin partituras como es su costumbre. Martínez extrajo todo el carácter sinfónico latente en la partitura del belcantista Rossini. Virtudes que fueron mantenidas en el resto del programa, especialmente en el ‘Vals triste’, de J. Sibelius. El tenor Jorge Franco puso la carne de gallina al respetable con esa cavatina de la ópera ‘Romeo y Julieta’, de Ch. Gounod. Créanme que no se puede cantar con más corazón del que puso el tenor aragonés en esta aria. Franco dominó el ‘fiato’ hilvanando una línea de canto no solamente precisa sino, además, cargada de fuerza expresiva y sentimiento. Cualidades a las que añadió su facilidad en los agudos para triunfar en ‘Á mes amis’, de la ópera ‘La filie du régiment’, del también belcantista G. Donizetti. Hubo momentos de indudable tirón popular como la original exhibición virtuosística de xilófono en ‘Recordando el circo Renz’, de G. Peter, a ritmo pautado por la tuba, bajo la dirección geométrica de un Martínez que lo controló todo. Incluso al coro, situado heterodoxamente de espaldas al director, al frente del escenario en el ‘Coro de gitanos’ de ‘Il Trovatore’, de G. Verdi. Valses y polcas completaron un programa refinado de orquesta y coros en un excelente inicio de ciclo.

 

ORQUESTA SINFÓNICA CIUDAD DE ZARAGOZA *****

Programa: selección de piezas de ópera, valses polcas de G. Rossini, J. Sibelius, Ch. Gounod, G. Peter, G. Verdi, Johann Strauss hijo, Josef Strauss, P. I. Chaikovski y G. Donizetti.

Tenor: Jorge Franco. Coros: Amici Musicae.

Director: Juan Luis Martínez.

39 Ciclo de Introducción a la Música. Auditorio de Zaragoza. 6 de enero de 2019.

La gran familia

 

 

Juan Carlos Galtier

Los coros Amici Musicae son una gran familia y como tal se juntaron este martes a celebrar una fiesta de Navidad con todos sus ingredientes, pero son mucho más. Amici Musicae es el buque insignia del canto coral en Aragón y quizás el mejor exponente a nivel social de la importancia del Auditorio en la cultura no solo de Zaragoza sino de Aragón. Tras casi 30 años Amici ha reunido a miles de personas a su alrededor que han hecho cultura con calidad y esfuerzo, que han llevado esa cultura a todas las capas sociales y que han llevado el nombre de Zaragoza por importantes escenarios; por todo ello merecen todos los reconocimientos visto lo visto el lunes en el escenario de la sala Mozart. Abrió la tarde la estupenda cantera de la que los Amici pueden lucir. El coro de iniciación estuvo sensible y disciplinado en el precioso cuento con música de Elberdin y el coro infantil volvió a demostrar ser un auténtico referente de cómo hacer bien las cosas. Ambos estuvieron dirigidos por esa grandísima profesional de sonrisa perenne que es Isabel Solano. La sorpresa para muchos fue el fantástico momento que vive el coro juenil de Amici, que presentó un repertorio tan bello como comprometido del que salió verdaderamente triunfante. Se nota el fantástico trabajo y enganche con sus chicos que tiene Javier Garcés. Pero la fiesta no podía acabar sin el coro adulto, que se enfrentó a un repertorio con más swing de lo habitual, también con muy buenos resultados. Se empieza a notar el buen trabajo y la buena sintonía con su profesora de técnica vocal (la soprano Vanesa García, que tuvo varias intervenciones solistas muy acertadas) y con su nuevo director musical, Igor Tantos. Parece que vienen muy buenos tiempos para la vida musical de Amici, esperemos estar todos a su altura.

 

COROS AMICI MUSICAE DEL AUDITORIO DE ZARAGOZA ****

Coro de iniciación e infantil: I. Solano, director. Coro juvenil: J. Garcés, director. Coro adulto: I. Tantos, director. J. Montañes, piano. B. Trébol, narradora. Repertorio navideño,

Martes 18 de diciembre de 2018. Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza. Unas 1200 personas.

 

 

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El joven Toldrá y el maduro Beethoven

 

 

Francisco Javier Aguirre

Siempre solvente la Orquesta de Cadaqués, fue dirigida en esta ocasión por Antoni Witt, quien guió a los músicos en la elaboración de las mel-días frescas, flexibles, idiomáticas y sensitivas de Eduardo Toldrá, en su ‘Suite en Mi’. Una pieza de resonancias populares catalanas, aun dentro de un impecable academicismo, que los de Cadaqués supieron trasladar del pentagrama a las ondas sonoras con acierto.

Declarada finura expresiva en los pasajes con predominio de la madera, respaldada por una cuerda bien conjuntada en episodios llenos de sensibilidad, notablemente en el ‘Andante un poco mosso’, tercer movimiento de la Suite. El Allegro con brio’ final, abierto con enérgica elegancia por los metales, completó el ambiente, entre romántico y nacionalista, que caracteriza a esta obra primeriza, pero consistente, del músico catalán. Tras el enjundioso primer movimiento de la `Sinfonía nº 9, en Re m, Op. 125′, de Beethoven, con la orquesta organizando sus oscilaciones tonales con notable equilibrio, llegó el ‘Moho vivace’, segundo movimiento, en el que adquieren protagonismo los solistas instrumentales, incluido el timbal, con diálogos diáfanos y expresivos, arropados por un conjunto orquestal cuyas modulaciones y volumen fue dosificado con acierto por el director. Witt elaboró un cantabile altamente sugestivo en el apacible tercer movimiento, jugando con el crescendo de la cuerda en sus registros medios. En el cuarto movimiento, fue espectacular la llamada inicial del barítono Stephan Klemm, que el clarinete solista respaldó con un ligero desfase. Poderosa también la aportación de Timothy Richards, y meritorias las intervenciones de Christiane Libor y Olesya Petrova. El coro Amici Musicae, dirigido por Igor Tantos, ejecutó con firmeza y conjunción la partitura a su cargo, bien armonizado con la orquesta.

 

ORQUESTA DE CADAQUÉS ****

Intérpretes: Christiane Libor, soprano, Olesya Petrova, mezzosoprano, Timothy Richards, tenor, Stephan Klemm, barítono, Antoni Witt, director.

Obras de Todrá y Beethoven.

XXIV Temporada de Grandes Conciertos de Otoño.

Sala Mozart del Auditorio. 21 de noviembre de 2018.

 

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Carmen seductora, rutilante Micaela

 

 

Luis Alfonso Bes

Irena Parlov cantó bien y fue una Carmen seductora. La protagonista, de buena presencia escénica, lució timbre oscuro y consistente, con graves sólidos y agudos seguros en general. En su habanera estuvo convincente y entregada. Al igual que en `Prés des remparts…’, donde mostró buen equilibrio entre registros y consiguió aplausos a escena abierta de un público dispuesto a disfrutar de la ópera, en una de las raras ocasiones que para ello se dan en Zaragoza últimamente. La música de Bizet necesita una orquesta tan amplia como la ORA para transmitir toda la luminosidad de esta partitura. Por ello, Ricardo Casero, desde el podio, logró recrear atmósferas sonoras tan destacadas como esa aria de la flor de Don José, el tenor. Ahí estaba Javier Agulló, sustituyendo al inicialmente anunciado Aljaz Farasin, y que demostró no estar en su mejor noche. Agulló estuvo reiteradamente impreciso en la afinación y escaso de ardor interpretativo con un fraseo poco definido en bastantes ocasiones. El tenor lanzó su dúo con Micaela, una rutilante Anastassiya Kozhukharova, que estuvo soberbia. Kozhukharova, de voz flexible y dulce y fraseo depurado, entusiasmó al público en su aria ‘Je dis…’, que cosechó las mayores ovaciones de la tarde. Vicente Antequera, Escamillo, se mostró generalmente ajustado con la orquesta en la canción del toreador y, aunque ocasionalmente limitado de volumen, estuvo correcto en la afinación. Destellos de excelencia en el coro, no así en la escenografía, con proyecciones sobre un escenario algo desangelado. Resultó algo falto de cohesión el recurso al anacronismo, que saltó desde el Lilas Pastia, convertido en club setentero, hasta la fría intemperie -originalmente una abrupta serranía-, con las mujeres echando las cartas. Muy destacado el bailarín y los comprimarios.

 

‘CARMEN’ ***

Ópera de G. Bizet con libreto de L. Halévy y H. Meilhac. Cantantes: Irena Parlov, Javier Agitó, Anastassiya Kozhukharova, Vicente Antequera, Ariadna Martínez, Beatriz Gimeno, Boni Carrillo y Boro Giner. Coros: Amici Musicae. Bailarín: Juan Carlos Sánchez. Orquesta: Reino de Aragón. Dirección escénica: Kike Llorca. Dir. musical: Ricardo Casero. Compañía: ORA Lírica. Auditorio de Zaragoza. 9 de marzo de 2018.

 

 

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Música para todos

 

 

Juan Carlos Galtier

El Ciclo de Introducción a la Música muestra una envidiable salud, el público le es fiel y cada domingo más de 1500 personas se juntan a disfrutar de gran música en vivo. La programación de este mes de marzo es ejemplar, con producciones sinfónico corales (e incluso operísticas, como el domingo que viene), que tienen mucho de lo que desde hace décadas es este ciclo: un estupendo escaparate para lo que ahora se llama talento local y para proyectos con un marcado carácter colaborativo con un buen estándar de calidad.

El concierto de este domingo fue la habitual visita de la Orquesta Filarmónica de la Universidad de Valencia y su también habitual colaboráción con los coros del Auditorio Amici Musicae. El concierto comenzó con Snowman’, de la compositora Amparo Edo, en la que intervino el coro infantil de Amici junto al coro La Nau de la Universidad de Valencia. La obra de Edo es muy amable y de fácil escucha aunque con un registro grave para el coro infantil; suerte que Hilario García mimó a los niños para que se pudiera lucir el buen trabajo realizado. Tras los niños fueron los mayores de Amici quienes salieron triunfadores en las comprometidas danzas polovstianas de Borodin. Especialmente bien las sopranos en sus partes mas melódicas y bien en general todo el coro, que superó con potencia adecuada el reto, todos bajo la atenta batuta del maestro García

Gázquez, que supo dotar al conjunto del necesario equilibrio. Y después de esto aún nos quedaba nada más y nada menos que la ‘Sinfonía fantástica’ de Berlioz. Es un reto importante afrontar esta obra con una joven orquesta y la universitaria valenciana lo superó gracias a una importante entrega, un trabajo previo sólido y sobre todo gracias a tener al frente a un buen profesional de la dirección como es Hilan García Gázquez.

 

FILARMÓNICA DE VALENCIA Y CORO AMICI MUSICAE ***

Orquesta Filarmónica de la Universidad de Valencia. H. García Gázquez, director. Coral Lanau de la Universidad de Valencia. M. Perales, director. Coros infantil y adulto Amici Musicae del Auditorio de Zaragoza. I. Solano, E. Ruiz y J. Garcés, directores. Obras de A. Edo. A. Borodin y H. Beriloz.

Domingo, 4 de marzo de 2018. Sala Mozart del Auditorio. Unas 1600 personas.

 

 

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Murmullo de flautas y clarinetes

 

 

Luis Alfonso Bes

Sonaron las ‘Voces de la mañana’ Y la flauta, bucólica al máximo, repartió música luminosa y expandió una de las melodías más populares de la partitura Peer Gynt de Edvard Grieg. Una partitura compuesta para acompañar el poema dramático de Henrik Ibsen. El brazo izquierdo en alto del director Juan Luis Martínez exigía volumen a la sección de viento en el crescendo, para sugerir la salida del sol. Muy poética, la intervención de los violonchelos y la trompa, y muy sugerente ese tema repetido sobre murmullo de flautas y clarinetes mostrando el despertar de la naturaleza Antes. se había lucido la viola en su solo del primer acto, protagonizando ese vistoso pasaje en dobles cuerdas, como también hizo, luego, el violín concertino. Rotundo el sonido oscuro del fagot, que introducía marcha de ‘La mansión del rey de la montaña’ con sus diecinueve repeticiones cada vez más frenéticas e intensas. Una marcha que evocaba el momento en que los Trolls, ogros de las montañas, atacan a Peer Gynt. Y la sección de primeros violines casi logró salir indemne en su arriesgada “particella” de la ‘Danza de Anitra’. Un ‘tempo di mazurka’ que constituye una pequeña obra maestra de orquestación. La soprano Nina María Fischer estuvo fantástica en sus apariciones y lució su voz dulce y, a la vez, potente. Una voz bien impostada y dotada de acento intenso y amplitud sonora importante, que reguló notablemente siendo capaz de alcanzar matices delicados y tiernos. Fischer, además, mostró magnetismo escénico y estuvo bien secundada por el coro femenino. Magnifica, la cantante alemana tanto en ‘Canción de Solveig’. como en ‘Canción de cuna de Solveig’. que contó con una delicada introducción a cargo de la Sinfónica Ciudad de Zaragoza. Muy destacable ese coro a capa y también los actores Gema Cruz y Chavi Bruna.

ORQUESTA SINFÓNICA CIUDAD DE ZARAGOZA  ****

Programa:  “Peer Gynt Musica de EEdvard Grieg sobre el poema dramático de Henrik Ibsen

Soprano: Nina Mª Fischer. Actores: Gema Cruz y Chavi Bruna

Coro: Amici Musicae

Selección textos: A. Pablo

Dirección coro: E. Ruiz y J. Garcés

Dirección: Juan Luis Martínez

Auditorio de Zaragoza. 10 de febrero de 2018

 

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Buenas dosis de arte lírico

 

 

Luis Alfonso Bes

Nacho del Río atacó ‘Una furtiva lagrima’, de Gaetano Donizetti, una de esas arias inefables con las que los teatros se vienen abajo si suenan rotundas. Del Río, que ha evolucionado del mundo de la jota al de la lírica, la resolvió con buenas dosis de arte, aunque le faltó coronarla con una pizca más de aliento en su final. El tenor aragonés se había estrenado con `Lunge da lei…’, de Giovanni Verdi tras la introducción del piano con una concepción libre del tempo a cargo de Miguel Ángel Tapia, exdirector del Auditorio. El bilbilitano mostró una voz amplia y dotada de notable prestancia, especialmente en la notas centrales, con equilibrio notable entre sus diferentes registros, si bien nos quedamos sin catar su posible do de pecho, al unísono con la soprano Montserrat Martí, en el `duetto”0 soave fanciulla’ del primer acto de ‘La bohéme’, de Giacomo Puccini. Un agudo no escrito en la partitura, pero frecuente y espectacular.

Del Río, de vibrato rápido, mostró un destacable sentido del fraseo y un ‘fiato’ cada vez más depurado tanto en solitario como a dúo con Montserrat Martí Caballé y Beatriz Gimeno. Martí dominó bien, en general, la línea de canto, incluso en muchos de los ‘forte’ controlando moderadamente la afinación sobre todo en su repertorio operístico. Bien articulado ese ‘Je veux vivre’, de Ch. Gounod. Y estuvo especialmente inspirada en Lakmé’, de L. Délibes, a dúo con la mezzo Beatriz Gimeno, que sonó empastado y lírico. Gimeno, que ha ganado intensidad en esas notas graves de mezzo estuvo correcta y bastante afinada, y destacó con ‘Mon coeur creciéndose a medida que avanzaba esta hermosa aria de C. Saint-Saéns. Buen trabajo, en general, de Tapia al piano que afrontó con arrojo la larga maratón lírica. Y muy notable el coro, sobre un escenario bien provisto de micrófonos.

 

MARTÍ, B. GIMENO Y N. DEL RÍO ***

Selección de piezas de ópera y zarzuela. Donizetti, Verdi, Puccini, Gounod, Delibes, Saint-Saéns, Bizet, Barbieri, Giménez, Moreno Torroba, Fernández-Caballero, Chapí, Serrano, Chueca,Luna, Penella y Sorozábal.

Piano: M. Á. Tapia.

Coro: Amici Musicae. Auditorio de Zaragoza. 1.900 personas. 28 de enero de 2018.

 

Inmenso Requiem

 

Juan Carlos Galtier

El concierto de ayer en Zaragoza fue una “parada en casa” dentro de la importantísima gira que ha llevado al coro Amici Musicae del Auditorio de Zaragoza a presentarse en las tres plazas más importantes de la península:Lisboa, Barcelona y Madrid, logrando un éxito sonado y muy merecido. El coro se presentaba junto a la Orquesta de Cadaqués bajo la batuta magistral de Gianandrea Noseda y comenzó con la recuperación del Stabat Mater de Josep Pla. Esta línea de recuperación de repertorio español es otro de los grandes aciertos de la Orquesta de Cadaqués y, en este caso, se nos presentó una obra muy grata de escuchar que además contó con la solvente soprano griega Christina Poulitsi, quien fue un acertado complemento al plato fuerte que todos estábamos esperando.

Este jueves en el Auditorio de Zaragoza oímos un Requiem de Mozart que habría triunfado en cualquier escenario del mundo por nivel orquestal, coral, por un cuarteto de solistas compacto y acertadísimo y por la dirección de una de las batutas más interesantes del momento.

Nuestros Amici se enfrentaban a una obra que conocen y aman y el resultado fue óptimo: la afinación impecable, el empaste logradísimo y el trabajo acertado de cada una de las cuerdas le brindaba a Noseda el instrumento pintiparado para construir un gran Requiem.

La Orquesta de Cadaqués volvió a ser el lujo que ya conocemos con una cuerda compacta y ágil, unas maderas sin tacha alguna y unos metales que se integraron a la perfección en el color orquestal.

Los solistas cumplieron a la perfección. Pero todo esto no hubiera llegado a lo sublime sin la mano de un gran maestro como Noseda. Su lectura del Requiem es profundamente teatral pero, a la vez, alejada de cualquier concesión romántica, es decir, una gran versión puramente mozartiana.

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ORQUESTA DE CADAQUÉS. CORO AMICI MUSICAE DEL AUDITORIO *****

Director: Gianandrea Noseda

Poulitsi, soprano; K. Bradic, mezzo; S. Davislim, tenor; bajo, T. Hakala

Ruiz y J. Garcés, directores del coro

Obras de J. Pla y Mozart

Jueves, 14/12/2017. Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza. Unas 1600 personas.

 

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Sobresaliente 5ª de Beethoven

 

 

Francisco Javier Aguirre

Interesante la obertura que escribió Ramón Carnicer para el estreno en Barcelona de ‘Il barbiere di Siviglia’, de Rossini, en 1818. Con ella se inició el concierto de la Orquesta de Cadaqués, dirigida por Gianandrea Noseda, haciendo prólogo a una sesión memorable que enseguida fue a las inspiraciones beethovenianas con la `Fantasía coral, para piano, coro y or-questa, en do menor, Op. 80′. Un preciso control de las inflexiones y una gradación del volumen consiguieron una lectura muy expresiva. Enrique Bagaría, al teclado, recalcó la sonoridad, reforzando el sentido temático de la partitura hasta la sutil entrada en juego de la orquesta. La exposición de la melodía que anticipa la universal ‘Oda a la alegría’ de la 9ª, apareció con cierto espíritu de provocación, en el mejor sentido del término, floreando las variaciones requeridas hasta la llegada de las voces. Sobresaliente la intervención del coro Amici Musicae, plenamente integrado con solistas y orquesta.

La ‘Sinfonía nº 5, en do menor, Op. 67′ ocupó la segunda parte del concierto. Arrancó con ímpetu y una especial brillantez, resaltando Noseda el ritmo del `allegro’ con brío. Cuidando las texturas y los controles, hizo lucirse al oboe solista, al fagot y a los restantes vientos en sus protagonismos. La desatada energía del primer movimiento dio paso a un horizonte más sosegado en el segundo, ‘andante’. Muy efectivos los cierres de los contrabajos en la coda del tema y su repetición. De nuevo el diálogo de las maderas solistas reveló la enorme capacidad del director para ensamblar ritmos y melodías. Bien conseguidas las modulaciones en los ‘tutti’, sincopando levemente las conclusiones. Ataques bien definidos de singular expresividad en el `allegro’ del tercer movimiento. Apoteósico el final. Un concierto muy jaleado y con prolongados aplausos. Sin propinas.

 

ORQUESTA DE CADAQUÉS *****

Enrique Bagaría, piano. Danesa García, soprano, Beatriz Gimeno, mezzosoprano, Elena Ruiz, contralto, Pedro Calavia y Jesús Quilez, tenores, Fernando Hernández, bajo. Coro Amici Musicae. Elena Ruiz y Javier Garcés, directores del Coro. Gianandrea Noseda, director. Obras de Carnicer y Beethoven .

XXIII Temporada de Grandes Conciertos de Primavera 2017 Sala Mozart del Auditorio.

Lunes 22 de mayo de 2017.

 

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Ganando el desafío operístico

 

 

Luis A. Bes

Verónica Tello, una Mimí de timbre cálido, con notable equilibrio entre registros y volumen generoso, atacaba ‘Si. Mi chiamano Mimi’ con sensibilidad, filando bien las notas. Tello expandió bien la voz, ascendiendo sin dificultad a ese la natural agudo. Y ganó impulso artístico en otro de los momentos estelares de esta ópera del mejor Puccini: ‘Donde lieta usci’. Un aria vocalmente exigente cantada por una Verónica Tello crecida, que alcanzó un lirismo muy destacable. Su dúo `Dunque é proprio finita?’ sonó hermoso junto a Rodolfo, el tenor Vicent Romero. Romero, de voz aérea y dicción clara, exhibió fraseo bien depurado y afinación precisa en la muy popular aria ‘Che gelida manina’, que coronó con ese do agudo impecable. Una nota que, sin embargo, luego, desde fuera de escena, al final del primer acto, a dúo con Mimí, quedó algo cortada. La producción de la ORA concluía en el Auditorio su gira contando esta vez con el buen trabajo de su coro residente, del que una densa masa de coralistas, en el segundo acto, ponía a prueba de carga la estructura escénica ingeniada para la ocasión. Una estructura que intentaba paliar la carencia de caja escénica y foso orquestal, imprescindibles en todo coliseo operístico. En medio del frenesí, la soprano Federica di Trapani, captó la atención con dominio en su vals `guando m’en vo’, cediendo luego el protagonismo a Marcello, el barítono Vicente Antequera, en un logrado momento musical felizmente arropado por la orquesta dirigida por un gran Ricardo Casero. Conmovedor el bajo Boni Carrillo, Colline, en su `cantabile”Vecchia zimarra, senti’. Y buen trabajo de los barítonos -valencianos al igual que el resto del elenco masculino- Lluís Martínez y Boro Giner. El desafío escénico fue resuelto eficazmente, en general, recurriendo a proyecciones en pantalla.

‘LA BOHÉME’ ****

Ópera de G. Puccini. Libreto: G. Giacosa y L. Illica. Cantantes: V. Tello, V. Romero, F. di Trapani, V. Antequera, B. Carrillo, a Martínez, Boro Giner y J.M. Delicado.

Coro: Amici Musicae. Orquesta: Orquesta Reino de Aragón (ORA). Dir. escénico: K. Llorca.

Dir. musical: Ricardo Casero. Lugar: Auditorio de Zaragoza. Fecha: 11 de marzo de 2017.

 

 

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Ópera y zarzuela hermanadas

 

 

Francisco Javier Aguirre

Como viene siendo habitual en los ciclos de Introducción a la Música organizados por el Auditorio durante los domingos de invierno, se ofreció en la sesión matinal de ayer un recital de ópera y zarzuela integrado por algunos coros, arias, romanzas, dúos y concertantes de ambos géneros. Al piano, Miguel Ángel Tapia, con la entrega y buen hacer habituales, y a las voces, la soprano Montserrat Martí, la mezzosoprano Beatriz Gimeno, el tenor Nacho del Río y el coro Amici Musicae que preparan y dirigen Elena Ruiz y Javier Garcés. Tras la ceremoniosa aparición en escena del coro para interpretar el imperecedero ‘Va pensiero’ de `Nabucco’ (Verdi), la soprano lució su vigor interpretativo en Signore escolta’, de Turandot (Puccini). La ‘Habanera’ de ‘Carmen’ (Bizet) estuvo a cargo de Beatriz Gimeno. Secundada por el coro, bordó la pieza con su estilo vibrante y una voz carnosa, flexible y bien timbrada. El tercer solista, Nacho del Río, que ha hecho notables progresos en su tránsito de jotero a tenor, puso voz a un fragmento de Varlesiana’ (Cilea). En un programa bien concebido, adecuadamente pautado y con algunas novedades respecto a los recitales tópicos, se fueron sucediendo fragmentos pertenecientes a títulos señeros en el mundo de la ópera: `Las bodas de Fígaro’ (Mozart), ‘Il trovatore’ (Verdi), ‘Tosca’ (Puccini) ‘Sansón y Dalila’ (Saint-Saéns) y ‘La Traviata’ (Verdi). A resaltar la emotividad con que Beatriz Gimeno interpretó el aria ‘Mon coeur s’ouvre á ta voix’, de Saint-Saéns La segunda parte estuvo dedicada a la zarzuela. De nuevo, autores y títulos sobradamente conocidos, de Fernández Caballero a Pablo Sorozábal, del ‘Dúo de la africana’ a `Katiuska’, con sucesivas intervenciones de un elenco bien avenido. Final apoteósico con el reclamo patriótico de la ‘Jota’ de ‘La Dolores’.

‘LA ÓPERA Y LA ZARZUELA’ ***

Montserrat Martí, soprano; Beatriz Gimeno, mezzosoprano; Nacho del Río, tenor; Miguel Ángel Tapia, piano y el coro Amici Musicae.

Directores del coro: Elena Ruiz y Javier Garcés Obras de Mozart, Verdi, Cilea, Puccini, Bizet, Serrano, Guerrero, Vives, Sorozábal, Bretón y otros.

37 Ciclo de Introducción a la Música. Sala Mozart del Auditorio. Domingo, 22 enero de 2017.

 

 

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Año Nuevo con esencias de ópera

 

 

Luis Alfonso Bes

Crecía en expresión por momentos, progresivamente, bajo la dirección expansiva de Juan Luis Martínez. La orquesta desgranaba con fuerza la célebre polonesa que inicia el tercer acto de la ópera ‘Eugene Onegin’, de P. I. Chaikovski, en una sala Mozart llena y engalanada de flores para el Concierto de Año Nuevo. Esta primera cita clásica de 2017 había comenzado con el ‘Vals España’, de E. Waldteufel, el mismo que el director Mariss Jansons ofreció en el Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena en 2016. Un vals con marcados aires de jota, que anteanoche sonaron con ambición moderada en esos arcos de los violines. Arcos que luego irían ganando compromiso interpretativo en el vals del ballet ‘La bella durmiente’, de Chaikovski, a las órdenes de un Martínez que, dirigiendo sin partituras, imperó con dominio incontestable en piezas corno ‘Marcha de oriente’, de Johann Strauss hijo. Magnífica, también, ‘Oro y plata’, de E Lehar, plena de equilibrio orquestal, al igual que en ‘Granada’, de A. Lara, con la que el tenor Eduardo Aladrén rindió al público ofreciendo muy altas dosis de pasión. Pasión que mantuvo el cantante aragonés en refinados números de las operetas de E Lehar la viuda alegre’ -a dúo con Beatriz Gimeno- y `El país de las sonrisas’. Aladrén selló con muy destacable fraseo y abundante aliento dramático `Nessun dorma’, de Turandot, rasgos mostrados también en `Dorna non vidi mai’, de `Manon Lescaut’, óperas ambas de G. Puccini. Muy acertados los coros y el ballet. Este con elevadas dosis de plasticidad en la ejecución y originalidad coreográfica. Largos y sonoros aplausos que culminaron en la apoteosis de ‘El bello Danubio azul’, con su trémolo inicial propiamente interrumpido por los aplausos y la `Marcha Radetzky’, jovialmente palmeada por el público.

ORQUESTA SINFÓNICA GOYA ****

Piezas de óperas de G. Puccini, P. 1. Chaikovski, G. Verdi; de operetas de F. Lehar; y valses de E. Waldteufel, J. Sibelius y Johann Strauss hijo.

Cantantes: Eduardo Aladrén y Beatriz Gimeno. Coro: Amici Musicae del Auditorio de Zaragoza. Ballet: La Mov.

Director coro: J. Garcés, E. Ruiz, I. Solano.

Director Juan Luis Martínez.

Concierto Año Nuevo. 4 de Enero de 2017. Auditorio de Zaragoza. Lleno.

Recital de zarzuela

Francisco Javier Aguirre

Rondas, romanzas, habaneras, mazurcas, tangos, seguidillas, boleros, dúos, coros y una jota, ingredientes habituales de la zarzuela, sonaron en la mañana del domingo en el sexto concierto del 33 Ciclo de Introducción a la Música. Montserrat Martí, soprano; Beatriz Gimeno, mezzosoprano; Nacho del Río, tenor; Chefa Blasco, barítono; Miguel Angel Tapia, piano; y el Coro Amici Musicae, bajo la dirección de Javier Garcés y Elena Ruiz, ofrecieron fragmentos de docena y media de títulos conocidos, redondeando el programa la gran jota de ‘La Dolores’. El coro abrió con la ‘Ronda de enamorados’ de `La del Soto del Parral’. Buena conjunción y equilibrio de voces, como acostumbran, tónica que mantuvieron en el resto de las actuaciones. Apareció a continuación Beatriz Gimeno, con su dicción clara y ese timbre aterciopelado que tan grata hace la escucha. Le sucedió en el escenario Nacho del Río. Su voz de tenor ligero es larga y afinada, pero tiene un toque metálico que se adapta mejor a la jota bravía que a las romanzas sentimentales. La tercera solista en aparecer fue Montserrat Martí interpretando ‘Bendita Cruz’, de ‘Don Gil de Alcalá’. Lo hizo con elegancia y consistencia, mostrando oficio y conocimiento del género. Uno de los momentos de mayor intensidad fue la habanera de la misma zarzuela, en la que el dúo formado por Gimeno y Martí dio pie al coro para completar con emotividad el fragmento. Emotiva también fue la ‘Canción húngara’ de ‘Alma de Dios’, compartida por Nacho del Río y el coro. Chefa Blasco hizo su única aportación en el concertante de `Katiuska’. En la segunda parte continuó la fiesta con el `Coro de románticos’ de ‘Doña Francisquita’, las damas ataviadas con vistosos mantones. Miguel Angel Tapia acompañó todas las piezas con la dedicación y el esmero acostumbrados.

MONTSERRAT MANÍ BEATRIZ GIMENO, NACHO DEL RÍO, CHEFA BLASCO, MIGUEL ANGEL TAPIA Y CORO AMICI MUSICAE  ***

Obras de Soutullo-Vert, Luna-Balaguer, Penella, Chueca, Serrano, Caballero, Solozábal, Vives, Moreno Torroba, Luna, Valverde, Bretón, Barbieri, Echegaray y Guerrero.

36 Ciclo de Introducción a la Música.

Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza. Domingo, 7 de febrero de 2016.

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Brillante Mozart

 

Juan Carlos Galtier

Se van sumando los conciertos de la Sinfónica del Conservatorio en los grandes ciclos del Auditorio con Juan Luis Martínez a la cabeza y cada año nos vuelve a sorprender lo estimulante de su manera de hacer música; si antes la gran plantilla del centro permitía abordar repertorios de gran formato, en los últimos años se ha hecho del defecto virtud y con plantillas menores se ha abordado un repertorio de efectivos más reducidos pero más difícil y se ha logrado un nivel de excelencia similar. La velada que comentamos volvió a demostrar un nivel general alto y un trabajo muy bien hecho. El programa tenía, para empezar, gran interés por cada una de sus obras de alta calidad musical y ausentes desde hace tiempo en la sala Mozart. La obertura de «Ifigenia en Aulide» de Gluck en la adaptación de Wagner sonó en manos de Martínez wagneriana por rotundidad del sonido pero sin perder esa armonía casi dórica de la partitura original. La cuerda sonó ya aquí perfectamente empastada y potente. Tras Gluck le llegó el turno a Liszt y a su segundo concierto de piano donde disfrutamos de un pianista tan joven como ya hecho. Carlos Sanchís se enfrentó de igual a igual con una partitura nada fácil y salió victorioso gracias a una técnica impecable y a una profunda musicalidad. Muy bien todos los solistas en sus respectivos solos. Y en la segunda parte llegó Mozart con el más delicioso de sus motetes y la más radiante de sus misas. El ‘Ave Verum Corpus’ le va perfecto al coro Amici Musicae del Auditorio que estuvo francamente musical y empastado en esta pieza y mantuvo un alto nivel también en la ‘Misa de la Coronación’ acompañados por un cuarteto solista que cumplió sin ningún problema y a una orquesta y director que nos dejaron un Mozart perfectamente clásico, brillante y cargado de vida.

ORQUESTA SINFÓNICA DEL CSMA ****

Coro Amici Musicae del Auditorio. Juan Luis Martínez, director. C. Sanchís, piano. M. de Feliz, soprano, B. Gimeno, mezzo, C. Polo, tenor. I. Yeregui, bajo. E. Ruiz y J. Garcés, directores del coro. Obras de Gluck/Wagner, Liszt y Mozart.

XXII Temporada de Grandes Conciertos de Primavera. Viernes, 26 de febrero.

 

 

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Romanticismo a capella

 

 

Francisco Javier Aguirre

Las Primeras Jornadas de Interpretación Coral organizadas por el conjunto Amici Musicae del Auditorio han tenido como conclusión un concierto dirigido por el maestro Martín Schmidt, que se celebró el pasado domingo, día 12, en la sala Mozart. Las siete intensas sesiones preparatorias, realizadas durante tres días consecutivos, auguraban un hermoso concierto que tuvo como eje melódico el romanticismo alemán. Rheinberger, Mendelssohn, Brahms y Bruckner fueron los compositores que proporcionaron sus partituras al coro, preparado habitualmente por Elena Ruiz y Javier Garcés. El maestro Schmidt aportó su larga experiencia de dirección coral a lo largo de cuatro décadas. El programa comenzó con el `Kyrie’ de la ‘Misa en mi bemol mayor, op.109’, de Rheinberger, un dechado de unción religiosa desarrollada con la solemnidad propia de la época. El equilibrio entre las cuerdas sonoras y el dominio de las transiciones, así como los matices de las abundantes inflexiones de la pieza, la convirtieron en un excelente prólogo del recital. Una ligera inseguridad en el ataque de las sopranos en la segunda obra fue felizmente subsanada por el acopio coral en los compases siguientes y un contraste vocálico de calidad. El ‘Ave Regina’, op. 140, n. 4’, de Rheinberger, volvió a sonar con la necesaria concordancia, destacando un final en tenue disolución. En la segunda parte hubo incremento numérico en los intérpretes, que casi doblaron a los Amici Musicae, añadiendo fondo armónico a las obras con efectos de honda musicalidad. Apareció Bruckner, con ‘Os justi’, WAB 30’, pero antes hubo un lamentable incidente porque un espectador hizo sonar la grabación que, al parecer, estaba realizando de forma subrepticia. El concierto acabó con intensos aplausos, correspondidos con una armoniosa propina.

CORO AMICI MUSICAE DEL AUDITORIO DE ZARAGOZA ****

Director: Martin Schmidt. Obras de Rheinberger, Mendelssohn, Brahms y Bruckner.

Clausura de las Primeras Jornadas de Interpretación Coral.

Sala Mozart del Auditorio. Domingo, 12 de junio de 2016.

 

 

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Momentos de enorme lirismo

 

 

Luis Alfonso Bes

Exultante, Luis Antonio González lanzaba a sus jubilosas huestes a la interpretación, como bis, de `Jesus bleibet meine Freude, de la Cantata BWV 147′, de J. S. Bach. Y no era para menos porque Los Músicos de su Alteza sonaron anteanoche de manera muy destacable, un rasgo compartido, en gran medida, por sus cantantes solistas y por la agrupación coral que tenía ante sí. El concierto había comenzado con otra obra de Bach: su ‘Cantata Wachet! Betet! Betet! Wachet!, BWV 70’. La trompeta natural atacó su fanfarria introductoria y la parte femenina del coro del Auditorio afrontó con buen tino los pasajes iniciales, especialmente riesgosos. Anteanoche, escuchamos a un coro empastado y bien equilibrado entre sus diferentes cuerdas, del que González obtuvo sonido abundante, bien perfilado y regulado hasta el extremo. Un coro ‘amateur’ que, sin embargo, demostró, en general, su capacidad para los matices y su buen ajuste al tempo, a las entradas y las resoluciones marcadas por la batuta rectora de Luis Antonio González. Olalla Alemán, una especialista en el repertorio barroco, cantó sin apenas mirar la partitura y trazó una línea de canto con momentos de enorme lirismo, apoyada por la bella melodía de un oboe absolutamente excelso. Así sucedió en `Escena del auto sacramental El diablo mudo’, de J. de Nebra. El bajo Jesús García, de timbre hermoso, acentuó bien sus recitativos y se mostró más preciso en su octava alta que en los graves. El alto Gabriel Díaz, inmaculadamente acompañado por cello y fagot, en Bach, mostró luego una afinación casi perfecta en el ‘Gloria’, de A. Vivaldi. El tenor José Pizarro, de voz aérea y volumen limitado en la primera octava estuvo versátil y bien afinado. Y sublime, Eugenia Boix, sobre todo en Vivaldi, tras esa preciosa introducción de un oboe inenarrable.

 

LOS MÚSICOS DE SU ALTEZA ****

Programa: ‘Cantata Wachet! Betet!, BWV 70’, de J. S. Bach. Escena del auto sacramental ‘El diablo mudó, José de Nebra. ‘Gloria RV 589’, de Antonio Vivaldi.

Solistas: Olalla Alemán, Eugenia Boix , Gabriel Díaz, José Pizarro, Jesús García. Coro: Amici Musicae del Auditorio de Zaragoza.

Directores coro: E. Ruiz y J. Garcés.

Director: Luis Antonio González.

Auditorio de Zaragoza. 19 de diciembre de 2016.

 

 

Del grande y del chico

NUEVA intervención del coro Amici Musicae, en su 25 aniversario, que ofreció el noveno concierto del 35 Ciclo de introducción a la música en el Auditorio.Programa zarzuelístico (el adjetivo zarzuelero tiene connotaciones peyorativas), en esta ocasión con un ramillete de coros y algunas intervenciones a dúo o solista de las dos mejores voces aragonesas del momento: Beatriz Gimeno y Nacho del Río. Miguel Ángel Tapia al piano, y los directores del coro, Elena Ruiz y Javier Garcés, completaban el elenco que fue desgranando melodías, romanzas, seguidillas, mazurcas y jotas extraídas de esa panoplia casi inagotable de buenas composiciones del género grande y chico, varias de ellas alusivas a Aragón: “Los de Aragón”, de Serrano; “Gigantes y Cabezudos”, de Echegaray y Caballero; “El dúo de la africana”, de los mismos autores; “El guitarrico”, de Pérez Soriano y la ópera “La Dolores”, de Bretón.Nota negativa: la innecesaria amplificación de las voces de Gimeno y Del Río. Ambios poseen carácter y potencia sobrantes para prescindir de ese adminículo cuyo uso, lamentablemente, se va extendiendo por los escenarios, desnaturalizando la expresividad directa de unas voces que han sido educadas para mostrar su riqueza sin apoyos extraños. Un elemento que contradice esta práctica  es la perfecta adecuación de la sala Mozart a una acústica directa de voces e instrumentos sin necesidad de amplificación. No necesitan de subterfugios para ser escuchados con eficacia. Esperemos que no cunda el ejemplo, no vaya a ser que aparezcan por la Mozart María Bayo, Roberto Alagna, Cecilia Bartoli o Carlos Chausson con un micrófono. Por lo demás, los Amici Musicae, bien, un tanto corta la cuerda de sopranos en algunos sobreagudos -“La del Soto del Parral”, por ejemplo,- pero suficientemente empastados, con ataques y finales precisos, mostrando veteranía y buen hacer, el mismo que lució el maestro Tapia al piano, como es habitual.———————————————————-
CORO AMICI MUSICAE

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Beatriz Gimeno y Nacho del Río, solistas
Miguel Ángel Tapia, piano.
Directores: Elena Ruiz y Javier Garcés
Obras de Soutullo-Vert, Chueca, Serrano, Moreno Torroba, Chapí, Echegaray-Caballero, Bretón, Pérez Soriano y Falla.
35 Ciclo de Introducción a la Música. Sala Mozart. 1 de marzo de 2015.

F.J. Aguirre.– Heraldo de Aragón


Muy grande Pogorelich

GRAN pulsión. Enorme envergadura en esos brazos. Ivo Pogorelich atacaba sus primeras frases con una expresión entre la grandiosidad clásica y el entusiasmo romántico. Así, el “WConcierto nº 2” de F. Chopin era materializado con absoluta seguridad en la digitación por el pianista de Belgrado, quien exhibió su proverbial dominio de la dinámica y de la intensidad del sonido. El músico estelar imprimió un destacado sentido del canto, dotando a sus frases de una articulación de claridad meridiana en el primer movimiento “maestoso”.Ahí estaba todo el espíritu de la música del genial Chopin, impregnada de los aires folclóricos de sus inefables mazurcas. Pogorelich disfrutó haciendo fluir la melodía, que sonó cantable y solemne a la vez. Muy grande, la orquesta, bajo la dirección de Juan Luis Martínez.Absolutamente ensoñador el comienzo del segundo movimiento en frases rebosantes de un cromatismo de efecto sanador del espíritu. Una maravillosa forma de concluir una intensa semana de trabajo. Ivo Pogorelich sumergió al público que llenaba la sala Mozart del Auditorio de Zaragoza en una atmósfera entre lo real y lo onírico, desgranando cada pasaje con toda la delicadeza prescrita en la partitura del polaco. El pianista se recreó, con parsimonia -excesiva en su final- en cada uno de esos pasajes de adornos airosos y florituras de notas casi infinitas.. Mucho carácter de la cuerda orquestal en ese largo trémolo arropando al piano en un destacado movimiento lento.Pogorelich impactó en el “alegro” final con su virtuosismo fluido y natural envolviendo sus aires de danza con un estilo brillante, chispeante a veces. Muy material ese efecto orquestal de la cuerda en “colegno” y gran final, bien anunciado por la trompa, en una coda muy destacable.La Orquesta Sinfónica Goya, a la que se sumó el Coro Amici Musicae, siguió manteniendo un muy buen nivel en este concierto final de la Temporada de Otoño con la “Misa en mi bemol” de F. Schubert. La agrupación coral, junto a los cinco solistas, se mostró muy bien ajustada, equilibrada y empastada, sacando adelante con abundante matiz esta obra hermosa y comprometida, bajo la batuta de Juan Luis Martínez.

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ORQUESTA SINFÓNICA GOYA    

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Programa: 
Obertura “El arpa mágica”, de F. Schubert
Concierto para piano nº 2, Op. 21 de F. Chopin
Misa en mi bemol, D 950 de F. Schubert.
Piano: 
I. Pogorelich.
Coro: 
Amici Musicae
Solistas:
M. de los Llanos, B. Gimeno, M. Valdezate, C. Roca, I. Yeregui
Directores coro: E. Ruiz, J. Garcés.
Director: 
J. L. Martínez
XX Temporada de Grandes Conciertos de Otoño. Auditorio de Zaragoza. 30 de enero de 2015


Muy notable fin de temporada

Largos sollozos otoñales, de violonchelo, hería, nuestros corazones con su languidez monótona. Grandísimo, Eros Jaca. Como si el propio Verlaine se hubiera inspirado en el chelista zaragozano para su famosa “Chanson d’automne”. Escuchábamos la “Elegías”, de D. Romero, donde la voz sugerente de Emilio Gutiérrez Caba fue declamando los textos alternados con el chelo de un sensible Jaca, que desgranó melodías frescas pobladas de elfos, violetas, otoños, muertes y esperanzas.
La velada de clausura de la 21ª Temporada de Primavera había comenzado con “Canción y danza para Dulcinea”, de A. García Abril, donde el oboe, protagonista de esta inspirada obra del turolense sonó con abundante elocuencia artística. Algo imprecisas esas trompas, no obstante, en la muy vivaz “Danza del camino”.
A la orden de Juan José Olives, la OCAZ-Enigma y el Coro Amici Musicae, se lanzaban con impulso a la interpretación del “Magnificat” de J.S. Bach. La agrupación se mantuvo decidida, resuelta, empastada y bien ajustada. A ellos se unieron los cinco cantantes solistas. La soprano Eugenia Boix lució una linea de canto cargada de lirismo y volumen, quizá, demasiado moderado. Enorme delicadeza de Eugenia Enguita en “Quia respexit”, introducida con adecuada humildad por el corno inglés.
Tan solo un atisbo de la genealogía de Jesús en “Omnes generationes”, y el coro dejó paso al “Quia fecit mihi magna”, donde Isaac Galán mostró un fraseo depurado y precisión notable. Francisco Vas y Sara Almazán, a dúo, produjeron una linea de canto empastada y, en general, bien equilibrada. Por separado, Vas mostró potencia, agilidad y afinación y Almazán imprimió a su voz buenas dosis de amabilidad y ternura.
El Coro del Auditorio, reducido a 44 miembros, a cinco voces, ofrecio una brillante actuación, coronándose en números como “Fecit potentiam”, auténtico desafío para un conjunto amateur donde ambos grupos de sopranos controlaron muy bien su volumen y los hombres ajustaron con precisión sus pasajes fugados. Quedó patente el intenso trabajo de ensayos. Con un jubiloso “Gloria Patri” rubricaban una de las mejores actuaciones corales que les hayamos escuchado en mucho tiempo.
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OCAZ-GRUPO ENIGMA
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PROGRAMA:
“Canción y danza para Dulcinea”, de A. García Abril.
“Elegías” de D. Romero
“Magnificat en re, BWV 243”, de J.S. Bach.
Violonchelo: E. Jaca
Narrador: Emilio Gutiérrez Caba
Coro: Amici Musicae del Auditorio
Dir. Coro: Elena Ruiz y J. Garcés
Director: Juan José Olives.
Grandes Conciertos de Primavera
Auditorio de Zaragoza, 15 de junio de 2015                               

Luis Alfonso Bes. Heraldo de Aragón



Atraídos por ‘Carmina Burana’

Si hay una obra del repertorio clásico capaz de llenar los auditorios reiteradamente, esa es ‘Carmina Burana’, de Carl Orff. Así sucedió, una vez más, anteanoche con un numeroso público, con cierto componente familiar e infantil, atraído por el fuerte tirón de esta obra. Como anécdota cabe mencionar el pequeño incidente que había sufrido el flautista, a quien se le había roto el instrumento momentos antes del concierto pero que, afortunadamente pudo solventar. El programa comenzaba con ‘Concierto para siete instrumentos de viento, timbales y cuerdas’, de Frank Martin. La obra del compositor suizo fue recreada con trazos interpretativos bastante firmes, en general, y el ensemble instrumental imprimió un carácter sensiblemente apoyado en los diálogos entre los diferentes instrumentos. un ensemble que exhibió la fluidez técnica necesaria para lucir la inusual orquestación de esta partitura, llena de color en sus peculiares armonías.
Y llegó el momento añorado por el respetable. El coro atacó el popular ‘O Fortuna’ con abundante empuje. La primera pieza de ‘Carmina Burana’ trajo una orquesta disciplinada y bien medida bajo la batuta de Hilari García. Rasgos que también resultaron notorios en ‘Fortune plango vulnera’. El coro sonó ágil, bien empastado y muy preciso en general. Especialmente agradable, esa voz de conjunto de las contraltos. Vicente Antequera, barítono, articuló con soltura su ‘Estatuans interius’ y cuajó una lograda interpretación de ‘Eo sum abbas’. El tenor José M. Delicado ofreció una sentida recreación de ‘Olim lacus colueram’. Muy destacable, la soprano María de los Llanos y, también, muy notoria la sección masculina del coro en ‘In taberna quando sumus’, adecuadamente arropada por la bien nutrida familia de la cuerda. Largos aplausos y ‘Noche de paz, como bis.

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ORQUESTA FILARMÓNICA DE  LA UNIVERSIDAD DE VALENCIA

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Programa:
Concierto para siete instrumentos de viento, timbales y cuerdas, de F. Martin
Carmina Burana, de C. Orff.
Cantantes solistas:
María de los LLanos
José M. Delicado
Vicente Antequera
Coros:
Amici Musicae del Auditorio
Director:
Hilari García Gázquez
Ciclo:
XXI Temporada de Grandes Conciertos de Otoño. Auditorio de Zaragoza. 20 de diciembre de 2015


Heraldo de Aragón: Luis Alfonso Bes

Afinados, compactos, seguros


Comienza Festivayud. 11 de julio de 2014


Parece que algunos responsables políticos de fuera de la capital tienen claro que la cultura es un motor de desarrollo potente y que los festivales de verano son un aliciente absolutamente necesario para dinamizar la vida de nuestras ciudades y pueblos. La apuesta de Calatayud por la cultura está clara y se tiene claro que la cuarta ciudad de Aragón debe serlo también en el ámbito cultural.

Festivayud, con buen criterio, saca la programación a la calle y a recintos novedosos; en concreto el viernes se inauguraba en la plaza de España, que se llenó de luz y de espectadores para ver un espectáculo de carácter claramente popular pero cuidado en sus detalles. La inauguración corrio a cargo de la estrella local Nacho del Río, muy bien acompañado, que en vez de vestirse de jotero esta vez se puso el traje de gala y la pajarita para demostrar sus capacidades musicales más allá de la jota. Los acompañantes fueron la mezzo Beatriz Gimeno, el coro del Auditorio de Zaragoza Amici Musicae y Miguel Ángel Tapia al piano. Entre todos plantearon una velada muy agradable en torno a la zarzuela, con especial atención a la de temática aragonesa.

Miguel Ángel Tapia acompañó con brío las interpretaciones del coro y mimó a los cantantes.

Amici Musicae, a punto de cumplir 25 años, conoce los coros de zarzuela a la perfección, y tras adaptarse a cantar al aire libre en una noche fresca nos brindó interpretaciones acertadas y no exentas de un adecuado tono “zarzuelero”, bajo la cuidada dirección de Elena Ruiz y Javier Garcés.

Beatriz Gimeno está en su salsa en este tipo de espectáculos, disfruta mucho y eso se nota aunque no serviría de nada si detrás no hubiera una buena cantante de una seguridad apabullante, de timbre carnoso y homogéneo en todos los registros y sobre todo, tremendamente musical.

Nacho de Río asumió un repertorio que haría temblar a más de un tenor y salió airoso. Su formación y su voz son las de un muy buen jotero, y con esos materiales se enfrentó con total respeto al repertorio lírico; es destacable el uso de las medias voces y la limpieza general en la emisión, destacando la perfecta comprensión del texto incluso en momentos de silabeo complicado. Entre todos brindaron una muy agradable noche de verano.

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 GALA DE ZARZUELA

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Gala de Zarzuela.

Nacho del Río y Beatriz Gimeno, voz.

Miguel Ángel Tapia, piano

Coro Amici Musicae del Auditorio de Zaragoza

Elena Ruiz y Javier Garcés, directores

Plaza de España de Calatayud.

Viernes, 11 de julio de 2014. Lleno

Recuperando el sinfonismo español. 12-01-2013



FRUTO del trabajo realizado en Zaragoza desde el día 3 de enero eran los dos conciertos ofrecidos en el Auditorio de música por la Joven orquesta Nacional de España (JONDE) el sábado y domingo. Hablamos aquí del primero de ellos en el cual se incluyó la tercera ‘Sinfonía’ de Marqués en lugar de las piezas ‘alhambristas’ y de Debussy que fueron interpretadas el domingo en el Ciclo de Introducción a la Música.

Tras una delicada ‘Pavana’ dirigida con detalle por Temes, con precisas indicaciones sobre los matices, en la cual se escuchó una equilibrada orquesta y coro, fue interpretada la ‘Fantasía Coral’, obra cuando menos curiosa por su planteamiento instrumental y que, habiendo escrito años después la ‘Novena’, no puede oirse más que con una leve sonrisa. Un avance de lo que después haría Beethoven en el final de su obra cumbre entonces mejorado y aumentado. Buen trabajo de todos que desembocó en lo que más interés despertaba de la sesión, la composición de Marqués. La solista regaló una cuidada ?granada’ de Albéniz.

Marqués -más conocido en la actualidad por su zarzuela ‘El Anillo de Hierro’- cuenta con cinco sinfonías que se encuentran entre lo más destacado del sinfonismo romántico español y que el propio Temes ha grabado con la Orquesta Filarmónica de Málaga.

La tercera, de 1876, cuenta con buenas ideas musicales, solidez formal y una hábil instrumentación. Si acaso podría obviarse el tercer movimiento, un tema con variaciones que, aligera en demasía la obra haciéndola caer de los grandes y enjundiosos escenarios a los frívolos y vacuos salones; eso sí, sirvió para dar ocasión de lucimiento a los intérpretes en las distintas intervenciones camerísticas que incluye. La orquesta sonó poderosa gracias al trabajo realizado con la cuerda y la madera apoyada sin complejo por poderosas sonoridades de una generosa sección de metal y las puntuaciones de la percusión.

Se trata de un repertorio que está bien que se interprete y se dé a conocer aunque solo sea para hacer patria y airear los programas de conciertos con nuevas inclusiones.

La obra de propina la puso Julio Gómez y su hipnótica ‘Canción árabe’.

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JOVEN ORQUESTA NACIONAL DE ESPAÑA Y CORO AMICI MUSICAE ***

Director: José Luis Temes

Intérpretes: Vanesa García (soprano), Elena Ruiz (alto), Beatriz Gimeno (mezzosoprano), Carlos Salvador(tenor)

12 de enero de 2013

XVIII Temporada de grandes conciertos de otoño.

Crítico:Victor Rebullida




Comienza el ciclo de las orquestas jóvenes. 02-02-2013

FIEL a su cita anual, el Ciclo Internacional de Jóvenes Orquestas inició su decimotercera andadura el sábado, 2 de febrero, con la Orquesta Sinfónica del Conservatorio Superior de Música de Castellón, dirigida por José Luis del Caño.

El programa, idéntico al que se ofrecería al día siguiente en el 33 Ciclo de Introducción a la Música, comenzó homenajeando al maestro Antón García Abril, con ocasión de su 80 cumpleaños, e interpretando sus ‘Cantos de Pleamar’, composición para cuerdas que figura entre lo más logrado del músico turolense.

El director supo diseñar con gesto amplio y pausado la atmósfera de inmensidades que imaginó el autor. La cuerda grave consiguió la sensación de profundidad que exige la obra, destacando los episodios en glissandi de violas y violonclelos. La tenue linea melódica de la pieza, de resonancias debussyanas, discurrió con facilidad a través de las sucesivas transiciones. El ritmo navegó certero entre las fluctuaciones descriptivas e impresionistas de la obra. Relevante final, con el solo de violonchelo sobre el marco armónico de la orquesta.

La segunda parte fue para una de las cumbres de la música: La Sinfonía nº 9 en re menor, Op. 125 de Beethoven. La orquesta al completo más el coro Amici Musicae y cuatro solventes voces solistas, realizaron una interpretación bastante consistente, con un inicio prometedor en el allegro maestoso.

El reclamo de las trompas sobre el trémolo de la cuerda, y la irrupción del viento con la declaración solemne del tutti orquestal, anunciaron un desarrollo de notable calidad, teniendo en cuenta el carácter estudiantil del elenco. La dirección de José Luis del Caño fue contundente, pero atenta a los matices, consiguiendo aclarar los abundantes pasajes laberínticos de la obra.

El tercer movimiento, adagio molto cantabile, resultó particularmente elocuente. El coro y los solistas vocales rindieron bien. Brillante la llamada inicial del barítono Toni Marsol. María de Félix y Beatriz Gimeno armonizaron con soltura y expresividad. Eduardo Aladrén se rehizo pronto, tras unos inicios titubeantes. Loa Amici Musicae, muy consistentes, destacaron por su contundencia y empaste.

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ORQUESTA SINFÓNICA DE CSM DE CASTELLÓN.

CORO AMICI MUSICAE DEL AUDITORIO DE ZARAGOZA ***


Soprano: María de Félix. Mezzosoprano: Beatriz Gimeno

Tenor: Eduardo Aladrén. Barítono: Toni Marsol.

Director: José Luis del Caño

Obras de García Abril y Beethoven

XIII Ciclo Internacional de Jóvenes Orquestas

Sala Mozart del Auditorio

Sábado, 2 de febrero de 2013




Letra y música de altura. 18-02-2013

LA sección de cuerdas de la orquesta de Cadaqués, bajo la dirección de sir Neville Marriner, ofreció la segunda sesión de la XIX Temporada de Primavera en el Auditorio. Un concierto con letra y música desde su inicio, a pesar de que ‘La noche transfigurada’, de Schonberg, no se cante. Pero se transcriben en melodías los versos de Richard Dehrnel que un rapsoda leyó en castellano, en versión de Polo Vallejo, antes de la interpretación, por expreso deseo del director.

La música es un arte incorpóreo que no precisa objetos de referencia, pero a veces los sentimientos que expresa proceden de un tema argumental o de unos versos, como en el caso presente y en tantos otros. Todo sirve si contribuye a crear belleza. Y eso es lo que consiguieron los músicos conducidos por el veterano y venerado director británico.

Emoción contenida unas veces y desbordante otras en la partitura del austriaco, hilada con delicadeza por el conjunto, con algunos dibujos de mérito por parte de los solistas, en particular del viola principal y de la concertino de la orquesta.

Presagios, temores y esperanzas rodaron de las manos de sir Neville y se derramaron por el espacio en oleadas cargadas de emoción. Esta lectura expresiva, mas que anecdótica, fue la clave de la interpretación. El crescendo de los penúltimos compases, testimonio de una gran agitación anímica, tuvo resonancias épicas sin perder su carácter lirico.

En la segunda parte, con la incorporación de clave, órgano, corneta y oboe, se interpretó el ‘Gloria en re, RV 5891 de Vivaldi. Nuria Rial y Carlos Mena, junto con el coro Amici Musicae, corrieron con la parte vocal. La primera tuvo intervenciones espléndidas tanto en solitario como haciendo dúo con el contratenor, una de las mejores voces de su tesitura. El coro, sobre quien gravita gran parte de la obra, se mostro compacto, flexible y bien empastado. La fuga del ‘Propter magnam gloriam tuam’ estuvo muy conseguida. También el trío de oboe, órgano y violonchelo, que precede y acompaña el ‘Domine Deus’ de la soprano, resulto espectacular, resaltando la excelencia de su voz.

Como propina se escucho un Ave Verum’, de Mozart, de fina factura.

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ORQUESTRA DE CADAQUÉS ****

Nuria Rial, soprano. Carlos mena, contratenor. Coro Amici Musicae

Director: Neville Marriner.

Ciclo: XIX Temporada de Grandes Conciertos de Primavera.

Lugar: Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza.

Lunes, 18 de febrero de 2013

Francisco Javier Aguirre



Gran música escénica. 03-03-2013

 CONTINÚA el Ciclo de Introducción a la Música en el Auditorio de Zaragoza como uno de los ciclos de cultura popular más exitosos de la ciudad, con una ocupación de más de un 90% de sus butacas de media. Este domingo Io hacia con un concierto, producción propia del Auditorio, que tenía el gran interés de juntar una de las obras más fascinantes del siglo XX, como ‘La consagración de la primavera’, de Stravinski, con una selección de la música incidental de Peer Gynt de Grieg, que se da con cierta frecuencia como suite orquestal pero casi nunca con las partes cantadas como se hizo este domingo en la sala Mozart.

La música de Grieg es brillante y delicada a la vez y exige un importante control por parte del director que Hilari García Vázquez supo conseguir en todo momento. Todo en la obra estuvo en su sitio y, por ejemplo lo que en principio parecían tiempos excesivamente contenidos en el inicio del ‘En la cueva del Rey de la Montaña’ resultó ser un recurso dramático más que efectivo visto como se aceleró la pieza con la entrada del coro masculino. Amici Musicae aparecía por cuarta vez en este ciclo. Para ellos ha sido un esfuerzo importante que han superado con satisfacción viendo como pueden ser un coro de repertorio sin problemas.

Si en las intervenciones por separado quizás las féminas mostraron un sonido más redondo que los varones, todo el coro tuvo su gran momento en el ‘Himno de Pentecostés’ a capella, donde demostró su rotundidad en el empaste y una admirable capacidad para apianar sin perder un ápice de afinación. Formidable la soprano María de Los Llanos, una lírica plena de material carnoso, que supo llenar de emoción contenida la bellísima canción de Solveig.

En la segunda parte repetía ‘La ‘consagración de la primavera’ tras la formidable versión que, en su adaptación para banda sinfónica, brindara Miquel Rodrigo con la Banda del Conservatorio Superior. Es todo un reto para una formación académica como la Orquesta Filarmónica de la Universidad de Valencia enfrentarse a una de las partituras más intensas de la música del siglo XX. Todo estuvo en su sitio, precisión en los ataques, buenas intervenciones solistas y un sonido lo suficientemente grande marcaron una versión mas que digna de esta obra maestra.

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FILARMÓNICA DE LA UNIVERSIDAD DE VALENCIA. CORO AMICI MUSICAE ***

Concierto de la Orquesta Filarmónica de Valencia

Coro Amici Musicae del Auditorio de Zaragoza

M. de los Llanos, soprano

A. Ibiricu, director del Coro

H. García, director

Obras de Grieg y Stravinski.

Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza.

Unas 1700 personas.

Domingo, 3 de marzo de 2013

Juan Carlos Galtier

UN VERDI MUY BIEN PRESENTADO. HERALDO DE ARAGON. Lunes, 26 de marzo de 2012

CRITICA DE MUSICA|Víctor Rebullida

Un Verdi muy bien presentado



ENTRE sus óperas “Aida” y “Otello”, Giusseppe Verdi afrontó definitivamente la composición de esta “Misa de Requiem” -proyecto que traía en mente desde tiempo atrás -empujado por la muerte de su admirado Alessandro Manzoni. La obra cosechó el mayor de los éxitos en su estreno y desde entonces se la considera a la misma altura que sus mejores y más célebres obras para la escena.

Nuevamente han coincidido los filarmónicos de la Universidad de Valencia con Amici Musicae para interpretar juntos, en esta ocasión, este “Réquiem” verdiano. El coro del Auditorio presentaba una formación de alrededor de una centena de cantores que, cuando comenzaron con la frase “Requiem aeternam dona eis, Domine”, atendiendo escrupulosamente a las indicaciones de la partitura “sotto voce” y “sempre ppp”, vaticinaron una interpretación de alto nivel, confirmada seguidamente en el fragmento “a capella” “Te decet hymnus”, con un excelente ajuste en el contrapunto y en los planos vocales.

Se mantuvo, por parte del coro, esta plausible tónica en todas sus intervenciones; un grupo conjuntado y comedido en las dinámicas, atendiendo con fidelidad a las órdenes del director, consiguiendo notables “pianissimi” y precisas entradas así como buenos cierres de consonantes, especialmente en las tan descaradas eses finales, todo ello en una obra en la que un coro abundante tienes bastantes más exigencias que sobrecoger con el atronador “Dies irae”. Resolvieron el complicado doble coro fugado del “Sanctus”, con sosiego, sin apresuramientos y controlando un volumen correcto. A la orquesta la vimos muy trabajada, con gran compenetración y con un sonido muy homogéneo entre todas las familias instrumentales.

Gustó un cuarteto solista compensado, algo muy evidente en los pasajes desnudos de acompañamiento instrumental; este equilibrio se mantuvo en aquellos con orquesta y coro, luciéndose los cuatro con sus papeles.

Hilari García se mostró un director tranquilo, con gesto claro, comedido, sin señales superfluas que solo despistan, eficiente en su transmisión de información a los intérpretes y muy atento al coro.

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ORQUESTRA FILHÀRMONICA DE LA UNIVERSITAT DE VALENCIA-CORO AMICI MUSICAE DEL AUDITORIO DE ZARAGOZA

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Director: Hilari García Gázquez.

Director de coro: Andrés Ibiricu.

Intérpretes: Orquestra Filhàrmonica de la Universitat de Valencia. Coro Amici Musicae del Auditorio de Zaragoza.

Erika Escriba, soprano; Pilar Vázquez, mezzosoprano; Vicente Ombuena, tenor; Arturo Pastor, barítono.

Programa: “Misa de Réquiem”, de G. Verdi.

Auditorio de Zaragoza. XVIII Temporada de Grandes Conciertos de Primavera. 24 de marzo de 2012.

 



UN LEGENDARIO MARRINER DESPIDE LA TEMPORADA. Girona, 03-06-2012



XAVIER pasito Dorquestra de cadaqués

Joan Enric Lluna, clarinete; María Hinojosa, soprano; Marisa Martins, mezzosoprano; Albert Casals, tenor; José Antonio López, bajo; Coro Amici Musicae Zaragoza; Sir Neville Marriner, director. Obras: Concierto para clarinete y orquesta en la mayor KV 622, Requiem KV 626. Lugar: Auditorio de Girona. 03/06/2012.

Una de las últimas grandes obras de madurez de W. A. Mozart sirvieron domingo para despedir la temporada de este año del Auditorio, que tendrá un excelente apéndice en la programación del Noche de clásicos.

La primera obra se hizo muy conocida gracias al filme Memorias de África de Sydney Pollack. Su Adagio sin duda es una música que te hace volar y el magnífico solista que es Joan Enric Lluna en ofreció una interpretación de gran nivel. En este concierto sacó todo el virtuosismo que reclama el primer movimiento, la dicción alada del movimiento central y el carácter fresco y divertido del Rondo-Allegro final. Sin duda Luna supo iluminar una partitura de grandes exigencias en la que vertió a partes iguales grandes dosis de imaginación y sentido del humor. Después del gran magisterio demostrado en el concierto para clarinete de Mozart aún tuvo tiempo para ofrecer una breve pieza escrita de la mano del dedicatario del concierto en la que se pudieron escuchar algunas de las melodías más populares del maestro de Salzburgo.

La segunda parte del concierto estaba reservada a Sir Neville Marriner, director legendario que sigue siendo un excelente músico en activo a sus 82 años. A pesar de que dedicó muchos esfuerzos en la dirección del coro obtuvo un resultado muy meritorio en una obra como el Requiem que no por popular deja de ser muy compleja. El corazón Amici Musicae se mostró atento a sus indicaciones pero le faltó un influjo inportante de energía. Las articulaciones fueron correctas pero en general no pudieron conseguir una versión excepcional. Los contrapuntos no quedaron suficientemente claros y el tono general como grupo vocal no entusiasmo excesivamente. Donde sí estuvieron a muy buen lugar fue la orquesta que vale decir que iba “sola” con una sonoridad vibrante y bien recortada. Excelentes los timbres de las voces solistas. A última hora Albert Casals sustituyó al tenor previsto en el programa original Lluís Vilamajó.


Incombustible sir Neville Marriner. Zaragoza, 4-06-2012

COMO un paño de seda antigua recién estrenado, comenzó a sonar la Orquesta de Cadaqués bajo la batuta de sir Neville Marriner para iniciar el monográfico mozartiano con el que se cerraba el pasado lunes la XVIII Temporada de Grandes Conciertos de Primavera en el Auditorio zaragozano. Con gesto breve, el director dio orden de partida al vuelo sonoro que inició el clarinete de Joan Enric LIuna para poner alma en el ‘Concierto para clarinete y orquesta en la, KV 622’ del genio de Salzburgo. Pieza conocida que no admite fallos por parte de los intérpretes, obligados a mimar cada compás y cada nota, como hicieron desde el ‘allegro’ inicial hasta el ‘rondó-allegro’ final, pasando por el popularísimo ‘adagio’, una de las cumbres líricas del Mozart maduro.

Dotado de una técnica depu rada para el fraseo, Joan Enric LIuna domina igualmente la dinámica y la tímbrica del instrumento, consiguiendo una sonoridad diáfana y efectista. Su buen entendimiento con la orquesta, con la que colabora asiduamente, se tradujo en una versión de la obra llena de emotiva vitalidad. Para mantener la tónica autoral, regaló una propina compuesta de temas mozartianos.

El denso y complejo ‘Requiem en re menor, KV 626’ tuvo un inicio marcado por la serena solemnidad que impuso Marriner acentuando los graves y consiguiendo una entrada del coro llena de unción. El difícil contrapunto que plantea el ‘Kyrie’ fue resuelto correctamente por las voces, bien empastadas en todas sus intervenciones. La ‘sequentia’ iniciada por la lectura coral del ‘Dies irae’ y seguida por las voces solistas a la llamada del trombón, resultó emotiva.

El tenor Albert Casals sustituyó al anunciado Lluis Villamajó por indisposición de este, y se asoció bien con sus cole gas, muy brillante su timbre en contraste con  la cierta opacidad del bajo, José Antonio López. Las dos damas solistas, la soprano María Hinojosa y la ‘mezzo’ Marisa Martins, defendieron bien sus papeles, con cierto predominio volumétrico de la primera. El coro silabeó correctamente matizando los ‘legati ‘que generan un sugestivo contraste en los textos.

Mención especial al mérito de la actuación de sir Neville Marriner, que acaba de cumplir 88 años.

 

LA FICHA ****

Orquesta de Cadaqués

Coro Amici Musicae del Auditorio de Zaragoza

Neville marriner, director

Obras de Mozart

XVIII Temporada de Grandes Conciertos de primavera

Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza

Lunes, 4 de junio de 2012


Desde la torre del Trovador


Auditorio de Zaragoza, 22-06-2012



APOTEOSIS de dramatismo y belleza en la escena final de ‘Il trovatore’, donde Antonella Iacono (Leonora) tuvo anteanoche unos de sus mejores momentos. La cantante italiana ofreció una ‘D’amor sull’ali rosee’ bien servida aunque sin llegar al escalofrío. De voz opulenta y ágil, pero excesivamente vibrada, demostró capacidad para los matices y recursos de virtuosismo, en uno de los roles de soprano más exigentes de todo el repertorio operístico. Elocuente, su recitado en el ‘Miserere’. Una pieza que estuvo excelentemente introducida por el coro de hombres, que, a pesar de ser amateur, resultó un ornamento suntuoso, cantando muy bien la brillante partitura coral de Verdi.

El tenor Gastón Rivero estuvo desigual en el papel de Manrico. Tuvo números bastante destacados como ‘Ah sì, ben mio’, aunque marcado por su timbre de voz algo metálico. Le faltó el empuje y el volumen necesario para lucirse en la célebre ‘Di quella pira’, y fue deglutido por la orquesta en esos do de pecho que resultaron deslucidos.

Una orquesta que, aunque integrada por músicos en formación, exhibió una alta competencia desde el punto de vista interpretativo. No en vano sus instrumentistas llevan largos años de duro y minucioso estudio. Tuvieron momentos de gran brillantez en los actos 3 y 4 bajo la batuta de Juan Luis Martínez, que lo ajustó todo con eficacia y liderazgo.

Absolutamente magistral la mezzo Agostina Smimmero (Azucena), de voz amplia y potente, de graves sólidos y agudos seguros, que imperó con dominio en una tremebunda ‘Stride la vampa’, y resolvió con desenvoltura la página más original de la partitura: el recitativo ‘Condotta ell’era in ceppi’.

Ciertamente no tuvo su mejor noche el barítono Armando Gama (Luna), escaso de volumen en agudos, y carente de la agilidad necesaria en su aria del acto 2, a la que faltó potencia, nobleza y flexibilidad de linea de canto. Su voz resultó poco audible en varios pasajes.

Muy buen músico, cantante y actor, el bajo David Sánchez.

Muy bien los comprimarios y figurantes, entre cuyos lanceros vimos alguna cara conocida.

Sobria pero correcta esta versión semiescenificada de la ópera verdiana ambientada en la Aljafería.

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‘IL TROVATORE’     ****

Música: Giuseppe Verdi

Libreto: S. Cammarano y L.E. Bardare

Cantantes: G. Rivero, A. Iacono, D. Sánchez, A. Gama, A. Smimmero; M. Seraponte, S. Sorrentino.

Orquesta: Sinfónica del Conservatorio Superior de Música de Aragón

Coro:Titular del Auditorio

Director Coro: Andrés Ibiricu

Director musical: J.L. Martínez.

Auditorio de Zaragoza, 22-06-2012



La voz no tiene edad. Auditorio de Zaragoza, 20-12-2012

CON el título de “Adeste fideles”, los Amici Musicae se dieron cita en la noche del 20 de diciembre para cantar la Navidad. Las secciones infantil, juvenil y de adultos del coro ofrecieron un recital amplio y variado que abarcó composiciones de todas las épocas, de Monteverdi a los contemporáneos, pasando por Mozart, Grieg, Saint-Saëns, Fauré… e incluyendo algunas tonadas de origen popular. Acompañando a las voces, el piano y la viola en algunas piezas.

Bajo la dirección de Andrés Ibiricu, la sección de adultos arrancó con el “Cantique de Jean Racine”, de Fauré. Buen empaste, dinámica matizada con acierto y equilibrio de las cuerdas caracterizaron la interpretación, que prosiguió con “Tollite hostias, del “Oratorio de Navidad, Op.12”, de Saint-Saëns, también con Miguel Ángel Tapia al piano.

A continuación salió a escena el coro juvenil, dirigido por Javier Garcés, para interpretar canciones de grieg, Monteverdi y Lauridsen. Compuesto por 50 adolescentes y jóvenes, con predominio de mujeres (28 a 22) se desenvolvió con soltura y buena armonización. Intervinieron primero las chicas, mostrando algún apuro en las tesituras altas. A continuación los chicos cantaron con gusto una breve pieza de Monteverdi, terminando todos con una lectura conjunta de “O nata lux”, de Lauridsen; el ensemble es ya una realidad prometedora que madurará con tiempo y esfuerzo. Este bloque de medio centenar de voces, en una edad menos propicia que otras por diferentes motivos, es uno de los logros más meritorios de la iniciativa de Ibiricu y sus colaboradores.

Y por fin los niños, la gran promesa al mismo tiempo que gozosa realidad. Rondando también el medio centenar (predominio absoluto de las chicas: 39 a 8) contaron con la participación de Priscilia Borobia, soprano y de Alberto menjón, al piano, para interpretar cuatro fragmentos de la “Messe Basse” de Fauré. La dirección de Isabel Solano consiguió resultados sobresalientes en afinación, ataque, conjunción vocal, fraseo y modulación.

En la segunda parte se invirtió el orden de actuación: niños, jóvenes y adultos volvieron a lucirse en diferentes obras clásicas, modernas y populares que incluían el conocido “Pequeño Tamborilero”.

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 CORO AMICI MUSICAE DEL AUDITORIO DE ZARAGOZA    ***

Andrés Ibiricu, Javier Garcés e Isabel Solano, directores

Miguel Ángel Tapia y Alberto Menjón, piano.

Alodia Villar, viola

Priscilia Borobia y María Castiella, sopranos

Obras de Monteverdi, Mozart, Fauré, Saint-Saëns, Grieg, Lauridsen, Andreo, Sarasola y otros.

Sala Mozart, jueves 20 de diciembre de 2012

CARL ORFF AGOTA LAS ENTRADAS. HERALDO DE ARAGON. Martes, 15 de febrero de 2011.



CRÍTICA DE MÚSICA – Luis Alfonso Bes.



CARL ORFF AGOTA LAS ENTRADAS

Si hay una obra capaz de atraer al gran público esa es ‘Carmina Burana’ de C. Orff. Con ella, una vez más, se colgó el cartel de localidades agotadas en el Auditorio de Zaragoza a pesar de que venía en versión adaptada para percusión y dos pianos acompañando a coro y solistas.

El concierto comenzaba con el coro, reducido, atacando a capella tres motetes de A. Bruckner, demostrando estar en un buen momento artístico bajo la dirección precisa y eficaz de Juan Luís Martínez. Coro y director estuvieron especialmente inspirados en ‘Locus iste’, que trajo un remanso de armonías bien empastadas.

Vendría luego la música coral de F. Schubert con ‘Chor der Engel’ y también con el delicioso ‘Der 23. Psalm D 706’, negociado con delicadeza por las voces femeninas. En ‘La pastorella al prato’, no obstante, los hombres, solos, protagonizaron una entrada en falso. Algo que ningún artista debe permitirse sobre un escenario. El coro se amplió hasta más de cien miembros para atacar el bellísimo ‘Glaube, Hoffnung und Liebe’, también de Schubert, donde mostraron un destacado equilibrio vocal y una articulación notablemente evolucionada. Muy logrado efecto de ese piano a cuatro a manos de Oliver y M. Reynoso, en ‘Kantate für Irene Kiesewetter’, cantado con dicción transparente por el coro zaragozano.

La cantata escénica ‘Carmina Burana’ sonó original en versión de Percusiones del Conservatorio Superior de Música de Aragón, dotada de una calidad tímbrica inusual. Los dos pianos, no obstante, quedaban ahogados sirviendo la base armónica-melódica, en sustitución de los formidables llenos orquestales de la partitura del muniqués. Su lucha resultó desigual ante un coro infantil y adulto enorme, que conoce esta partitura a la perfección y que, a las órdenes de Martínez, estuvo más matizado que nunca.

F. Piqueras salió airoso de esos agudos baritonales y luego sacó bien a flote sus pasajes en falsete. Excelente S. Garzía, que, con la comicidad exigida por su papel, quitó rigidez al espectáculo, y magnífica E. Enguita que repartió abundante música manteniendo bien la columna sonora con afinación impoluta, impostacíón profunda y muchísima belleza en sus frases.

PERCUSIONES DEL CONSERVATORIO SUPERIOR Y COROS “AMICI MUSICAE”

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Cantantes: E. Enguita, S. Garzía y F. Piqueras.

Programa: “Carmina Burana”, de C. Orff y obras corales de A. Bruckner y F. Schubert.

Pianos: O. Oliver y M. Reynoso.

Directores de coro: I. Solano, J. Garcés y A. Ibiricu.

Director: J.L. Martínez.

13 de febrero de 2011




MIXTO DE BALLET Y ZARZUELA. HERALDO DE ARAGON. Martes, 8 de marzo de 2011.

CRITICA DE MÚSICA
 | Luis Alfonso Bes



Mixto de ballet y zarzuela



EL violín emergió sobre la ‘cadenza’ del arpa, enlazando una bella cooperación sonora de lucimiento notable. La batuta de Hilari García introdujo, luego, a la sección de cuerda y a las maderas, en una fiesta de cohesión armónica abundante, por el diálogo de violonchelo y violín. Era la escena dos (Paso de acción), de la suite de ‘El lago de los cisnes’, de Peter I. Chaikovski, escena cuyo final, no obstante, resultó excesivamente lánguido.

La Orquesta Filarmónica de la Universidad de Valencia es una formación integrada por universitarios. Una agrupación preprofesional de calidad, como también lo son las formaciones homólogas aragonesas del Conservatorio Superior de Música de Aragón (la Sinfónica, la Camerata Aragón, Percusiones, etc.), capaces, todas ellas, de asumir, con empuje, buena parte de la carga de programación de las salas zaragozanas en tiempos de recorte presupuestario.

La orquesta estuvo muy brillante, en general, como sucedió en ese canto fascinante del oboe sobre el trémolo de la cuerda con adornos del arpa, en el moderato inicial. Fue todo un indicio del nivel interpretativo que iban a mantener los valencianos, en cuyo podio el nuevo titular, Hilari García, relevaba definitivamente a Cristóbal Soler.

García reguló el sonido con gesto amplio y preciso, gobernando bien los matices. Hubo momentos de gran énfasis de danza, donde no resulté difícil imaginar las evoluciones de los grandes bailarines como R. Nureyev o N. Baryshnikov, que convirtieron en mítico este ballet.

La segunda parte trajo piezas populares de zarzuela, donde el Coro del Auditorio de Zaragoza cumplió bien en ese ‘silabato’ del coro de barquilleros de Chueca, brilló en el del ‘Dúo de la Africana’, sacó adelante esos pasajes de difícil afinación masculina en el de románticos de ‘Doña Francisquita’; bien acompañado por los levantinos, cuya proverbial calidad en sus secciones de viento aportó una bella atmósfera al preludio de ‘La verbena de la Paloma’.

Largos aplausos trajeron, como bises, el explosivo intermedio de ‘La boda de Luis Alonso’, de G. Jiménez, y la ronda de enamorados de ‘La del soto del parral’, de Soutullo y Vert.

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ORQUESTA FILARMONICA DE LA UNIVERSIDAD DE VALENCIA ****

Coro Amici Musicae del Auditorio de Zaragoza.

Director: Hilari García.

Director de coro: Andrés Ibiricu

Programa:

El lago de los cisnes: suite. Op. 20, de P.I. Chaikovski.

Selección de Piezas de zarzuelas de

F.Chueca, M.Fernández Caballero, A. Vives y T.Bretón.

XXXI Ciclo de Introducción a la Música.

Lugar: Auditorio de Zaragoza.

Fecha: 6 de Marzo de 2011.




EL PODER DE MOZART. HERALDO DE ARAGON. Domingo, 19 de junio de 2011.

CRITICA DE MUSICA|
 Juan Carlos Galtier



El poder de Mozart



UNA vez más todo el equipo del Auditorio se ha volcado para brindarle al público la única ópera posible de calidad que se puede dar por ahora en Zaragoza, aun partiendo de las limitaciones del propio Auditorio para este género, y hay que agradecerlo. Decía Juan Ángel Vela en la conferencia introductoria a esta “Flauta mágica” que el verdadero poder de esta ópera es su música. Así, lo primero que hay que tener en cuenta a la hora de escenificar “La flauta” es no interferir con el lenguaje musical y ese es el primer mérito de la producción del Auditorio. Alfonso Pablo vuelve a demostrar aquí su respeto por la ópera con una dirección respetuosa con las intenciones mozartianas se dedica a jugar con los factores de éxito clave de la ópera, en especial con sus dibujos de Papageno y Monostatos. La escenografía, dentro de las limitaciones que impone el no ser el Auditorio un teatro de ópera, fue simple pero funcionó, jugando con unas columnas de “leds” de color cambiante y unas elegantes proyecciones de Pepe Melero. Muy logrado maquillaje y el trabajo de vestuario, clásico 100%.

Así, la música de Mozart mandó, música que vino servida por Juan Luis Martínez, buen conocedor de las versiones historicistas que optó por la claridad de texturas y la ligereza de tiempos pero sin quitar solemnidad a los momentos que lo requieren ni el empaque necesario a la obra. Claro que para plantear una versión así hace falta una respuesta orquestal muy alta y esa la obtuvo de la Orquesta del Conservatorio Superior, que, una vez más, brilló con luz propia. Cuerdas perfectamente empastadas y claras y vientos rotundos. Del primer reparto proveniente de Friburgo destacar lo compacto del mismo, se nota el trabajo de conjunto. El Sarastro de Zinchenko fue la nota más negativa por su timbre hueco y falta de proyección musical; el Tamino de Zambrano, que fue de menos a más, estupendo tanto escénica como musicalmente el Papageno de De Souza; cumplió sobradamente Lee como Reina de la Noche y brilló por timbre, proyección y color la Pamina de Laferi. Muy bien las tres damas, cumplieron los tres muchachos al igual que el resto de pequeños papeles provenientes de Amici Musicae, que, por cierto, superó con holgura este nuevo reto mozartiano, sumándose al brillo general de la noche.

Del segundo reparto decir que Jesús Quílez lució buena línea vocal aun siendo demasiado lírica su voz para el papel. Estrella Cuello controló su emisión y dibujó una Pamina muy juvenil. A Salvador, Sarastro también le va grande pero tiene posibilidades como bajo. Isaac Galán ha pasado de promesa a firme realidad con una soltura vocal y escénica digna de cualquier escenario. De Enguita esperábamos una estupenda Reina de la Noche y no decepcionó, siendo especialmente sus agudos los que le auguran una brillante carrera.

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“LA FLAUTA   MAGICA”, DE W.A.  MOZART  * * * *

Solistas de la Hochschule für Musik de Friburgo, solistas locales.

Coro Amici Musicae. A. Ibiricu, director.

Orquesta Sinfónica  del Conservatorio Superior  de Música de Aragón.

A. Pablo, director escénico. J.L. Martínez, director.

Auditorio de Zaragoza, Viernes 17 y sábado 18 de junio. Lleno




Los frutos del trabajo y la dedicación. Heraldo de Aragón. Miércoles, 21 de diciembre de 2011



CRÍTICA DE MÚSICA/Juan carlos Galtier



En tiempos tan convulsos como estos, los ejemplos de trabajo y superación deben ser reforzados, y sin duda Amici Musicae, el coro del Auditorio de Zaragoza, representa estos valores de modo ejemplar.

Dicen los directores de coro que es fundamental para la salud del mismo cantar repertorio a capela, por eso este concierto es no solo un regalo al público, sino una excelente ocasión para que el coro realice este ejercicio. Y fue muy evidente que el director del coro, Andrés Ibiricu, sigue seguro del material que tiene entre manos, ya que comenzó el programa con tres obras de Mendelssohn que precisaban limpieza y claridad. Aquí el coro estuvo a la altura exigida, con una afinación lograda, ataques precisos y un bellísimo unísono en piano para cerrar la obra.

Tras Mendelssohn llegó Mozart, que sirvió para disfrutar una vez más de Beatriz Gimeno en el bellísimo “Laudamus” de las “Visperas KV399”. Ella y el coro lucieron un estupendo sentido de la frase musical, brindando un momento de serena belleza. En el canto de Navidad intervino Jesús Quílez, sin gran proyección aunque elegante y musical.

Después de los mayores, le tocaba el turno al coro juvenil, que hizo una aparición muy teatral con canto llano. Sorpendió lo bien entonado y lo rotundo del bordón grave. Tras ello llegó “Victoria”, que tuvo la limpieza exigible para tan delicada pieza. El “Salve Regina” de Jansson es un ejercicio complicadísimo sobre el original gregoriano, en el cual los jóvenes dieron una lección de trabajo conjunto y de saber estar en un repertorio difícil.

Y con el listón tan alto entraron los peques al escenario, el coro infantil, que empezó aún acompañado del coro juvenil, afrontando con arrojo un canto típico estonio. Tras esto, y ya solos, lograron la tan difícil afinación en coros infantiles, aparte de pianos bellos como el inicio del famoso “Duerme negrito”. Acabaron esta primera parte con el bello ejercicio de percusión corporal incluído en “Bi biotz”, de J. Guerrero.

La segunda parte tenía que ser obviamente más ligera que el “tour de force” que fue la primera y los villancicos hicieron que público y cantores disfrutaran de lo lindo.

Una sociedad que pretenda estar sana no debería ni plantearse rebajar apoyos a proyectos como este.

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CONCIERTO DE NAVIDAD DEL CORO AMICI MUSICAE ***

Directores: A. Ibiricu, I. Solano y J. Garcés

Lugar: Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza

Fecha: miércoles, 21 de diciembre de 2011

Asistencia: unas 1200 personas

LOS PLANETAS Op. 32 NEPTUNO. GUSTAV HOLST. 07-03-2010



HERALDO DE ARAGON. Miércoles, 10/03/2010

CRITICA DE MUSICA-Juan Carlos Galtier

GRANDES “PLANETAS”
LA VERDAD es que muchas veces no somos conscientes del lujo que supone el poder escuchar el repertorio más exigente en todo su esplendor pagando lo que cuesta un desayuno en una buena cafetería, y eso es lo que se produjo una vez más este domingo en el auditorio.
La protagonista de este nuevo lujo fue la Orquesta Filarmónica de la Universidad de Valencia, una orquesta que por su calidad (siempre teniendo en cuenta que estamos hablando de una orquesta de estudiantes) se ha ganado un puesto fijo en las programaciones del auditorio. En este caso la obra elegida era una pieza que no se programa demasiado, porque no sólo necesita unos efectivos orquestales más que notables sino además exige un coro femenino que canta tan solo unos minutos, hablamos de “Los Planetas” de Gustav Holst.
Como breve preludio a la música británica, los jóvenes valencianos tocaron la “Fantasía sobre una Fantasía de Alonso Mudarra” de José Luis Turina. La Fantasía es un estupendo ejercicio orquestal que los valencianos llenaron brillantemente de color.
Y luego vino el espectáculo; Marte es el brillante inicio de la pieza de Holst, que hoy tanto nos recuerda a “La Guerra de Las Galaxias” cuya banda sonora inspiró. Los metales aquí fueron rotundos y acertados en este inicio, acompañados por una sección de cuerda compacta y unas maderas que no desentonaban brindándonos así una versión de muchísimo porte.
La dirección de Cristóbal Soler es acertada pero se le nota la escuela valenciana que le hace buscar siempre sonoridades brillantes; en una obra como ésta esas sonoridades son imprescincibles, pero no es menos cierto que hay que tener cuidado en no perder la tensión en los momentos más ligeros; así, a Mercurio le faltó algo de ligereza y se notó algún desajuste. En Venus pudimos disfrutar del alto nivel interpretativo de alguno de los jóvenes solistas como el violín y el oboe.
Sin embargo, la mañana deparaba una sorpresa agradable añadida: las voces femeninas de Amici Musicae, que cantaron desde las puertas inferiores de la sala Mozart, creando un efecto misterioso muy adecuado a la obra. Son pocos minutos cantando, pero de una dificultad notable, y las mujeres del coro zaragozano superaron el reto. Hoy en día el coro zaragozano ha demostrado de sobra que puede dar la talla en cualquier repertorio: esperemos que no les falten apoyos.

“LOS PLANETAS” ***
Orquesta Filarmónica de la Universidad de Valencia y voces femeninas del Coro Amici Musicae del Auditorio de Zaragoza.

Andrés Ibiricu, director del coro.
Cristóbal Soler, director.
Obras de Turina y Holst.
Auditorio de Zaragoza, domingo 7 de marzo, lleno


Hacia la gran ópera. 18, 19 y 20 de junio de 2010}Heraldo de Aragón, 20 de junio de 2010

PUCCINI lloró tras presenciar, por vez primera, la muerte de Mimí. Es una de las escenas más conmovedoras de todo el repertorio operístico. A más de uno se le hizo un nudo en la garganta rememorándola en la actuación de Ainhoa Arteta de anteanoche. A ese brillante clímax contribuyó en gran medida la orquesta. Ahí estaban esos 70 músicos, estudantes del CSMA, dirigidos por Juan L Martínez rematando, con fuerza dramática, el tema de la última aria de Mimí.

El reclamo de los “200 artistas en escena”, nos alertaba ante un probable espectáculo operístico en la línea de los producidos por un auditorio no concebido para la ópera representada. Agradable sorpresa. El área escénica de la Mozart aparecía convertida en un extenso escenario teatral con zona proscénica en bajo a modo de foso orquestal. El montaje de Alfonso Pablo, el mejor de los vistos aquí, es eficaz y logra una ambientación que permite seguir la trama sin complicaciones ni anacronismos. El segundo acto, en la terraza del Café Momus, resultó especialmente logrado, con un destacado trabajo del coro, coro infantil y comprimarios, que Martínez dirigió con eficacia. Apoteósica la orquesta. Rotundo el barítono Toni Marsol.

Ainhoa Arteta estuvo emocionante en ‘Mi chiamano Mimi’ regulando el volumen con dominio, al igual que en su siguiente dúo con el tenor Gastón Rivero, quien la acompañó al unisono en el ascenso a ese vibrante do agudo final. Arteta cuajó en “Donde lieta uscì” una bellísima interpretación apianando en un delicado hilo de voz. Rivero, de volumen suficiente para el papel de Rodolfo, cantó muy bien su ‘Che gelida manina’, uno de los números más esperados, y mostró facilidad en el do de pecho. Buena dotación de armónicos, timbre algo metálico, afinación impoluta.

Montserrat Martí cantó mejor que nunca, con una dinámica articulatoria cada vez más precisa, y aprovechó su momento estelar, el vals de Musetta “Quando me’n vo” actuando con credibilidad.

Muy destacado el vestuario y también el movimiento escénico.

Un paso firme en la búsqueda de la adecuación de esta sala para la gran ópera.

LA BOHÉME ****

Música: G. Puccini. Ubreto: L. Illica y G. Giacosa.

Cantantes: Ainhoa Arteta, Montserrat Martí, Gastón Rivero, Toni Marsol.

Orquesta Sinfónica del CSMA y Coros del Auditorio.

Director escenico: Alfonso Pablo.

Director musical: Juan Luis Martínez.

Auditorio de Zaragoza. 18 de junio de 2010.


La novena que defraudó al público. 17 de diciembre de 2010


La novena que defraudó al público

Decía ayer Andrés Ibiricu que la novena de Beethoven es patrimonio de la humanidad y por lo tanto para tocarla hay que estar a la altura. La Orquesta Sinfónica Fok de Praga y el Coro Nacional Checo dirigidos por Gerd Albrecht parecían unos mimbres sólidos, más si a ellos se unía el estupendo coro local Amici Musicae.
Y así llegó la esperada novena que, tras un inicio confuso, pareció remontar algo el vuelo a lo largo del extenso primer tiempo y, sobre todo, del segundo, a pesar de ver cómo los músicos pasaban absolutamente de las indicaciones del director, que tampoco era un exceso de expresividad en la batuta. Y así llegamos a la pausa del tercer movimiento, en la que la salida de los coros y solistas rompió la poca concentración que se había logrado. No parece de recibo que coros y solistas no puedan estar ya en escena desde el principio de la sinfonía. ¿Qué ganan estando fuera esa media hora?. Después vino la banalización del tercer movimiento, que en vez de un adagio pareció un andante con moto de nula expresividad. Cuando llegó el presto final (tras un ataque desordenado) esto no lo levantaba ni el pasable cuarteto vocal (salvo la soprano, que caló) ni los estupendos Amici Musicae acompañados, los únicos a la altura de la obra.

CONCIERTO DE LA ORQUESTA FOK DE PRAGA, CORO NACIONAL CHECO SOLISTAS. CORO NACIONAL CHECO, CORO AMICI MUSICAE DEL AUDITORIO. **

Directores: Andrés Ibiricu (Coro) y Gerd Albrecht (orquesta). 
Programa: Obras de Beethoven. 
Lugar: Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza. 
Fecha: Viernes 17 de diciembre de 2010. 
Asistencia: Lleno

Carmina Burana. 01/03/2009. Cristóbal Soler

Clasicos populares.

NI UNO, NI DOS, ni tres. Cuatro son los virtuosos de la trom­pa requeridos para interpretar una de las partituras más origi­nales y vibrantes de R. Schu­mann: su ‘Konzertstück para cuatro trompas’. Y ahí estaba la orquesta universitaria valencia­na, con sus solistas al frente, dejando patente la buena repu­tación de los músicos de viento del Levante español. Es la trompa un instrumento harto indómito, del que resulta difícil refrenar alguna nota calada, que, de hecho, se escapó en el primer movimiento. No obs­tante, esos cuatro artistas, en pie, vertieron abundante músi­ca fluida, a las órdenes de Cris­tóbal Soler, quien transmitió el impulso vital que todo músico de orquesta necesita ver desde su atril Muy logrado el resulta­do tímbrico en el ‘Romanze’ Algo asíncrona la entrada de las trompetas. Mucha bravura en los pasajes rápidos del últi­mo movimiento, que obtuvie­ron los bravos enfervorizados del público.

Música clásica, la hay que arraiga en el público y la hay que no. Y si existe un ejemplo del primer aserto en el siglo XX, ese es Carmina Burana de C. Orff. Una obra tremenda­mente popular, de la que pudimos presenciar una inolvidable puesta en escena durante la Expo, hace solo unos meses, en el majestuoso escenario del Pala­cio de Congresos; ahora vacío y silencioso. Si en aquella oca­sión el Jin Xing Dance Theatre representaba esta cantata escé­nica con todo el fasto de mímica y ballet con las “iimágenes mágicas” exigidas por Orff, So­ler, anteanoche, traía la versión concierto habitual, más habi­tual. Entre los cantantes, disfru­tamos de Eugenia Enguita, una soprano que nos gusta cada vez más y que ha alcanzado un des­tacado nivel artístico, que que­dó patente en su ‘Ave formosis­sima’. De ‘fiato’ intachable y timbre etéreo, logró una expre­sividad fluida, produciendo elevadas dosis de emoción. El contratenor Sergio García, el cisne, cumplió muy bien en su ‘Olim lacus coluerant’ donde estuvo seguro y explícitamente cómico como exige la partitura. Buen efecto de ese fagote. El barítono César San Martín, al­go oscurecido por la orquesta al principio de su ‘Estuans inte­rius’, recuperó protagonismo destacando con adecuado volumen y marcialidad este canto de libertad. Buen trabajo del coro y un muy notable papel del director al frente de esta formación universitaria que so­nó muy profesional.

 

LA FICHA

Orquesta Filarmónica de la Universidad de Valencia y Coro Amici Musicae

Programa: Konzertstück para 4 trompas, de R. Schumann;

Carmina Burana, de C. Orff

J. Chanzá, R. Sales, E. Cullell, D. Cuenca, trompas

E. Enguita, soprano. S. Gracía, contratenor, C. San Martín, barítono.

C. Soler, director.

Auditorio de Zaragoza, 1 de marzo de 2009.

 

 

 

 

 

La Traviata. 26, 27 y 28 de junio de 2009. Juan Luis Martínez

El Heraldo de Aragón 26-06-2009 (Ópera)

Violeta en vaqueros

“Por segundo año una ópera de producción propia cierra la temporada del Auditorio de Zaragoza con éxito de público. La parte escénica de esta Traviata estuvo cargada de buenas intenciones pero con errores evidentes y alguna que otra incoherencia. La escena de Violeta y Germont pecó de lejanía física excesiva y los trajes y decoración nos trasladaban a un presente difuso entre los 80 y la rabiosa actualidad (reconocí una lámpara de Ikea) con algún toque local (¿qué pintan los cabezudos de Zaragoza en “La Traviata”?). Pero falla lo importante, que es la dirección de actores que dependió de las dotes de los mismos. No obstante, el personaje de Violeta fue creíble por su indumentaria… vaqueros, y por el físico y dotes de su intérprete. La Orquesta del Conservatorio vive un dulce momento, disfrutan tocando y eso se nota, los dos “Preludios” de esta ópera son de difícil afinación y sonaron estupendos. Martínez concertó con precisión y musicalidad e intentó hacer frasear a todos logrando un gran momento en el concertante final del segundo acto, pero debe controlar el volumen de los “forti”, que en muchos momentos fue irritante y tapó sin misericordia a solistas e incluso al coro. Amici Musicae cumple sin problema cualquier compromiso y tras sus últimos retos, “La Traviata” fue pan comido para ellos. Eso sí, nos gustaría un día poderlos ver a todos actuando en un escenario y no semiagazapados. Pero al final si en “La Traviata” no hay cantantes, no hay ópera ni emoción. Y por suerte los hubo, empezando por un equipo solvente de comprimarios. Tony Marsol estuvo lastrado por una gestualidad decimonónica; vocalmente empezó con una voz cavernosa que fue timbrando y se impuso con autoridad en su aria a pesar de la falta de naturalidad. Gastón Rivero dibujó un Alfredo algo tosco pero vocalmente resuelto y entregado. Y la joya de la noche fue Violeta. Hay pocas sopranos del panorama internacional que saquen hoy una Traviata algo más que solvente y entre ellas hay que situar a Minerva Moliner: da el físico y tiene un bello timbre con un vibrato controlado al final de las frases. Superó los escollos del papel y recreó una Violeta frágil y juvenil, que lució tanto en la coloratura (dio el agudo no escrito del “Sempre libera”) como en un “Addio del pasato” de fina factura; un nombre con el que contar para el futuro.

LA FICHA

 

La Traviata

De Giuseppe Verdi. Libreto: Francesco Maria Piave.

Intérpretes: Minerva Moliner, Gastón Rivero. Toni Marsol

Coro Amici Musicae.

Orquesta del Conservatorio Superior.

Director de escena: Luis Merchán.

Director musical: Juan Luis Martínez.

Auditorio de zaragoza. Lleno.

Juan Carlos Galtier.

Sueño de una noche de verano. S. L. del Escorial. 5 agosto 2009

Noche shakespeariana en la sierra: de Tchaikovsky a Mendelssohn, de la mano de Solokov, Pou y la Orquesta de Cadaqués Interpretación de la Op.35 de Thaikovsky, y del “Sueño de una noche de verano” de Mendelssohn

Julio Castro – laRepúblicaCultural.es

Es una lástima que Solokov, con la pieza de Tchaikovsky interpretada junto a la Orquesta de Cadaqués, fuese absorbida por el apabullante montaje de Sueño de una noche de verano que vendría a continuación. Una espléndida noche musical reunía en el Teatro Auditorio de San Lorenzo de El Escorial, en la sierra madrileña, un programa que, pese a lo diverso no era nada asonante en su resultado.

La Orquesta de Cadaqués, a cargo de Jaime Martín, traía en la primera parte del programa, a Valery Solokov como solista, para interpretar el Concierto para violín y orquesta en re mayor, Opus 35, escrita por Thaikovski en 1878. Esta pieza, que siempre me ha parecido que combina de manera muy progresiva los momentos de más fuerza con aquellos que conducen el tema, permitieron destacar las dotes interpretativas del joven violinista (recordemos que cuenta con tan solo 23 años y una notable carrera) que, más allá de la simple transcripción musical de la partitura le otorga su propio estilo, a veces de manera más divertida y desenfadada a lo largo del último movimiento, pero también remarcando más las notas y las cuerdas en los trémolos de diversos pasajes. No es sencillo destacar en este auditorio entre 28 componentes de cuerda más, porque la disposición de la misma hace que el sonido sea muy absorbido hacia la parte posterior del escenario, lo que rebaja el volumen de percepción, pero además, es un espacio muy sensible a la distribución espacial, por lo que pudimos comprobar que, simplemente con pequeños cambios de postura del solista, variaba notablemente la audición de su instrumento. Y sin embargo, una buena parte del público no pudo por menos que lanzarse a una ovación tras el primer movimiento.

Y pese a la diferencia en la orientación de ambas partes de la noche, el director y la orquesta supieron estar a la altura de los cambios en una y otra parte, acompañando o tirando del carro musical según fuese la circunstancia.

De la segunda parte, ya volcada en la obra de Mendelssohn y Shakespeare, con ese Sueño de una noche de verano, decir que se nos ofreció incluso más de lo esperado, ya que realmente, las iluminaciones que complementan la labor musical, instrumental, coral y también la narradora, son un hermoso trabajo. El Coro Amici Musicae del Auditorio de Zaragoza, en sus breves participaciones, dio como resultado un buen trabajo. Por su parte, intervinieron las sopranos Raquel Lojendio y Mª Eugenia Boix, la primera con una voz bien clara y definida, en tanto que la segunda con un sonido más líquido y dulce que, personalmente, me enamoró más.

La magnífica voz y la lectura teatral de Josep Maria Pou no dejan nada que añadir al resultado final de la obra, aunque a veces falta un poco de integración entre orquesta y narración que, siendo un primer estreno, tampoco es de extrañar, pero que podría facilitarse reduciendo los efectos de cambio de ubicación y de efectos de iluminación sobre el actor (o, sin duda, con más representaciones).

En fin, que envidio a quienes hoy tendrán esa luna sobre sus cabezas en Peralada, porque será el verdadero sueño de este verano.

Programa: 

I Parte 
Piotr I. Tchaikovski (1840-1893) Concierto para violín y orquesta en re mayor, Op.35 
Allegro Moderato 
Canzonetta. Andante 
Finale. Allegro Vivacissimo 

II Parte 
Felix Mendelssohn (1809-1847) Sueño de una noche de verano, Op. 21 y 61 
Texto: William Shakespeare 
Traducción: Salvador Oliva 
Obertura – Allegro di molto 
I. Scherzo – Allegro Vivace 
II. L’istesso tempo / Marcha de las hadas – Allegro Vivace 
III. Canción de las hadas – Allegro ma non troppo 
IV. Andante 
V. Allegro appassionato 
VI. Allegro 
VII. Nocturno – Con moto tranquillo 
VIII. Andante 
IX. Marcha Nupcial – Allegro vivace 
X. Allegro comodo / Marcha fúnebre – Andante comodo 
XI. Danza de los payasos – Allegro di molto 
XII. Allegro vivace come I 
XIII. Finale- Allegro di molto

Noches de Zarzuela16, 17 y 18 de octubre de 2009


Reciclando con zarzuela

COGER un espectáculo, hacerle algunos retoques y volverlo a presentar un año más tarde puede verse o bien como falta de imaginación o como apuntarse a una fórmula que de cara al público es un éxito seguro.

Visto así el acierto es grande y se produce el doble objetivo de entretener a la gente en fiestas y hacer caja.

Otra cosa es la calidad intrínseca del espectáculo y aquí tenemos que destacar lo mismo que el año pasado, un espectáculo así, nace cojo por la falta de orquesta a pesar de que Miguel Angel Tapia acompaña bien desde el piano y se las sabe todas en estas lides. La zarzuela es un espectáculo lírico en el cual el color orquestal es fundamental.

El repertorio tenía como base las zarzuelas de tema aragonés y un ramillete de números sueltos de variado interés; en ese contexto se hace difícil de entender que pintaban los fragmentos de la Traviata, más allá de aprovechar que Amici Musicae los tenía frescos tras las funciones de junio.

Respecto al elenco empezaremos por el coro, que seguramente está centrado en su próximo y titánico compromiso malheriano y que aquí se dedicó a cumplir con la profesionalidad que no tienen en sentido estricto y sin embargo les caracteriza. La sección femenina empezó algo destemplada en el coro de barquilleros con su difícil parlato pero se fueron entonando y fueron los que le dieron solvencia junto a Tapia al espectáculo.

Respecto a las voces de todo hubo. Santiago Sánchez Jericó tiene la voz tocada, y las pérdidas de impostación y cambios de color son notables, no obstante el artista es listo y sabe meterse al público en el bolsillo. El bajo-barítono Luis Romero es una voz zarzuelera pero le falta un punto de empuje.

Respecto a las voces femeninas María de Félix a pesar de poner toda la carne en el asador tiene problemas de afinación y engolamiento. Tuve el infortunio de oír por la mañana una grabación de la Lorengar de la canción de Paloma, y la paloma de la De Félix no remontó el vuelo en comparación.

La mejor voz de la noche fue la de Beatriz Gimeno, de grato timbre, que brindó junto a Tapia lo más novedoso de la noche, el invento de la jota jazz de salón con una bella versión de la Magallonera que gustó y enfadó a los más puristas. Por lo demás, Berna como siempre,

Nobleza baturra con su elegancia habitual. Eso sí, el público divirtiéndose de lo lindo.Al final, de eso se trataba.

LA FICHA

Reciclando con zarzuela

Noches de Zarzuela, romanzas y coros célebres de Zarzuela.

Coro Amici Musicae. Nobleza Baturra. M.A.Berna, baile, J. Tejedor, violín, B, Gimeno, mezzo, Mª de Félix, soprano, S. Sánchez Jericó, tenor, L. Romero, barítono. A, Ibiricu, director del coro. M.A. Tapia, piano. Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza, viernes 16. Lleno.

Sinfonía nº 8 de Mahler. 4-5/XI/09. Pamplona y Zaragoza


El Diario de Navarra. Viernes, 6 de noviembre de 2009

MAHLER (1860-1911) dirigió el estreno de esta Sinfonía, fechada en 1906, el 12 de septiembre de 1910, en Munich. Fecha dorada en la historia de la música y de los conciertos. Alma Mahler, mujer del músico y dedicataria de la partitura, recordaba que “la tensión de todo Munich y de los extranjeros llegados para el concierto era increíble. Ya el ensayo general había sumido a todo el mundo en el entusiasmo, que rebasó los límites la tarde del concierto.

Cuando Mahler apareció sobre el podio de director, todo el público se puso de pie en silencio absoluto. Fue el homenaje más conmovedor jamás rendido a un artista. Yo estaba en un palco, casi desvanecida de emoción. Mahler, divino demonio, dominaba las masas colosales, que se transformaban en fuentes de luz. Cada uno de los presentes en la sala vivió una experiencia de fuerza inconmensurable.” En la sala, decenas de famosos y notables, a los que debemos abundantes testimonios. Fue el mayor triunfo del compositor en toda su vida y su última actuación en Europa, pero Mahler llevaba la muerte en la cara, según Bruno Walter (1876-1962), su adjunto de dirección en Viena desde 1901 y mahleriano imprescindible. “Estaba muy envejecido y me dio miedo”, atestiguó la gran Lilli Lehmann, doce años mayor que Mahler. Quizá era el mismo Bruno Walter el joven cuyas palabras recogió Richard Specht: “Va a morir pronto. Mirad sus ojos. No es la mirada de un triunfador de la vida, en busca de nuevas victorias, sino el hombre sobre cuyo hombro ha puesto la mano la muerte”.

De los asistentes al acontecimiento, acaso el juicio musical más interesante sea el de Julius Korngold (1860-1945), critico estricto y padre de Erich Wolfgang: “Esta sinfonía tan noble, tan alegre y bella, me pareció revelar la transformación faustiana de Mahler y su ascensión a las más altas y puras moradas de la creación musical. Se elevaba por encima de sus contemporáneos, conquistada la distancia que otorga la muerte”. Korngold, sin explicitarlo, señala las dos raíces de la sinfonía para solistas, coro doble y nutrida orquesta, -no con solistas y coros, según acota Marc Vignal, conspicuo especialista en el autor austrobohemio-, obra con dos partes, basadas en el Veni, Creator Spiritus y en la escena final, del segundo Fausto de Goethe. Dos textos separados por diez siglos y algo más importante, fundidos en una obra sutilmente unitaria, única y rara en los ciclos de conciertos, dadas sus exigencias de plantilla. “Los Mil”, dijo la publicidad hace casi un siglo, pero hay que entender ese número como hoy el de las manifestaciones. Anteayer los mil no llegaban a cuatrocientos, una muchedumbre, sin duda, pero no demasiados.

Tarde histórica también aquí la de anteayer, por varias razones. En primer lugar, la versión, poderosa, impresionante desde el neto -sorprendente, diría- acorde inicial del órgano pleno –Volles Werk, indica Mahler- más chelos y contrabajos y el Veni, Creator Spiritusal canto final del “Eterno femenino que nos eleva” y “Todas las cosas efímeras”, versión llevada en todo momento con pulso firme y sereno, atento y matizado. En ese resultado debemos resaltar la prestación del coro, rotundo, sin vacilaciones en los ataques, excesivo quizá en algún momento de los agudos, si no supiéramos que las voces afrontan un trato despiadado. Los coralistas pueden sentirse muy satisfechos de su trabajo. Cuando Gergiev hizo saludar los primeros a los escolanos no se dejaba llevar por sentimientos paternalistas. Los niños, particella en mano en medio de la orquesta, cumplieron perfectamente su papel: Mahler no es un fin de curso colegial. Y, en fin, la orquesta y los solistas rusos. La orquesta, (15,11,10,8 y 7 en la cuerda),espléndida toda la noche, con dos momentos inolvidables: la introducción, muy matizada y clara de textura,de la segunda parte, esos 166 compases cuajados de indicaciones expresivas, única sección orquestal de la sinfonía, y, en el último número, la exhibición de los metales, redondos y cálidos, bruñidos pero no hirientes. Y, en fin, los ocho solistas, jóvenes, frescos de timbre, estupendos de calidad vocal y de técnica -la primera mezzo, magnífi- ca- , con innegable sentido teatral en la expresión. Gergiev les hizo poquísimo caso, porque a estas alturas no debe necesitar abrumarles con indicaciones. Ocho voces aquí ignotas, oportunas para desbaratar falsas famas y contrastar aldeanerías paletas.

De lo dicho cabe deducir que el máximo protagonista de la velada fue Gergiev. No sé cuántos conocerían, al comenzar el concierto, quién es este ruso en el ámbito actual de las batutas mundiales. Sin excentricidades ni un gesto de más, llevó la obra, tremenda, con segura musicalidad, férrea en el compás la primera, sin batuta la segunda. Excepcional y elegante, sin agobios, sin escorzos.

No quedamos sin saber qué cantante ponía voz a cada uno de los ocho personajes. Pero, sin informes bajo manga, consta que un coro de casa puede cantar aquí con un general que trae su tropa.

Ficha del concierto

Octava Sinfonía, en mi bemol mayor, “Los Mil”, de Gustav Mahler.Intérpretes: Anastasia Kalagina, y Ludmila Ddinova, sopranos. Zlata Bukychva, Olga Savova y Viktoria Yastrebova, mezzosopranos. Sergei Semishkur, tenor. Alexei Markov, barítono. Yevgeny Nikitin, bajo-barítono. Orfeón Pamplonés y su Escolanía, Amici Musicae y su Escolanía, de Zaragoza. Orquesta del Teatro Mariinsky de San Petersburgo. Director: Valery Gergiev.Directores corales: Igor Ijurra y Juan Gaínza Berro (Orfeón Pamplonés y su Escolanía, respectivamente), Andrés Ibiricu ) e Isabel Solano (Amici Musicae y su Escolanía)Incidencias: Baluarte. Miércoles, 4. Lleno total. Ovación inmediata, densa y mantenida diez minutos a lo largo de las repetidas salidas de director, solistas y directores corales, recrecida cuando Gergiev hacía levantarse a los coralistas o les señalaba, los primeros los escolanos, ovación a la que se sumó desde el primer momento la orquesta. La pantalla sobre la boca del escenario facilitó la traducción de los textos latino y alemán, pero no éstos, también ausentes en el programa de mano.

Heraldo de Aragón 7 de noviembre de 2009

MAYORIA DE EDAD 
CUANDO hace 15 años se inauguró el Auditorio de Zaragoza, pensaba que se debería haber inaugurado con la octava sinfonía de Mahler. Ahora todos hemos madurado y me he dado cuenta de que una obra como ésta requiere madurez en todos sus elementos; madurez en el público, madurez en los intérpretes, la necesaria para conjuntar el trabajo de tantos músicos, y madurez en quien la programa para que todos los mimbres en una obra así funcionen a la perfección. 
Así, el concierto del jueves suponía la confirmación de una mayoría de edad que la programación del Auditorio viene mostrando ya desde hace años, mezclando con sabiduría el apoyo a los grupos estables de nuestra tierra con los más grandes intérpretes y orquestas del mundo. En este panorama, programar la octava de Mahler, llamada de los mil por el tremendo contingente coral e instrumental necesario para interpretarla, era toda una reválida al trabajo de estos años y la reválida fue pasada ‘cum laude’. 
Los mimbres eran los adecuados: una de las mejores orquestas europeas con su efectivo director y el coro Amici Musicae del Auditorio, al que se unió el Orfeón Pamplonés, coproduciendo el espectáculo con el Baluarte pamplonés. 
Y la cosa funcionó, la obra de Mahler es un inmenso fresco que requiere una precisión casi milimétrica en el encaje de sus elementos y se consiguió. La orquesta del Mariinski es de una solvencia técnica difícilmente superable, cada familia funciona a la perfección y encaja en el todo sin problemas. 
La cuerda logró pianísimos de gran intensidad y los metales estuvieron potentes en todo momento sin ser estridentes. El equipo de solistas del teatro ruso era de una categoría inatacable: voces grandes, musicales, que superaban la barrera de la orquesta y cantaban con el melodismo que Mahler exige. 
Gergiev impuso una visión muy teatral de la obra, es un director que no rehúye el dramatismo pero que lo usa con gran inteligencia y los suyos le responden milimétricamente. 
Respecto a los coros, decir que no fueron dos sino uno y estuvieron a la altura de las circunstancias, superando los escollos de esta dificilísima partitura. El Orfeón Pamplonés y Amici Musicae lograron emocionarnos con su interpretación. Tras meses de trabajo, al llegar el ‘Chorus Mysticus’ final, a muchos se nos erizó el vello de la emoción. 

LA FICHA ***** 
Solistas y Orquesta del Teatro Mariinski, Coro Amici Musicae y Orfeón Pamplonés. 
Dirección: Valery Gergiev. Dirección de los coros: Igor Ijurra y Andrés Ibiricu. Programa: ‘Sinfonía nº8, llamada ‘de los mil’, de Gustav Mahler. Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza. Jueves 5 de noviembre. Lleno.

Crítica de la revista en vivo de Baluarte sobre Valery Gergiev.

El director general y artístico del Teatro Mariinskyde San Petersburgo oficia, en las artes y en los negocios, como un mariscal de campo. Es un hombre excesivo, hiperbólico, casi sobrenatural; para muchos, un genio de nuestro tiempo; para otros (¿envidia?), un talento sobrevalorado. Por segunda vez, Valery Gergiev(1953) subió al escenario de Baluarte el pasado 4 de noviembre. En esta ocasión, para dirigir una obra “tremenda”—en acertada palabra de un crítico pamplonés—, la Octava Sinfonía de Gustav Mahler (1860-1911), apodada “de los Mil” porque Mahler la ideó para 850 cantantes y 171  instrumentistas. En Baluarte no fueron tantos, pero requirió el concurso del Orfeón Pamplonés, del coro Amici Musicae del Auditorio de Zaragoza y de sus respectivas escolanías. Además de la Orquesta del Teatro Mariinsky y de 8 solistas. Alrededor de 400 personas, en total. Gergiev llegó en jet privado desde Valencia el mismo día del estreno. Su ayudante se había encargado de los ensayos previos con la orquesta y los coros. La noche anterior había dirigido en el Palau de les Arts la versión íntegra (¡5 horas!) de la ópera Los troyanos de Berlioz (1803-1869) con la Fura dels Baus y la Orquesta y el Coro de la Comunitat Valenciana. Caminos cruzados: el Orfeón cantará en Baluarte la próxima temporada (12 y 13 de febrero) el Carmina Burana de Carl Orff (1895-1982) escenografiado por el grupo catalán dirigido por Carlus Pradissa. Y la cosa no terminó ahí: desde Pamplona viajó a Zaragoza para dirigir la Octava por segunda vez, y desde allí volvió a Valencia, donde su otra orquesta, la del famoso Ballet Kirov, hoy Ballet Mariinsky, ofreció un programa durante tres días consecutivos. El público, que llenó Baluarte, dio por bueno el resultado: nada menos que diez minutos de ovaciones. La crítica coincidió en el aplauso. No se sabe qué encomiar más: si el empaste y la precisión de los coros, la calidad de los cantantes solistas, la exactitud de la orquesta o la maestría de un director que dirige el imponente edificio musical de la Octava sinfonía sin aspavientos, sin despeinarse, como si se tratara de una delicada pieza de cámara interpretada por unos pocos músicos. Tal vez ahí radique la excepcionalidad y el poder de Gergiev, el Grande.

El Periódico 7-10-2008(Zarzuela) 


Agotadas todas las localidades. No hubo ni un solo asiento libre en la sala Mozart del Auditorio de Zaragoza durante la celebración del espectáculo de Zarzuela, romanzas y coros célebres que ayer levantó el telón en la primera de las tres representaciones programadas para estas fiestas del Pilar. Y esta imagen de una sala Mozart repleta solo cambiará de personajes durante la representación de esta noche y en el pase de mañana. El resto del atrezzo que acompaña a los artistas será exactamente el mismo porque las entradas están agotadas desde hace varios días. De hecho, la excelente acogida del público zaragozano provocó que la organización prorrogase un día más, hasta mañana miércoles, el espectáculo de zarzuelas. La de mañana no fue una excepción y los tickets para asistir a este último pase se agotaron el mismo día de su puesta a la venta al público.

Artistas de la talla de la soprano Beatriz Gimenez, el tenor Santiago Sánchez Jericó, el violoncelista Jordán Tejedor, el grupo Nobleza Baturra o el bailarín Miguel Ángel Berna son solo alguno de los artífices del éxito de la representación. Un triunfo que comenzó en el mismo momento en el que los miembros del Amici Musicae Coro del Auditorio hicieron su entrada sobre el escenario de la sala Mozart. La protagonista de la primera parte fue la soprano Beatriz Gimeno, a la que acompañó en su interpretación musical el piano de Miguel Ángel Tapia.

Para contemplar a uno de los máximos atractivos del cartel, Miguel Ángel Berna, hubo que esperar hasta las estampas finales del primer y segundo acto, aunque su mano como coreógrafo se notó en cada una de las interpretaciones. Como decorado, el escenario adoptó una selección de los dibujos y grabados más representativos de Goya, mientras los cantantes desgranaban un repertorio de canciones en los que, cómo no podía ser menos, la jota interpretó el papel protagonista. Cada uno de los participantes dibujó sobre el escenario un cuadro de imágenes musicales que quedaron perfectamente engranadas gracias al piano de Miguel Ángel Tapia.

Hubo participaciones que fueron especialmente apreciadas y aplaudidas por el público asistente. Entre ellas, la del tenor Santiago Sánchez Jericó y su interpretación de la jota de la zarzuela El trust de los tenorios o la participación del grupo Nobleza Baturra.

Zarzuela, romanzas y coros célebres es una producción propia del Auditorio de Zaragoza que se gestó e ideó en el marco de la Expo. La primera versión de este espectáculo se estrenó el pasado 7 de septiembre, durante los actos de celebración del día de Zaragoza en la muestra de Ranillas. Esta producción era una versión mucho más reducida que la que ayer pudo disfrutar el público del Auditorio, con poco más de treinta minutos de romanzas y zarzuelas tradicionales aragonesas, frente a las dos horas que alcanza el formato que se representa durante estas fiestas del Pilar.

Una de las particularidades de este espectáculo es que ha sido diseñado por artistas aragoneses y que estos interpretan las zarzuelas más conocidas de la música popular de la comunidad. Artistas consagrados y de renombre se han unido para participar en un espectáculo que ya se pudo calificar como un auténtico éxito mucho antes de que el público aplaudiese la entrada de los artistas sobre el escenario.


Críticas al concierto de Mahler el día 12 de junio de 2008



«Todavía andaban besándose entre las filas del palco de las autoridades cuando fueron saliendo al escenario, entre aplausos, los maestros de la Filarmónica de Israel, provectos y serios como manda el Talmud, en un desfile interminable. Mahler necesita siempre esa masa orquestal de cien músicos. Y después entró el gran coro Amici Musicae tenso ante la cita, que ocupó su sitio detrás sin mover una pestaña. 

Se hizo un silencio largo y apareció Zubin Metha de frac para meter a todos en el Allegro Maestoso de la Segunda Sinfonía Resurrección, desde un estrado sin atril ni barandilla, dos peldaños por encima del mundo. Sonaba la orquesta poderosa, como un gran buque en avance por el océano de la música, el capitán llevándolo seguro por pasajes de calma y de galerna, sin descanso. La batalla titánica de Mahler entre el optimismo y la decepción que diagnosticara Freud. El canto de dolor de un mundo que sufre. El arpa goteaba. 

Era la víspera de la gran cita de hoy en Ranillas. Francisco Pellicer, el director general adjunto de contenidos de la Expo declaraba: “Estamos con alta tensión positiva. Es un momento emocionalmente muy fuerte, de muchos logros”. Roque Gistau estaba tranquilo: “Hemos hecho los deberes”. Y luego, “parece que todo viene bien” con ese venir confiado y centrípeto que dice mucho más que ir, porque añade alegría. Y el cronista, Domingo Buesa, dijo haber detectado en la calle la sensación de fiesta “somos los anfitriones”. Todos se saludaban optimistas. 

Al llegar el momento de intervenir el coro muchos tuvieron la sensación de que aquello era “lo más parecido al cielo”. Miguel Ángel Tapia explicó que hubo que convencer a Zubin Metha para que aceptara a Amici Musicae. Ayer hubo gente que salió llorando de la Sala Mozart.»



De El Periódico



«Zubin Mehta dirigiendo a la Israel Philarmonic Orchestra y el Coro Amici Musicae del Auditorio de Zaragoza, consiguieron ayer ofrecer un concierto redondo. 

El adjetivo tiene que ver con que en notación musical la palabra redonda es la que corresponde a una nota que llena todo un compás ( en tiempo 4/4). Pues eso es lo que hicieron ayer todos estos grandiosos músicos en el Auditorio de Zaragoza llenar no un compás, sino el aforo completo del mismo, y el espacio, de notas magistralmente enlazadas por todos ellos. 

Un concierto de esta envergadura es un hito musical en la hitoria de Zaragoza, porque traer al posiblemente mejor director de orquesta de nuestros tiempos, ponerlo al frente de una extraordinaria orquesta, a la que acompañó un coro de unas 125 voces y con el que brillaron Talia Or (soprano) y Catherine Wyn-Rogers (mezzosoprano) excelentes, hace que no sea un concierto más de los que se vean todos los días en cualquier escenario del mundo. 

Todo ello permitió afrontar un programa complicado y técnicamente dificil como es la Sinfonía nº 2 de Do m. Resurrección de Gustav Mahler. El resultado de tanto esfuerzo fué un concierto en tono mayor. Grandioso y espectacular, con momentos de sobrecogimiento por la fuerza y la intensidad con la que se tiene que emplear la orquesta y contrastados con pasajes de un romanticismo y pianíssimos extremos. 

Creo que los conciertos de altísimo nivel programados en el Auditorio de Zaragoza con motivo de los Fastos de la Expo no pudieron tener mejor inicio que éste de ayer, tal vez insuperable, pero desde luego que lo programado tiene mucho atractivo para seguir disfrutando de música de primerísimo nivel mundial.»

de Internet


«Pequeña gran zarzuela». Concierto de Zarzuela 29/12/2008

Los ingredientes en la velada del lunes eran buenos: intérpretes solventes y género lírico español, y así el público respondió llenando la sala Mozart. La orquesta de Cadaqués se presentó en su versión más reducida, con una cuerda mínima, pero aun así demostró que un repertorio como la zarzuela no requiere de muchos músicos pero sí de un grupo bien empastado y profesional. La orquesta afrontó varias de las piezas del género más conocidas, incluyendo el famoso intermedio de La boda de Luis Alonso en los bises, y presentó versiones que daban el pego para el escaso número de músicos que había. Los de Cadaqués se las saben todas y sacaron adelante el reto con dignidad.


Cada vez se ve más cómodo y profesional, aun sin serlo, al Coro Amici Musicae, que estuvo en su sitio, sacando adelante sin problemas todos los números encomendados. Y se pudo apreciar su nivel como grupo al ver cómo apoyaron a una corista que sufrió un desvanecimiento durante la actuación. Hay que decir que el director de la velada no pareció muy atento al coro y no hizo salir al final del concierto a su director; fue sin duda una falta de consideración hacia una formación que ha cantado ya con músicos notables.

Pero la protagonista era la voz, la de un tenor y la de una soprano mediática. José Luis Sola es un tenor lírico ligero de escaso volumen pero que utiliza muy bien sus recursos y dota cada interpretación del acento adecuado, se nota que tiene buena escuela. Eso sí, tuvo que sufrir la orquestación más vulgar posible de la bellísima Granada, de Lara. Tan tosca era esta orquestación que tapó al tenor en los momentos en que la melodía debe lucirse más.

Y por último la diva, Ainhoa Arteta, que ya es, por suerte, habitual en nuestra ciudad. La Arteta disfruta en este momento de una envidiable madurez como cantante. Solucionados los antiguos problemas, hoy, cantando, nos recuerda a Mirella Freni, con un timbre lírico pleno y un vibrato controlado que usa con inteligencia para realzar los efectos dramáticos. Su gran momento fue la romanza de La Marchenera donde se la vio a gusto, disfrutando de su generoso canto.

Aunque en la canción de La paloma del Barberillo nos hizo sentir añoranza de la mejor Paloma de la historia: nuestra Pilar Lorengar. ¿Dónde estaría hoy una cantante de su nivel?

LA FICHA 

Gala de zarzuela

Ainhoa Arteta, soprano. José Luis Sola, tenor. Coro Amici Musicae. Orquesta de Cadaqués.

Director del coro: Andrés Ibiricu.

Director: Miquel Ortega.

Obras de Chueca, Chapí, Serrano, Soutullo y Vert y otros.

Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza. Lunes 29 de diciembre. Lleno.

El controvertido ‘Gloria’ de Poulenc llega a la Sala Mozart

Concierto matutino a cargo de la Filarmónica de la Ciudad de Valencia

 

ROBERTO MIRANDA. ZARAGOZA

La Orquesta Filarmónica el de la Universidad de Valencia, dirigida por Cristóbal Soler llega hoy a la Sala Mozart (11:30 horas) con un concierto integrado por obras de tres músicos del siglo XX: Maurice Ravel, Vaugham Williams y Francois Poulenc. Del primero de ellos se interpretará su Introducción y allegro para arpa y orquesta con Úrsula Segarra al arpa. A esta obra seguirá la Suite para viola y orquesta con David Fons como solista. En la segunda parte, el Gloria de Poulenc contará con la actuación del coro Amici Musicae del auditorio de Zaragoza, que será dirigido por su titular, Andrés Ibiricu.

En la segunda mitad de la vida de  Poulenc (París. 1899-1963), con su vuelta a la fe católica, se inscribe este Gloria, escrito en 1959 que despertó pasiones enfrentadas en su presentación. Es una obra muy agresiva en determinados momentos, pero también muy religiosa en otros. La segunda parte causó un verdadero escándalo. Pero si pareció irreverente a algunos oyentes, en otras secciones la vehemencia cede paso a la meditación, a la calma y a una profunda intensidad religiosa.

La Suite para viola y orquesta de Vaugham Williams fue escrita en 1934 y estrenada el año siguiente en Londres.

Es una obra enormemente atractiva para la viola, el instrumento del propio compositor, y de una comunicabilidad instantánea. La primera parte entronca con la música tradicional inglesa, la segunda parte representa un moto perpetuo a cargo del solista, en el que las dificultades técnicas permiten su lucimiento. La Polka Melancólica final, tiene esa denominación irónica dado lo poco melancólico de su carácter.

La Orquesta Filarmónica de la Universidad de Valencia fue creada en 1995 para dar cohesión a las agrupaciones musicales formadas por estudiantes. Tiene 80 músicos, con una media de edad de 20 años.

Sala Mozart. Auditorio de Zaragoza. 1 de febrero de 2004.

La gloria de hacerlo bien

 

En la gloria, o casi. Así nos sentimos ayer en el  Auditorio. Se celebró el concierto que cerraba la IX Temporada de Otoño pero que abría, sin embargo, una colaboración llena de posibilidades de futuro entre Al Ayre Español y el Coro Amici Musicae.

El reto no era fácil. El grupo que dirige Eduardo López Banzo, especializado en música barroca (y preferentemente española), abordaba una pieza de notable calado, el “Gloria RV 589”, de Vivaldi, junto a un coro que, aunque sólido y con experiencia, no es una formación ni profesional ni habituada a ese tipo de repertorio.

El trabajo realizado por el director zaragozano (en colaboración con Andrés Ibiricu, responsable del coro) ha sido francamente espectacular. Sin nada que envidiar a formaciones que no viene al caso nombrar pero que están en la mente de todos, los del Amici Musicae ofrecieron una interpretación ajustadísima, segura, equilibrada, sin caer en excesos pero tampoco en ningún asomo de “miedo escénico”.

Al Ayre Español, grupo curtido ya en mil batallas, puso el punto exquisito a la velada, con un magnífico nivel en todos sus componentes: la cuerda, brillante y ágil, repleta de colorido; lo mismo que el viento y el órgano, a manos de la zaragozana Pilar Montoya. Cabría hacer una especial mención al violonchelista Nils Wieboldt, que arrancó uno de los momentos más bellos del concierto en su “dúo” con el contratenor (al que luego se sumaría el coro), en el “Domine Deus, Agnus Dei”.

Paradójicamente, entre los solistas fue el contratenor, José Hernández, el que menos destacó, sobre todo en la primera parte. Su voz, de bello timbre, anduvo sin embargo algo falta de proyección. No ocurrió lo mismo con las sopranos, en especial María Espada, otra de las agradables sorpresas de este concierto: estuvo soberbia.

La segunda parte, sin el coro (que sólo apareció para el momento final) estuvo dedicada a la “Cantata per la Notte di Natale”, de Scarlatti, una pieza bellísima en la que Al Ayre Español dio rienda suelta a su potencial orquestal. A los solistas citados se unieron Luca Dordolo y Shadi Torbey (tenor y barítono), cuyas actuaciones alcanzaron un nivel notable. López Banzo dirigió con su acostumbrado enérgico rigor, aderezado, también, con cierto desparpajo. Que el mundo musical internacional relacione a este músico y su grupo con Zaragoza debería llenarnos de orgullo Y también que el Coro Amici Musicae esté a la altura de las circunstancias. (Quien se lo perdió tiene hoy una “segunda oportunidad”. Yo que usted la aprovecharía).

 

LA FICHA  ****

Al Ayre Español y Coro Amici Musicae

Director: Eduardo López Banzo.

Director del coro: Andrés Ibiricu.

Solistas: María Espada y Mónica Piccinini (sopranos); José Hernández (contratenor); Luca Dordolo (tenor) y Shadl Torbey (ba-rítono). Obras de Vivaldi y Scarlatti.

Sala Mozart del Auditorio. 18, 19, 20 de diciembre de 2003

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El lado desenfadado de los Amici Musicae

La llegada de la primavera ha marcado el final del exitoso vigesimotercer ciclo Introducción a la Música con una sesión ligera a cargo del Coro del Auditorio que, bajo el inapropiado título de Coros de los grandes musicales americanos, daba un repaso a la música del cine, el musical de Broadway y Londres y la canción comercial de los años veinte a los cincuenta.

En la larga matinal hubo un momento para la ternura, con la sección infantil del coro acometiendo cinco arreglos de canciones de películas de la Disney. Los pequeñajos arrancaron no pocos aplausos del público que llenaba la sala, con su gracejo natural y su naturalidad en escena. El resto del programa era, digámoslo así, peculiar. Cantar temas tan agradecidos corno Memory, Tonight, Over the ruinbow o Moon River tiene el aliciente de la facilidad técnica (todo estuvo muy atinado y en su sitio) y de ganarse al público: con canciones que gustan a todos. 

Creerse el género ligero y alcanzar el desenfado que exige es otro cantar. Con los solistas, se parte además con la costumbre de escuchar estas canciones en voces más planas, menos operísticas, capaces de decir el texto con nitidez y de realizar efectos ajenos a la música clásica, sin sonar engolados. Mariano Jarne puede tener (y la tiene) una espléndida voz de tenor, pero no se cree su rol de cantante Ligero. De Pilar Torreblanca ¿qué vamos a decir a estas alturas? Todo el concierto deja un sabor extraño ¿Está la brújula del AAmici Musicae apuntando al Norte? En latín: Quo Vadis, Musicae?

[Canciones ligaras parar la última mañana musical de la temporada invernal]

30 de marzo de 2003

Una (muy) feliz Navidad

Pocas veces se puede afirmar, tan rotundamente, que un concierto tuvo dos partes tan bien diferenciadas. Así fue ayer con esta actuación, incluida en la VIII Temporada de Grandes Conciertos de Otoño, en la que el coro Amici Musicae volvía a su ya tradicional cita navideña con el público del Auditorio. En esta ocasión no participó el Grupo Enigma, aunque la parte instrumental no quedó descuidada, como veremos. Insistir en esas dos partes tan distintas tiene su porqué, ya que, si en la primera el tono fue desenfadado y navideño, con toques de emoción indiscutibles, la segunda fue mucho más profunda y “seria”, como era de esperar con la “Pequeña Misa Solemne” de Rossini. El Amici Musicae tiene un sonido redondo y compacto que ha sabido mantener e ir haciendo crecer concierto a concierto, año tras año. En la primera mitad de su actuación, con obras puramente navideñas y populares, mostró su “sobrada” capacidad para brillar y estar a la altura de cualquier otro coro amateur que se precie. Esta primera mitad también sirvió para presentar a los solistas de la noche, tanto cantantes como al pianista Miguel Ángel Tapia. Hay que hacer mención especial de este intérprete porque, le pese a quien le pese (y caiga quien caiga), Tapia es músico, y bueno, y su trabajo durante todo el concierto fue la base, el soporte, sobre el que se asentó el resto de intérpretes.

La primera parte concluyó con la entrañable y feliz sorpresa de la presentación del Coro Infantil del Auditorio, en su primera aparición sólo dos meses después de haber sido creado. Estupenda ha sido la labor de estos chavales y de su profesora, Isabel Solano. Lo hicieron francamente bien, mejor que bien. Y lo de ayer sólo fue una muestra. Boquiabiertos nos quedamos. Tras el descanso nos pusimos más solemnes con Rossini y su misa, una partitura que, la verdad, se nos hizo un poco cuesta arriba. Y no por culpa de los intérpretes, que estuvieron (todos) a buenísimo nivel. Pero quizá no era la pieza más apropiada. En cualquier caso, nos fuimos felices a casa, recordando que en este desierto del que tanto se habla hay vida. Y música. (Exportable, además).

JUAN A. GORDÓN

FICHA  • • • •

Actuación: Amici Musicae Coro del Auditorio de Zaragoza. Director: Andrés Ibiricu.

Solistas: Beatriz Gimeno (soprano), Susana Santiago (mezzo), Jesús Quílez (tenor), Isaác Galán (barítono), Pilar Montoya (armonio), Knara Gazarian y Miguel Ángel Tapia (piano).

Programa: Obras de Schnabel, Adam, Frank y otros. “Pequeña Misa Solemne”, de Rossini. Lugar: Sala Mozart del Auditorio. Jueves, 19 de diciembre de 2002

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Un coro extraordinario

El Coro Amici Musicae que dirige Andrés Ibiricu, daba ayer para la Sociedad Filarmónica, en colaboración con el Auditorio de Zaragoza, un bello concierto con obras de Schubert, Mendelsshon y Brahms. Concierto integrado en su totalidad por obras vocales, himnos, lieder, valses todas ellas de un indudable interés. De Schubert estaban programados un salmo, un himno y un hermoso “Coro de Ángeles” sobre un poema de G oethe. Yen esas obras, el peculiar genio de Schubert resplandece, como siempre, humildemente. El solemne texto bíblico del Salmo 23, por ejemplo, se traduce en una música que con toda su gravedad, no deja de ser profundamente, hondísimamente humana. En las obras de Mendelsshon, nos hallamos ante el virtuoso en todas las formas y todos los géneros. Su “Hymne: Hór mein Bitten” es una composición de serena religiosidad y hermosa musicalidad. Pero la sorpresa del programa la deparaban las “Canciones de amor en forma de vals”, de Johannes Brahms. Se trata de una larga secuencia de canciones muy breves, de un talante festivo, sonriente: parece como si Brahms se concediera una sonriente licencia, y el resultado es una auténtica fiesta para el oyente, como debió de serlo para el propio Brahms. El Coro Arnici Musicae, al enfrentar tan vario y complejo programa, demostró una vez más su enorme categoría artística: es un conjunto de voces excelentes, que cantaron con notable disciplina y fina sensibilidad a las órdenes de Andrés Ibiricu, que contó para la ocasión con un puñado de excelentes colaboradores: Miguel Ángel Tapia al piano, fue un acompañante extraordinario, inteligente y atento al Coro y los solistas. Hay que destacar entre éstos a Beatriz Gimeno, una soprano de voz limpia, melodiosa, expresiva ; al tenor Jesús Quílez que cantó con vigorosa naturalidad; a Knara Gazarian, que actuó con discreta elegancia en los acompañamientos a cuatro manos y a Gregorio Lasierra, de impecable labor al órgano. Un hermoso, interesante concierto.

JOAQUÍN ARANDA

LA FICHA ••••

Concierto del coro Amici Musicae, incluido en la Temporada de Grandes Conciertos de Primavera y organizado en colaboración con la Sociedad Filarmónica de Zaragoza.

Programa: Obras de Schubert, Mendelssohn y Brahms.

Lugar: Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza.

Fecha: Viernes 26 de abril de 2002.

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El coro Amici Musicae ofreció un concierto

de programa romántico

Interpretaron obras de los compositores alemanes Schubert, Mendeissohn y Brahms

Teresa PUEYO

El pasado sábado actuó en Huesca el Coro del Auditorio de Zaragoza, Amici Musicae, en un concierto organizado por la  Obra Social y Cultural de Ibercaja. El escenario del Salan de Actos de la Diputación Provincial de Huesca resalto escaso para esto coro formado por 80 miembros que se dedican profesionalmente a otras actividades pero que comparten un interés común con la música.

Este coro se fundó en 1989 y se ha ido consolidado a lo largo de estos años actuando junto a los músicos de primera fila. Todo este trabajo quedó reflejado en el recital que nos ofrecieron en primicia en Huesca.

 Dirigido por Andrés Ibiricu contó con la participación de Beatriz Gimeno (soprano), Jesús F.  Quílez (tenor)) Knara Gazarian y Miguel Ängel Tapia (piano)

PROGRAMA ROMÁNTICO

Eligieron un programa plenamente romántico, con obras de compositores alemanes como Schubert, Mendelssohn y Brahms. La primera parte estuvo dedicada, en su totalidad, a la música religiosa, himnos y salmos interpretados en las iglesias, que habitualmente son acompañados por el órgano, pero que en este caso contaron con Miguel Ángel Tapia al piano.

Comenzaron con el Salmo 23 de Schubert, Gott in mein Hirt fEl Señor es Mi pastor) Las voces femeninas (sopranos y contraltos) interpretaron este salmo este salmo delicado y casi “angelical”, contrastando con el siguiente, Glaube, Hoffnung und Liebe (Schubert), en el que las voces masculinas (tenores y bajos) dieron profundidad y consistencia a esta obra, que expresaba un canto a la Fe, la Esperanza y el Amor. Para finalizar con las obras de Schubert, interpretaron  “Chor der Engel” una obra que invitaba al recogimiento y la oración.

HOMENAJE A DAVID TELLECHEA

La primera parte terminó con dos obras de Mendelssohn. En este momento, el director Andrés Ibiricu se dirigió al público para hacer un homenaje y recordatorio especial a David Tellechea, recientemente fallecido, por su labor realizada por la música y los coros en Aragón e interpretaron el magnífico Salmo 43 Richte mit Gott, una obra que algunos miembros del coro habían cantado en ocasiones con él. Terminó la primera parte con el Himno “Hör mein Briten” (Escucha mi ruego) con el que Beatriz Gimeno nos mostró su preciosa voz de soprano, muy clara y llena de expresividad. Fue una excelente y emotiva interpretación, que recibió fuertes aplausos del público de la sala.

LIEDER DE BRAHMS

La segunda parte estuvo dedicada a los lieder de Brahms. Los dos primeros fueron interpretados por Jesús F. Quílez y Beatriz Gimeno, puramente románticos y delicados.

El punto final lo pusieron 18 valses de Brahms, Liebeslieder (Canciones de Amor), con el acompañamiento del piano a cuatro manos por Miguel Ángel Tapia y Knara Nazarian

Estos vales se sucedieron casi ininterrumpidamente, alternando los de carácter rápido, rítmico, alegre y festivo con otros más lentos, melancólicos e incluso tristes.

El público asistente disfrutó con este gran concierto. Que como ya he dicho fue una primicia en nuestra ciudad, y que repetirán esta semana en Zaragoza y posteriormente en otras ciudades.

Huesca y Calahorra, 20 y 21 de abril de 2002

Fauré, Beethoven

Joaquín Aranda

La “Sinfonía n° 7 en La” de la Opus 92 de Beethoven es una de las más hermosas del ingente ciclo sinfónico del genio de Bonn. Es quizá la más puramente musical de todas ellas en la que, como se ha señalado, “al contrario que en algunas sinfonías precedentes (…) aquí no hay ninguna “intención – ni siquiera un rasgo de intenciones biográficas”.

Concluida en 1812, sus cuatro tiempos se articulan en un portentoso monumento musical de maravilloso lirismo. “De ritmo enérgico, esplendida orquestación y magnifica en la integración temática, parece la apoteosis de los años de Beethoven posteriores a la Heroica”.

La Orquesta de Cámara del Auditorio, notablemente reforzada para la ocasión, supo recrearla con seguridad y autoridad. Bajo la experta batuta del Maestro Juan José Olives, pudo oírse una Séptima de gran belleza, de un gran equilibrio en las voces y una clara musicalidad que alcanzaron su punto culminante en el famosísimo “Allegretto”, una de las páginas más hermosas de la música sinfónica de todos los tiempos.

Hay que agradecerle a la Orquesta, además de su excelente labor, la ambición y el compromiso que afrontar esta Sinfonía implicaba.

Por eso, los aplausos del público fueron largos y fervorosos, muy justamente merecidos.

La segunda parte del concierto estuvo dedicada al gran “Requiem” de la Opus 48 de Fauré. La obra fue compuesta en 1888, tras la muerte de su madre. Y constituye una bellísima meditación que, a partir de los textos litúrgicos, se convierte en una profunda meditación sobre la mortal condición humana. Se ha dicho que Fauré fue casi el único de su generación en no caer en el hechizo de Wagner, y ciertamente, su “Requiem” es cualquier cosa menos wagneriano per su límpida escritura y la mesura de sus ideas.

El “Requiem” de Fauré fue interpretado por la Orquesta del Auditorio con Ia brillantísima colaboración del Amici Musicae Coro, que dirige el Maestro Andrés Ibiricu y la participación de la soprano Raquel Lojendio del barítono Luis Sintes.

 Y fue un “Requiem” de la más alta categoría musical. Orquesta, Coro y solistas supieron aunar sus esfuerzos y su talento en una versión ejemplar.

Palabras y música llegaron al oyente impregnadas de una serena religiosidad y de la más noble emoción: el Coro en una autentica exhibición de musicalidad y buen gusto, los solistas con una elegante expresividad: tanto la de Raquel Lojendio como la de Luis Sintes son voces de estupenda calidad, y tanto la una como el otro son estupendos artistas.

Fauré, Beethoven  ****

Orquesta y Coro del Auditorio de Zaragoza en concierto organizado por la Sociedad Filarmónica en colaboración con el Auditorio con “Sinfonía nº 7 el La” de Beethoven y “Requiem” de   G. Fauré

Director: Juan José Olives

Sala Mozart del Auditorio

22 de diciembre de 2001

 

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Energía y serenidad en música

 

En sesión doble, ayer para la Sociedad Filarmónica, anteayer para la Temporada de Otoño, el Grupo Enigma (crecido a una orquesta sinfónica) y el coro Amici Musicae presentaron su muy notable aportación a la esperable normalización de la actividad musical de la capital zaragozana. El coro redondeó una de sus mejores interpretaciones, mesurado, muy bien afinado, con dicción clara y ni el menor asomo de tendencia a gritar. Incluso con los inconvenientes de su formación poco estable, el conjunto orquestal superó la corrección en todo momento y se acopló con solvencia a las voces, en una velada en la que la música pudo tomar el protagonismo. El programa era un valor añadido: la enérgica Séptima de Beethoven al lado del sublime Requien de Fauré, quizá la más sentida, sosegada y piadosa música fúnebre de todo el siglo XIX. Juan José Olives fue el concertador de todos los elementos presentando interpretaciones personales. comenzando por un Beethoven que calificaría de severo (la contención de velocidad en el tiempo inicial, dejando las líneas bien claras, fue muy notoria) junto a un Fauré expresivo. pero sin exageraciones,  evitando el muy común exceso romántico que tan mal sienta a esta página.

Aunque sus intervenciones fueron breves, la soprano tinerfeña Raquel Lojendio y el barítono menorquín Luis Sintes encajaron perfectamente en un “Requiem” que sonó siempre emotivo y sincero y alcanzó, cuando la música lo requería, altas cotas de intensidad. Para la lista de los buenos momentos del coro quedarán elOfertorio y el Sanctus (para la emoción purasiempre está el delicado Pie Iesu.

Esperemos que los Amici Musicae mantengan esta magnífica obra en repertorio y que podamos volver a escuchársela.

 

INTÉRPRETES: Grupo Enigma y Coro Amici Musicae

DIRECTOR: Juan José Olives.

LUGAR: Sala Mozart del Auditorio

FECHA:22 DE DICIEMBRE DE 2001.

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Maravilloso Fauré

 

Joaquín Aranda

La visita de la Orquesta Sinfónica de Cadaqués y de Sir Nevill Marriner es esperada siempre como un gran acontecimiento .Me atreveré a decir que las expectativas sólo se cumplieron a medias ayer, en el Auditorio. ¿Sería una insensatez apuntar que al revés de lo que suele su-ceder el programa no estuvo a la altura de los intérpretes? Hubo un interesante Guinjoan, “Pantonal” cuya brillantez instrumental tue recreada por La Orquesta admirablemente. Y hubo también dos obras de Fauré “Pavana pan orquesta y coro en Fa sostenido”,Op. 50 y “Cantique“ de Jean Racine para coro y orquesta que fueron pura maravilla: la sobresaliente actuación del Coro Amici Musicae se vio subrayada por la Orquesta Cadaqués de un modo sencillamente deslumbrante: la melancólica y un tanto perversa poesía de la «Pavana» llegó al oyente con toda su elegancia, mientras que un hondo sentimiento religioso empapaba íntima y profundamente el «Cantique de Jean Racine». Pura y hermosa perfección, que no sé si se alcanzaba en la «Sinfonía concertante en Mi bemol para oboe, clarinete, fagot, trompa y orquesta», de Mozart, interesante de suyo, pero de turbulenta historia (hasta el punto de que en tiempos se llegó casi a poner en duda la plena autoría de Mozart), donde alguno de los solistas resultó ligeramente decepcionante. Y para qué hablar de la «Sinfonía n2 en Mi bemol», de Gounod, una partitura más bien superficial, cuyo olvido en los repertorios habituales parece absolutamente justificado.

Pero ahí estuvieron, también, Gumjoan, y sobre todo Gabriel Fauré. Y estuvo asimismo, en toda su extraordinaria maestría, la Orquesta de Cadaqués, la que recordábamos desde siempre…

Maravilloso Fauré   ****

la Orquesta Sinfónica de Cadaqués  y el Coro Amici Musicae del Auditorio de Zaragoza en la VII Temporada de Grandes Conciertos de Primavera con obras de Guinjoan. Mozart Fauré y Gounod.

Director: Sir Neville Marriner

Director del coro: Andrés Ibiricu

Sala Mozart del Auditorio, 20 de febrero de 2001

De Schubert y Mozart

 

Joaquín Aranda

El genio sabe siempre hacer de la necesidad poesía: en el concierto de ayer en la Sala Mozart del Auditorio figuraban dos obras “de encargo”. Ambas bellísimas: “Rosamunda”, op. 8, de Schubert, y la llamada «Misa de la Coronación» de Mozart. La primera escrita casi para complacer la vanidad de una mediocre poetisa, la otra por pura «exigencia laboral». Mozart tenía que confeccionar misas para su protector el Arzobispo de Salzburgo. La “Rosamunda” de la poetisa Helminia von Chezy, está, justamente al parecer, perfectamente olvidada La música de Schubert, por el contrario, está llena de vida y de belleza. En esa larga «suite», por llamarla de algún modo, resplandece el mejor Schubert, romántico y humanísimo. Y ese humano romanticismo rigió la versión ofrecida por la Orquesta y Coro del Auditorio de Zaragoza. A destacar la intervención de la mezzosoprano Katharina Rikus en un solo interpretado con gusto y delicadeza. Y a destacar también: la actuación del Coro Amici Musicae, un sólido y bello pilar a lo largo de todo el concierto. Coro, orquesta y solistas, hicieron un excelente trabajo en su versión de la «Misa nº9 14 en Do menor» Kv317, «de la Coronación», de Mozart. Una misa gloriosa, de una hermosura singularísima, donde el sentimiento religioso alcanza una de las cumbres absolutas de la Historia de la Música, en una escritura rebosante de hermosura y verdad. La Orquesta, los coros y los cuatro solistas evocaron la partitura mozartiana con límpida musicalidad. Y los solistas cantaron con inspirada maestría. A destacar nuevamente: la admirable interpretación, de una profunda dulzura y de la más clara musicalidad que hizo la soprano Pilar Torreblanca del «Benedictus». En pocas palabras: un grande y memorable concierto. Quienes se lo hayan perdido podrán disfrutarlo hay en sesión organizada por la Sociedad Filarmónica; en el Auditorio, las 20 horas.

 

De Schubert y Mozart  ****

“Rosamunda”, de Schubert. y la «Misa de la Coronación», de Mozart en los Grandes Conciertos de Otoño por la Orquesta y Coros del Auditorio de Zaragoza.

Director Juan José Olives.

Director del Coro: Andrés Ibiricu.

Solistas: Pilar Torreblanca, soprano; Katharina Rikus, mezzosoprano; Antoni Comas, tenor y Ä. Odena bajo.

Sala Mozart del Auditorio, 20 de diciembre de 2000.

 

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Un Beethoven glorioso

 

Joaquín Aranda

La Orquesta de Cadaqués que dirige Gianandrea Noseda, ha ofrecido en nuestra ciudad un miniciclo de las Sinfonías de Beethoven. El domingo interpretaban la Cuarta y la Quinta en los conciertos del Ciclo de Introducción a la Música, y ayer, en la Temporada de Grandes Conciertos de Primavera, ofrecían la Novena (amén de la hermosa obertura “La Consagración del hogar”.

Obras, las dos, ultimísimas en la producción del compositor, y en cierto modo, la culminación de su pensamiento y de su arte. No es, por supuesto, “La consagración del hogar” una partitura del titánico alcance de la Novena, pero si una hermosísima celebración de la vida: y no deja de ser curioso que tanto “La Consagración…” como la Novena se caractericen por su espíritu optimista, como si Beethoven quisiera haber dejado como último mensaje de su vida esa visión positiva, esa rotunda afirmación de lo humano.

En todo caso, “La consagración del hogar” constituye un prólogo ideal a la Novena, y quizás también, una especie de evocación de los orígenes musicales de Beethoven con sus hermosas reminiscencias haydianas.

La Novena es uno de los más grandes monumentos de la Historia de la Música. Terminada su composición en 1824, tres años antes de la muerte de Beethoven, sus primeros esbozos datan de 1817-18. Es una obra, pues, cuya elaboración acompaña a Beethoven durante años hasta alcanzar su gloriosa plenitud. Beethoven encontró, además, en la “Oda a la alegría” de Schiller, el vehículo ideal para sus ideas musicales.

La estructura de la obra es fascinante: los dos primeros tiempos, de un brío arrollador, pare-cen remansarse en el bellísimo lirismo del tercero, el “Adagio molto cantabile”, que podría ser el resumen meditado y sereno de las apasionadas contradicciones que sugieren los dos tiempos primeros; para culminar en la gloriosa apoteosis final.

Las grandes obras exigen grandes orquestas: como la de Cadaqués, que bajo la soberbia dirección de Gianandrea Noseda, recreó las formidables partituras beethovenianas con magnificente esplendor. Todo fue hermoso. deslumbrantemente hermoso en esta Novena ejemplar, donde los solistas cantaron admirablemente bien y donde tuvo una destacada participación el extraordinario Coro Amici Musicae del Auditorio: Gianandera Noseda aplaudió su labor, y llamó a su director para que recibiera con él aplauso enfervorizado del público. Un concierto memorable por el que hay que felicitar a todos los que hicieron posible tal maravilla.

Un Beethoven glorioso  *****

la Orquesta de Cubiques y el Coro Amici Musicae del Auditorio de Zaragoza en la Temporada de Grandes Conciertos de Primavera, con «La Consagración del hogar. op. 124 y la “Sinfonía n.° 9 en Re mayor», op. 125. de Beethoven.

Director. Gianandrea Noseda

Andrés lbiricu. Director del Coro. Irina Djiaoeva. soprano, Thea Demurishvili, mezzosoprano. Ildar Abdrazakov, bajo y Francesc Garrigosa Massana, tenor.

Sala Mozart del Auditorio, 13 de marzo de 2000.

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Ya habitan entre nosotros

JAVIER SAYAS

Están entre nosotros, me decía ayer un colega en el descanso. No labio de los extraterrestres sino de los músicos de la tan traída y llevada orquesta sinfónica local. Está claro que una orquesta no es una utopía construida con informes de expertos más o menos caros, papel mojado que no lleva a nada. La expansión del Grupo Enigma a un conjunto sinfónico clásico que ayer volvimos a presenciar en la Temporada de Otoño (repiten hoy en la Filarmónica) es capaz, con trabajo y ensayos, de alcanzar el nivel que se puede pedir a una orquesta regional en ciernes. Juan José Olives mostró de nuevo como puede extraer de sus huestes muy abundante música. Y probó Que el trabajo serio da sus frutos, que ojalá duren, mejores y no anden faltos de los necesarios cuartos.

La orquesta se enfrentaba en la primera parte de la velada a la música incidental completa del drama Rosamunda de Schubert. Colaboraba en una Romanza la mezzo Katharina Rikus (excelente cantante ya habitual del Grupo Enigma) Y el Coro Amici Musicae en tres breves numeras. La protagonista indiscutible fue la orquesta, digna, con un cuerda muy hecha y las ejemplares maderas de costumbre. Las páginas más populares -Obertura y segundo Ballet- convencieron, con un punto de excepción para el tercer Entreacto, muy bien llevado, pausado y netamente romántico.

La no menos famosa Misa de la coronación de Mozart daba mayor relieve al coro y a cuatro solistas vocales: Pilar Torreblanca, Rikus, Antoni Comas y Angel Ódena. Esta pequeña y compacta maravilla de Mozart, que llevaba tiempo sin aparecer en nuestros escenarios, recibió una lectura entusiasta y vital. Un pero: dado el tamaño del coro, casi cien componentes, los pasajes en forte pueden y deben ser conseguidos con menos volumen sonoro.

La vivacidad y solemnidad de música e interpretación (muy de agradecer la agilidad de tiempos Y el nervio de la sección de cuerda) convencieron plenamente a un público que aplaudió con ganas.  

Ya habitan entre nosotros   ***

Grupo Enigma-Orquesta de Cámara del Auditorio.

Coro Amici Musicae. Juan José Olives (director).

Programa: Obras  de Schubert y Mozart

Lugar Sala Mozart

Fecha: 20 de diciembre de 2000

Un canto a Creación

Joaquín Aranda

El de Joseph Haydn “La Creación”, es uno de los más hermosos oratorios de la Historia de la Música. A partir de un libreto de palabras más bien convencionales, Haydn entona un canto bellísimo donde celebra la Creación del Mundo con unos acentos donde la serenidad impregna todas y cada una de las notas resplandecientes (bien es verdad que tras la poderosa, vigorosa descripción del caos original) de una transparente belleza.

Los siete días del relato bíblico nos llegan en las voces de los arcángeles Rafael, Uriel y Gabriel que nos hablan de la gloria de una Tierra recién creada, en la que no hay todavía (ni la habrá en todo el oratorio) sombra de la Culpa. Es, por decirlo de alguna manera, una música en estado de gracia. En la que lo más asombroso es la perfecta adecuación de la partitura a lo que se nos está contando. De manera que aquí se hace bueno, y literalmente, aquello de Igor Markevich de que la Música es la creación del mundo por el sonido.

Admirable pintor, las imágenes, por otra parte neta y gloriosamente musicales de Haydn, hacen visible al espíritu el espectáculo sublime de la Creación, en una sucesión de recitativos que exponen narrativamente el asunto y de la celebración musical en las arias de los solistas y las intervenciones del Coro.

La música cobra, de este modo, una dimensión inusitada, se hace al mismo tiempo narración y puro cántico. A la mayor gloria de Dios pero sin olvidar al Hombre: Adán y Eva son quienes ponen el punto final con el Coro y la Orquesta pidiendo “que la gloria del Señor prosiga eternamente”.

La versión que bajo la batuta de Miguel Ángel Martínez nos ofrecieron la Orquesta Sinfónica de Hamburgo, el Coro Amici Musicae que dirige Andrés Ibiricu y los excelentes solistas, fue ejemplar por su expresiva elegancia y su hermosa musicalidad. Una versión de cuidados matices, donde músicos, coro y cantantes actuaron en estupenda conjunción, de un modo impecable y muy hermoso, y una velada a la que hay que calificar, para hacerle justicia, de memorable.

Un canto a Creación  ****

“La Creación”, de J. Haydn, por la Orquesta Sinfónica de Hamburgo y el Coro Amici Musicae del Auditorio de Zaragoza.

Solistas: Marussa Xyni. soprano: Christer Bladin. tenor, y Hans-Peter Kónig. bajo.

Director del Coro, Andrés Ibiricu.

Director. Miguel Ángel Gómez Martínez. Sala Mozart del Auditorio. 21 de marzo.

 

 

 

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Grandioso Händel

 

Joaquín Aranda

Dice Denis Arnold, que a pesar de estar relativamente olvidada la música de Händel hasta mediados de nuestro siglo, su grandioso oratorio «El Mesías» seguía interpretándose siempre y por todas las partes. En la vasta obra de George Friedich Händel, es «El Mesías» su principal, y genial, aportación a la música religiosa: el Grupo Enigma. el Coro Amici Musicae y un puñado de solistas aunaban sus fuerzas para ofrecerlo ayer en el Auditorio, en la versión de W.A. Mozart. Y salieron con bien de su empresa. La obra de Händel, con sus enormes exigencias de todo orden, sonó ayer en el Auditorio con su enorme fuerza y su estupenda musicalidad, en una versión digna y encomiable. El éxito hay que atribuirlo por igual a músicos, Coro y al cuarteto de solistas encargados de la difícil tarea. El Grupo Enigma, notablemente reforzado, el excelente Coro Arnici Musicae de Andrés Ibiricu, la mezzosoprano Susana Santiago y el bajo Iñaki Fresán que llevan la carga principal del oratorio, el tenor Francesc Garrigosa Massana y la soprano Arantxa Armentia, actuaron con discreta y. elegante expresividad: cuatro voces excelentes y cuatro cantantes de sobresaliente mérito.

Nuestro aplauso para todos ellos, que esta tarde, a las veinte horas quince, en acto patrocinado conjuntamente por la Sociedad Filarmónica y el Auditorio de Zaragoza, volverán a interpretar su versión del grandioso oratorio händeliano, una cima absoluta de la música religiosa de todos los tiempos, y del glorioso Barroco musical.

 

Grandioso Hándel  ***

“El Mesías” de Hándel por Solistas, Orquesta y Coro del Auditorio de Zaragoza, en la V Temporada de Grandes Conciertos de Otoño.

Director: Juan José Olives. Director del Coro, Andrés  Ibiricu. Con Arantxa Armentia, soprano; Susana Santiago, mezzosoprano; Francesc Garrigosa Massana, tenor e Iñaki Fresán, bajo.

Sala Mozart del Auditorio, 20 de diciembre de 1999

 

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Apostando por el futuro

 

 

JAVIER SAYAS

En sus diez años de existencia y permanente presencia sobre los escenarios, el Coro Amici Musicae ha demostrado ser la agrupación coral más prometedora de estas tierras, única capaz de afrontar las grandes obras del repertorio sinfónico-coral. Para este mes de diciembre, y haciendo doblete en la Temporada de Conciertos (velada, de ayer que estas líneas comentan) y de la Sociedad Filarmónica (hoy martes), el coro que dirige Andrés Ibiricu realiza su primera incursión en el barroco. Este primer acercamiento a música preclásica se hace además con una de las obras más conocidas y monumentales del repertorio: El Mesías de Haendel. La ocasión planteaba la novedad de escuchar la versión que Mozart realizara de este oratorio, casi cincuenta años después de su composición. La reorquestación -además del cambio de idioma inglés por alemán- es profusa, incluyendo trompas, trombones y maderas ausentes en el original. Pero lo más notorio es el cambio del equilibrio de fuerzas y el replanteamiento del estilo, que ahonda en lo más solemne y quizá pomposo de la obra y elimina los tonos más dramáticos y teatrales que Haendel pensó. El coro no se achicó ante la magnitud de la obra (dos horas y media de música) y ganó la batalla en los comprometidos pasajes fugados, resultando sin embargo mejor en los fragmentos de tono más declamado. El célebre Aleluya que cierra la segunda parte fue, cómo no, muy aplaudido, además de ser uno de los momentos mejor interpretados de la velada, que esta crónica cubre sólo hasta mitad de la tercera parte. El coro estuvo acompañado por una formación notablemente ampliada ad hoc del Grupo Enigma-Orquesta de Cámara del Auditorio, incluyendo a numerosos jóvenes instrumentistas. Todos se entregaron con entusiasmo y esmero a su labor. Las partes solistas estuvieron cubiertas por Arantxa Armentia, Susana Santiago, Francesc Garrigosa e lñaki Fresán. Unas veces mejor y otras no tanto, pero todos actuando con empeño y mucha soltura. El conjunto fue dirigido por la siempre eficaz batuta de Juan José Olives, que hubo de lidiar con la difícil tarea de encauzar el encomiable esfuerzo de los intérpretes, dar un sentido a la obra y de optar entre las muy diversas posibilidades de entender a Haendel, sin malentenderlo.

 

Concierto del Coro Amici Musicae y Orquesta de Cámara del Auditorio. Juan José Olives (director).

Programa: El Mesías de Haendel.

Lugar: Sala Mozart.

Fecha: Lunes, 20 de diciembre de 1999

Asistencia: Lleno.

Apreciación:  ***

Un brillante  homenaje a Miguel Fleta

Joaquín Aranda

Este año del centenario del nacimiento de Miguel Reta, era justo y debido que la ciudad le dedicase un homenaje en las Fiestas del Pilar. Lo hacia el sábado. y hay que reconocer que lo hacía con todas las de la ley: congregando para el acto a uno de los más grandes tenores universales, Alfredo Kraus, a la Orquesta Sinfónica de RIVE, al excelente tenor aragonés Santiago Sánchez Jericó y al estupendo Coro Amici Musicae que dirige Andrés Ibiricu. El programa, no podía ser de otro modo, estaba compuesto por fragmentos de ópera y de zarzuela, manifestaciones artísticas en las que brilló con luz singular el genio de Miguel Fleta: por lo que respecta a la ópera, páginas de Rossini, de Donizetti, de Carl María von Weber, de von Flotow, Bizet. Massenet, Verdi y Ciléa, y de zarzuela, otras de Obradors, Fernández Caballero, Barrera-Calleja, Sorozábal, Chapí y Bretón.

Alfredo Kraus, “grande entre los grandes”, le llamó Miguel Fleta hijo, que junto con una nieta del tenor asistió al acto, fue sin lugar a dudas el protagonista absoluto del condeno. Kraus sigue en posesión de una voz de extraordinaria belleza, y sigue siendo, también, un consumado artista del bel canto. Es de esos tenores que sabe que lo importante es ante todo y sobre todo la música, y tanto en los fragmentos dramáticos (los de Donizetti, los de Massenet) como en el estupendo lirismo de “Del cabello más sutil”, de Obradors, estuvo sencillamente deslumbrante, con su elegantísima sencillez, su profunda sensibilidad y un buen gusto que en él se eleva a la altura de verdadera categoría artística. Ni que decir tiene que fue aplaudido con fervoroso entusiasmo. igual que el otro tenor que participó en el concierto, Santiago Sánchez Jericó, con su vigorosa participación en el Coro de repatriados» de Fernández Caballero, y su inteligente y bella actuación, mano a mano con Kraus, en la Jota de «la Dolores», de Tomás Bretón. El Coro Amici Musicae del Auditorio de Zaragoza, que tan acertadamente dirige el maestro Andrés Ibiricu, demostró una vez más su alta categoría artística; la Orquesta Sinfónica de RTVE, por el contrario, se limitó a cumplir. Asistieron al concierto autoridades y representaciones de la ciudad, encabezadas por la alcaldesa, Luisa Fernanda Rudi, y sobre todo, mucho público, llenando a rebosar la Sala Mozart del Auditorio, aplaudiendo entusiásticamente. entregado de corazón a este homenaje a Miguel Fleta. Aplausos justos y merecidos: oír a Kraus, a Sánchez Jericó, al Coro Amici Musicae es siempre espléndido regalo. La nota a entrañable, la puso Miguel hijo, al agradecer con sencillas y  emotivas palabras el homenaje que Zaragoza rendía el sábado a la memoria de su padre.

 

Un brillante  homenaje a Miguel Fleta  *****

 

Alfredo Kraus, Santiago Sánchez Jericó, la Orquesta Sinfonica de RTVE  y el Coro Amici Musicae, dirigidos por Enrique Garcia Asensio, en el Homenaje a Miguel Fleta, con obras de ópera y zarzuela.

Sala Mozart, sábado. 10 de octubre de 1998

 

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En honor de la Virgen

Joaquín Aranda

 

El Ciclo de Música Clásica organizado con ocasión de las Fletas del Pilar, se iniciaba ayer en la Sala Mozart del Auditorio con la actuación de Los Músicos de Su Alteza y el Coro Amici Musicae del Auditorio de Zaragoza que interpretaron un estupendo programa.

Para empezar. “Totus tuus”, un motete a ocho voces de la Opus 60 de Gorécki. Que es, sin duda, uno de lo más eminentes compositores de la música polaca actual, y aun de la música contemporánea «tout court». En el motete, tenemos ocasión de conocer la vertiente religiosa de un obra profundamente arraigada en la Historia. Aquí y por el contrario, todo es serenidad, una música que entronca con una tradición universal, de un lenguaje que casi habría que calificar de «clásico». No hay en la partitura de Gorécki modernidades extemporáneas, sino la expresión profunda, y profundamente emotiva de un sentir religioso. El Coro Amici Musicae la interpretó con una gran elegancia y una sugestiva y serena musicalidad. Es un coro extraordinario, un conjunto de voces de gran belleza y que actúa con una disciplina que no excluye el matiz, el puro gozo musical. Hermosa como es la obra de Gorécki, puede que no raye a la altura de las bellísimas «Vísperas de la dedicación de Ntra. Sra. del Pilar», de Joseph Ruiz Samaniego, compuestas hacia 1669. Como se nos advierte en los programas de mano, no se trata de una obra «unitaria», sino de una serie de fragmentos creados para servir a las necesidades litúrgicas: tal como la presentaban ayer Los Músicos de Su Alteza y el Coro Amici Musicae, llega a parecernos, por el contrario, un gran oratorio, donde los diversos fragmentos se ordenan en un conjunto de una gran belleza, y con momentos que nada tienen que envidiar a los grandes compositores del Barroco musical que habrían de venir tras Joseph Ruiz Samaniego. De una gran riqueza melódica y armónica, los instrumentos de época de Los Músicos de Su Alteza le dan una gracia particular.

La conjunción del Coro y los instrumentistas bajo la experta dirección de Luis Antonio González, fue en todo momento simplemente perfecta, y la versión que nos ofrecieron de estas deslumbrantes “Vísperas” de Ruiz Samaniego. de una gran hermosura.

 

En honor de la Virgen  ****

Los Músicas de Su Alteza y Coro Amici Musicae del Auditorio de Zaragoza con “Totus tuus”, motete a 8 voces. Op. 60, de H. Gorécki, y «Visperas de la dedicación de Ntra. Sra. del Pilar de J. Ruiz Samaniego.

Director de coro: Andrés Ibiricu.

Director: Luis Antonio González. Sala Mozart del Auditorio. 7 de octubre de 1998.

 

 

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Divino Mozart

Joaquín Aranda

Como recordaba el crítico Francisco Javier Sayas en los programas de mano del concierto protagonizado en el Auditorio de Zaragoza por la Orquesta de Cadaqués, el «Requiem» de Mozart, con ser una de sus obras más frecuentemente interpretadas, «sólo a medias es de Mozart». La muerte vino a interrumpir su trabajo que fue completado por su discípulo Xaver Sussmayr, y la leyenda hizo el resto.

Con todo y con eso se trata de una bellísima obra musical, más un canto a la esperanza que una lamentación de la muerte, con fragmentos de incomparable hermosura. Sir Neville Marriner ofreció al público una versión brillante, llevada a un «tempo» rapidísimo pero rigurosa y profunda.

Contó para ello con la atinada colaboración del Coro Amici Musicae del Auditorio de Zaragoza que dirige Andrés Ibiricu y la de Isabel Monar, soprano, Maite Arruabarrena, mezzo-soprano, Francesc Garrigosa, tenor y Josep Miguel Ramón, barítono. Coro y solistas que cumplieron su cometido con acierto y buen gusto. La sesión se había iniciado con la genial Sinfonía Jupiter, que la orquesta evocó con una peculiar maestría: una versión muy personal sellada por la impronta de Sir Neville Marriner, llena de ritmo, de brillantez y de una clara y hermosa  musicalidad.

El público aplaudió larga y fervorosamente a los artífices de este bello concierto. Aplausos y fervor sobradamente merecidos.

Divino Mozart    ****

Orquesta de Cadaqués y el Coro Amici Musicae del Auditorio de Zaragoza, bajo la dirección de Sir Nevil Marriner con “Sinfonía en Do Mayor, nº 41”, KV 551, “Jupiter” y «Réquiem en Re Menor» KV 626, de Mozart.

Solistas: Isabel Monar. Maite Arruabarrena, Francesc Garrigosa y Josep Miquel Ramón. Director del Coro, Andrés Ibiricu. Sala Mozart del Auditorio, 15 de febrero de 1998.

Homenajes a Goya

ANTONIO LASIERRA

Goya nació hace doscientos cincuenta años. Varias instituciones han sido puntuales en la conmemoración: lbercaja confiando al Cuarteto Brodsky un programa de música contemporánea del pintor; el Gobierno aragonés trayendo a la Sinfónica de RTVE, con Comissiona al frente, para hacer música más o menos relacionada con Goya; Ayuntamiento y CAI clausurando el XVI Ciclo de Introducción a la Música con un oratorio del tiempo de Goya en versión conjunta franco-aragonesa. Todo ello en, y con, el Auditorio. Brodsky es, ya se sabe, un cuarteto extraordinario que, rebasando la estricta competencia técnica, domina el meollo expresivo de las obras y maneja registros muy variados. El viernes lo probaron con obras de Haynd, Boccherini, Arriaga y Schubert. Como siempre, convencieron, fueron aclamados, y dieron una propina sorpresa: sevillanas del XVIII. Una vez más, escuchar a Brodsky fue una fiesta. La centuria oficial tocó el sábado la Fanfarria de Peris, los Caprichos de Hans Wemer Henze, el intermedio de Goyescas de Granados y Cuadros de una exposición. La primera parte interesó por la novedad de las obras, y Granados fue dicho con gusto. Mussorgski decepcionó por la frialdad de la lectura y los errores que, salpicados acá y allá, pusieron de relieve un mero cumplir un compromiso, sin mayor esmero. Sin plantearse como sesión conmemorativa, la del domingo vino al caso por ser La Creación, el oratorio de Haynd, música del tiempo de Goya. Obra grandiosa, extensa, dificil, reunió cuatro solistas (Burgos -la mejor-, Jericó, Lacrambe y Viñuales), el coro Amici Musicae (excelente), y la ahora llamada Sinfónica de Zaragoza-Pau que agrupa músicos de ambas ciudades -que cumplió con acierto-, y todos bajo la batuta de Lionel Duffau. El calado del empeño y el dignísimo resultado de la sesión propiciaron ovaciones para todos. y en especial para Andrés Ibiricu y su coro.

Solistas, Coro Amici Musicae y Orquesta Sinfónica de Zaragoza-Pau. Director: L. Duffau

La creación, oratorio con música de Haynd y texto de Swieten. Auditorio (sala Mozart), 31 de marzo de 1996

 

 

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Himno a la Creación

 

Joaquín Aranda

 Y Dios creó el mundo y Haydn le puso música. El gran compositor (no se olvide, el igual de Mozart) se enfrenta al relato bíblico de la Creación del mundo como de igual a igual, dicho sea con el debido respeto, con el Sumo Hacedor. Y se detiene, Haydn, ante las puertas de la tragedia: la Caída está excluida no sólo del texto de la magna obra haydiana, sino de su espíritu. Y por eso es una esplendorosa lección de serenidad y de paz: «iQue todas las voces canten al Señor!», concluye Haydn. El mundo está bien hecho, que dijo el poeta. Poner en pie la gran obra, recrear su brillante partitura, dar voz a los personajes bíblicos, a Uriel, Gabriel, Rafael, Adán y Eva es una tarea tan hermosa como comprometida. Y necesaria: en los tiempos que corren esta es música que serena el alma y la viste de hermosura y luz no usada, que dijo otro poeta. Tarea comprometida: una partitura de incalculable belleza, la conjunción de la Orquesta con los solistas y el Coro, la limpieza de la lectura sin la cual el mensaje de Haydn se reduciría a la nada, son otras tantas trampas que acechan a los intérpretes. Pero ayer, en el Auditorio, esos intérpretes, la Orquesta Sinfónica Zaragoza-Pau, el Coro Amici Musicae, la soprano Mª Pilar Burgos, el tenor Santiago S. Jericó, el barítono Paul-Henry Lacrambe y el bajo Mariano Viñuales, superaron, «cum laude», la difícil prueba. El oratorio de Haydn, con sus dos horas de duración (otra hazaña, la de ofrecerlo en versión íntegra) llegó al oyente en toda su pureza, con toda su belleza. Con momentos de extraordinaria calidad, y siempre con mucho más que la simple corrección: bajo la atenta y elegante batuta del Maestro Lionel Duffau, cada cual ocupó su lugar y cumplió su cometido a la perfección. Admirables los solistas (todos), excelentes los instrumentistas y formidable el Coro Amici Musicae que dirige el Maestro Andrés Ibiricu: conjunto de voces de una gran riqueza, brillante disciplina y, lo que vale más, de estupenda musicalidad. Y con el valor añadido de ser un concierto donde la mayoría de sus participantes eran aragoneses: tres de los cuatro solistas, el coro y su director, una buena parte de los instrumentistas. No es eso esencial tratándose de Arte, que no reconoce fronteras ni nacionalidades (mucho menos politiquerías pueblerinas) pero vale la pena, creo, de ser subrayado, corno prueba, una entre mil, de la atención que el Auditorio concede a la música y a los músicos aragoneses. Es el camino a seguir: en servicio de la Música, así, con mayúsculas, no para provecho de algunos músicos. En servicio de la Música y del público zaragozano, que ayer llenaba una vez más la Sala Mozart y siguió el oratorio de Haydn, esta serena, deslumbrante recreación musical del relato de la Creación, como la obra se merece, con respetuoso fervor. Orquesta, Coro y solistas fueron muy aplaudidos: unos aplausos justos y sobradamente merecidos, que suscribimos muy sinceramente. Bravísimo: como decíamos, es-te es el camino a seguir.

 

«La Creación», de Joseph Haydn   ***

Versión íntegra por la Orquesta de Zaragoza-Pau dirigida por Lionel Duffau, con el Coro Amici Musicae (director, Andrés Ibiricu) y M’ Pilar Burgos (soprano), Santiago S. Jericó (tenor), Paul Henry Lacrambe (barítono) y Mariano Viñuales (bajo). Auditorio de Zaragoza, domingo, 6 de octubre de 1996.

 

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En el principio fue Haydn

 

JAVIER SAYAS

La aparente ingenuidad con que Franz Joseph Haydn aborda el tema de la creación en su gigantesco oratorio homónimo es uno de los mayores valores de una obra que desarma por su aspecto sencillo en extremo. Tal falsa simplicidad es muchas veces enemiga del intérprete, por dejar a la vista lo que éste tiene de músico más que de mero ejecutante. Más aún, por la “escasez de notas” cualquier fallo queda amplificado. Es más que loable que músicos de aquí y del otro lado de los Pirineos se unan para emprender la difícil tarea de presentar esta música ante el público aragonés. El empeño puesto y la calidad de todos ellos quedaron bien claros en la sesión inaugural de la mini-temporada de conciertos de las fiestas del Pilar, más de dos horas de concierto en la Sala Mozart. Quede ya dicho que la estrella de la velada fue el coro “Amici Musicae”, preparado por Andrés Ibiricu, hoy por hoy la agrupación coral más interesante de la región, por su capacidad para abordar un repertorio exigente y por la calidad con la que lo hacen. Con afinación impecable, gran capacidad de matización y muy buen acoplamiento con la orquesta, los “Amici Musicae” dieron el requerido tono de solemnidad de los grandes números corales de “La creación”. La soprano Pilar Burgos y el barítono Paul-Henry Lacambarre fueron, por otro lado, los más musicales de la noche, excelentes en prestaciones técnicas y más aún expresivas (el “Adagio” inicial de su primer dúo fue lo más emocionante). Santiago Jericó y Mariano Viñuales se mostraron muy buenos profesionales y dueños de su oficio pero poco más. Un poco más problemática fue la orquesta, irregular en sonido como ya se podía deducir de su propia formación. Los vientos contaron con la buena calidad de sus solistas pero la cuerda, donde la edad media de los componentes era bastante más baja, estuvo fallona y no siempre ajustada al resto. Duffau a la batuta pareció más preocupado de controlar el conjunto, que de extraer más música de los componentes. No me cabe duda de que en el futuro la habrá.

 

**Conciertos Pilar 96 Solistas, coro Amici Musicae y Orquesta sinfónica Zaragoza-Pau, Lionel Duffau (director). Programa: “La Creación”, oratorio en tres partes de F.J.Haydn. Lugar y fecha: Sala Mozart, 6 de octubre.

Un ‘Réquiem compartido

La Orquesta Sinfónica del Conservatorio de Pau y el coro Amici Musicae de la Escuela de Música de Zaragoza son los protagonistas del próximo concierto matinal de los domingos del Ciclo de Introducción a la Música. La colaboración de ambas formaciones, procedentes de las escuelas municipales de las dos ciudades hermanadas, aborda un sugerente proyecto: el prestigioso Réquiem de Mozart. El interés que han levantado estos conciertos ha quedado refrendado por la gran cantidad de abonos vendidos para el ciclo, lo que reduce el número de entradas en taquilla a un número aproximado a las 250. Este hecho y la gran expectación que ha levantado en Zaragoza la interpretación del Réquiem ha obligado a los responsables de Auditorio a repetir este recital en el mes de marzo, en una fecha todavía sin determinar. El concierto será también grabado en directo un día antes de su presentación pública, el sábado, para confeccionar un compact-disc del que saldrán a la venta 2.500 unidades. El Réquiem será igualmente ofertado en distintos circuitos franceses y españoles y abre la puerta a nuevos y ambiciosos proyectos entre ambos grupos.

‘Réquiem’ de Mozart Concierto interpretado por la Orquesta Sinfónica del Conservatorio de Pau y el Coro Amici Musicae de la Escuela de Música de Zaragoza. Domingo, 22 de enero 1995. 12.00 horas. 500 pesetas. Sala Mozart del Auditorio

 

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Un ‘Réquiem’ de Mozart ejemplar

 

ANTONIO LASIERRA

El Coro Amici Musicae de la Escuela Municipal de Música de Zaragoza y la Orquesta Sinfónica del Conservatorio de Pau clausuraron el ciclo de introducción a la música del año pasado con un programa variopinto ejecutado de un modo satisfactorio. Este año han vuelto a unirse en una de las cimas indiscutibles del género sinfónico: el Réquiem de Mozart, obra con mucha música dentro y cuya dificultad puede propiciar algún que otro patinazo. Sin embargo, el éxito sancionó el empeño, haciendo pensar que el trabajo serio y honesto de los principiantes puede deparar más satisfacción que ciertas prestaciones profesionales. Y que los de casa pueden ponerse a una altura muy digna. Lionel Duffau y Andrés lbiricu, al mando de orquesta y coro respectivamente, son especialistas en el trabajo con conjuntos no profesionales. Sus aciertos quedaron patentes en una versión cuidada, atenta y rigurosa. Quedó claro que no se trataba del típico bolo -últimamente más frecuente de lo deseable- sino de una labor que ha tomado todo el tiempo necesario y en la que todos han puesto interés y devoción. No estamos hablando, por descontado, de los niveles de los conjuntos de primera fila, pero lo cierto es que la sesión fue una grata sorpresa. El Coro Amici Musicae se produjo con autoridad. Exacto en las entradas, unido el timbre, potente la emisión, motivó varias salidas a escena del maestro lbiricu. En cuanto al grupo orquestal -enriquecido con la colaboración de varios conocidos profesores zaragozanos-, el señor Duffau le sacó gran partido; logrando un fraseo depurado de la cuerda, a veces incandescente, y moderando satisfactoriamente los pasajes más descarados de los vientos. Integraron el cuarteto solista la contralto Rose Reglat, el tenor Jean Dupouy, el bajo Paul Henry Lacrambe, todos correcto, y la soprano María Pilar Burgos, que nos dio la gran satisfacción de ser la mejor del equipo cantando con claridad y el punto justo de vibración y proyección. El respetable se mostró muy ruidoso. Para lo malo, (toser pese al ruego de Miguel Angel Tapia) como para lo bueno (reconocer con sus aplausos el excelente trabajo de los invitados).

P. Burgos, R. Reglat, J. Dupouy y P. H. Lacrambe. Coro Amici Musicae. Director: Andrés lbiricu. 0. Sinfónica del Conservatorio de Pau. Director: Lionel Duffau.

Mozart. Réquiem en Re menor, K. 626. Auditorio (Sala Mozart), domingo, 22 de enero de 1995. El Periódico

 

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La alegría de interpretar un «Réquiem»

 

J.A.G.

Unos emocionados y larguísimos aplausos pusieron merecido final al concierto que, el pasado domingo, la Orquesta Sinfónica del Conservatorio de Pau y el Coro Amici Musicae de la Escuela Municipal de Música de Zaragoza ofrecieron en la Sala Mozart del Auditorio. Fueron, sin duda, unos aplausos sinceros. Ambas agrupaciones recibían con ellos el premio a unos meses de intenso trabajo en los que abordaron un arriesgado proyecto: interpretar el «Réquiem» de Mozart y, además, hacerlo de manera digna. No se puede olvidar que estamos hablando de un coro y una orquesta compuesta por alumnos y de un elenco de solistas en los que también había una parte de muy jóvenes intérpretes. Los que creían que aquello iba a ser una especie de «pachanga» estudiantil todavía estarán frotándose los ojos -o los oídos- incrédulos ante el espectáculo. Los que trabajaron en el proyecto, dedicando muchas horas a ensayos y estudio, podrán sentirse muy orgullosos. La Orquesta Sinfónica del Conservatorio de Pau tiene sonido amable, es ordenada y eficaz. Quizá se eche de menos cierto vigor en las cuerdas, a veces un tanto apagadas, o un «tono» algo más firme. Pero cumplieron su papel sin grandes agobios. El Coro Amici Musicae estuvo brillante y contundente. Sabiamente dirigido por su titular, Andrés Ibiricu, fue una de las estrellas de la velada. Igualmente convincentes fueron el tenor Jean Dupouy -con muchas tablas- y el joven Paul Henry Lacrambe. No tanto la contralto, Rose Reglat. Mención aparte merece la soprano María Pilar Burgos, cuyo bello timbre, su seguridad y su calidad la convierten en gran promesa-realidad de la lírica aragonesa. Supo aguantar el tipo en el papel más dificil y dejó al personal absorto. Sobresaliente, esta cantante tiene un futuro que, con suerte, dará mucho y bien de qué hablar.

«Réquiem» ****

Orquesta Sinfónica del Conservatorio de Pau y Coro Amici Musicae de la Escuela Municipal de Música de Zaragoza. Director: Lionel Duffau. Solistas: María Pilar Burgos (soprano); Rose Reglat (contralto): Jean Dupouy (tenor) y Paul Henry Lacrambe (bajo). Director del coro: Andrés Ibiricu. Auditorio de Zaragoza. Domingo, 22 de enero. XV Ciclo de Introducción a la Música.

PIGNATELLI MISA DE ROSSINI

 

Un ejemplo a seguir

 

 

Joaquín Aranda

La “Misa Solemne” es para mí una de las obras más hermosas de Gioachino Rossini. Compuesta en sus años de madurez, Julian Buddien la considera “la más sustanciosa de sus partituras de esa época». Junto con el «Stabat Mater», es la aportación principal del compositor al campo de la música religiosa. Y a mi modo de ver, una síntesis admirable del genio más genuinamente musical del autor. La seriedad del asunto no le hace perder esa gracia indefinible y peculiar, ese elegante lirismo que le caracterizaron.

De estos dos conciertos del Patio de Presidencia del Edificio Pignatelli, yo querría destacar a la par que los aspectos musicales algo muy importante: cómo es posible reunir a un puñado de excelentes artistas aragoneses y a un coro ejemplar, y hacerles protagonizar un verdadero acontecimiento musical. Fue una versión de una refinada musicalidad, y la soprano Pilar Torreblanca, y la mezzosoprano Pilar Márquez, sobre todo, nos ofrecieron juntas o a solas, momentos inolvidables. El dúo «Qui Tollis» de Pilar Torreblanca y Pilar Márquez, el formidable «Agnus Dei» final para contralto y coro, el emotivo «Crucifixus» de Pilar Torreblanca, fueron gran música: algo que, como requería el espíritu de la obra, iba más allá, más profundamente, que un mero ejercicio de «bel canto».

Pero sería injusto olvidar a los demás intérpretes, el piano de Miguel Ángel Tapia, la recia expresividad del bajo Mariano Viñuales, la técnica segura y bellamente lírica del tenor Santiago Sánchez Jericó, la discreción elegantísima de Andrés Ibiricu al armónium y la maestría con que ha sabido conjuntar las estupendas voces del coro «Amici Musicae»…

Querría, de todas las formas, reservar un aplauso final para el Maestro Antonio Cantero Pablo, encargado de guiar a coro, músicos y cantantes en la dificil partitura rossiniana: lo hizo con mano segura y al mismo tiempo con una sensibilidad y una maestría poco comunes. Sólo una cosa falló: el viento que parecía empeñado en zancadillear esta «Misa Solemne» admirablemente ejecutada. Pero no pudo.

“Misa Solemne” de G. Rossini   ****

Solistas: Pilar Torreblanca, soprano, Pilar Márquez, mezzosoprano, Santiago Sánchez Jericó, tenor. Mariano Viñuales, bajo, Miguel Ángel Tapia, piano, Andrés Ibiricu armónium, “Amici Musicae” dirigido por Andrés Ibiricu.

Director: Antonio Cantero Pablo.

Patio de Presidencia del Edificio Pignatelli. Jueves, 1 de julio y viernes 2 de julio de 1993.

La programación clásica tuvo su punto foral con Rossini

HERALDO Zaragoza

La Iglesia del Real Seminario de San Carlos fue escenario anoche del último de los conciertos programados con motivo de las Fiestas del Pilar por el Ayuntamiento en colaboración con el Banco Zaragozano.

Músicos aragoneses En esta ocasión los intérpretes fueron todos ellos músicos aragoneses, reunidos para ofrecer al numeroso público presente en el templo la Misa Solemne de Rossini. La elección de este programa estuvo motivada al cumplirse este año el doscientos aniversario del nacimiento del compositor italiano. La interpretación corrió a cargo, como ya hemos dicho, de una larga lista de músicos aragoneses, encabezados por el director Antonio Cantero Pablo, responsable hasta hace poco de los coros de Radio Televisión Española en sus apariciones operísticas en el Teatro de la Zarzuela. Los solistas fueron Pilar Torreblanca, soprano, Santiago Sánchez Jericó tenor, Pilar Márquez mezzo, soprano y Mariano Viñuales, bajo. Además de estos, participarán el pianista Miguel Angel Tapia y la organista y clavecinista Pilar Montoya, junto al coro Amici Musicae, de la Escuela Municipal de Música de Zaragoza, bajo la dirección de Andrés Ibiricu. Pilar Torreblanca y Santiago Sánchez Jericó son, de entre la larga lista de músicos aragoneses participantes, los más conocidos dentro y fuera de la región. Sus actuaciones, tanto en recitales solistas como en óperas y zarzuelas, se suceden por Europa y América con gran éxito, colaborando con importantes músicos de agrupaciones de reconocido prestigio. Durante las dos partes en que se dividió el concierto se interpretaron, por este orden, las distintas partes de esta Misa Solemne: «Kyrie-Christe», «Gloria», «Gratias», «Domine Deus», «Qui tollis», «Quoniam», «Cum Sancto» -en la primera mitad- y «Credo», «Crucifixus», «Et resurrexit», «Preludio religioso», «Sanctus», «O Salutaris» y «Agnus Dei», con lo que finalizó la actuación y, con ella, el ciclo de las fiestas.

 

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LA ULTIMA SESION DE MUSICA CLASICA DE LAS FIESTAS

Amigos de Rossini

 

JAVIER SAYAS

No deja de ser curioso que en el día del Quinto Centenario se celebre el segundo del nacimiento de Rossini, pero así ocurrió. Y para ello -como concierto final del Pilar- se escogió la última obra de envergadura del compositor de Pésaro: la «Pequeña Misa Solemne». La producción, muy digna, fue aragonesa al ciento por ciento. Hora y media dura la composición, pequeña por no requerir orquesta, aunque no en dificultades y belleza. Rossini inspirado, en una música a medio camino entre la ópera y lo religioso. Los solistas vocales, profesionales de reconocida solvencia, cumplieron en sus papeles. Quizá Pilar Márquez acusara un tanto que su tesitura de «mezzo» no se adaptara a la de contralto exigida por la partitura, pero se defendió e incluso ofreció un «Agnus Dei» extremadamente lírico, con el coro en el mejor momento de la noche. Los demás -Pilar Torreblanca, Santiago Sánchez Jericó y Mariano Viñuales- dieron la talla en cuanto a voz, expresión y dicción. Miguel Angel Tapia se encargó del acompañamiento pianístico (se programó la habitual versión con un solo piano, en vez de la de dos) y Pilar Montoya de la discreta parte de armonio, ambos con eficacia y el primero aprovechando su momento de lucimiento en el intenso «preludio religioso». El coro «Amici Musicae», preparado por Andrés Ibiricu, fue la sorpresa de la velada. Su afinación fue notable y con-siguieron matices que escapan a muchas corales no profesionales. Ójala sigan por este camino, ya que sólo grupos como éste (con componentes que «leen» música) pueden permitirse aprender obras de la envergadura de la Misa de Rossini. Antonio Cantero, dirigió la versión, poniendo todo en su sitio y logrando que el conjunto vocal hiciera algo más que cantar notas. Bien seguro que todos pasaron sus nervios, pues el riesgo de lanzarse a montar algo así en Zaragoza, con intérpretes de aquí, y presentarlo en el día del Pilar era extremo. Al final, todo salió bien, para beneficio de todos, especialmente del público, que pudo disfrutar de una música extraordinaria en una lectura aseada. Por cierto, ¿por qué se omitió en programas y carteles el calificativo de «pequeña», original del autor?.

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