En 1989, un grupo de estudiantes de la Escuela de Magisterio de Zaragoza decide que no tiene suficiente con su formación y sus prácticas en la Escuela. Quieren más. Quieren cantar. Se unen para formar una diminuta agrupación coral con la excusa de estar cursando la asignatura de Música. 

No tienen director y buscan a alguien que comparta su interés y su afición por la música. Gracias a una de las integrantes del nuevo grupo aún sin nombre, lo encuentran: Andrés Ibiricu, entonces profesor de la Escuela Municipal de Música de Zaragoza. Él los escucha cantar y se ofrece a dirigirlos tras hacerles una propuesta: unir su propio coro, otro pequeño grupo formado por él en la Escuela, a éste que tan bien suena. Dos pequeños coros se juntan y de ahí nace Amici Musicae. Desde entonces, y hasta 2013, él fue el director titular. Tras él, y hasta 2018, ocuparon el puesto Elena Ruiz y Javier Garcés. Y desde ese año, Igor Tantos se hizo cargo de la dirección del coro Sénior. 

Ya han pasado más de treinta años desde ese momento. Son años suficientes para echar la mirada atrás y ver, allá lejos, el inicio del largo camino recorrido. Pero si se mira en la dirección contraria, el camino por delante es aún más largo. Hay mucho futuro que recorrer. 

Como cualquier proyecto cuidado y tratado con cariño, el coro Amici Musicae ha crecido, se ha hecho más capaz, más flexible, y mucho más versátil. Aquellos primeros entusiastas de la música quizá no imaginaron nunca hasta dónde podría llegar la criatura a la que dieron vida. De esa gente hoy siguen con nosotros unos cuantos, que mantienen vivo aquel interés y siguen transmitiendo aquel amor por la música que los llevó a elegir ese nombre para el coro: amigos de la música. 

No es fácil, a veces, ser amigo de la música. La música, verdadera hija de los dioses, es generosa con quien lo arriesga todo por ella. Porque cantar en un coro como Amici requiere de esfuerzo, sacrificio y muchas horas de ensayo. No hay otra forma. Para hacerlo bien no hay atajos.  

En la actualidad el coro es más grande. Bajo el nombre Amici Musicae han florecido otras formaciones que son nuestra esperanza de futuro, y que han desarrollado su propia identidad independiente, con sus propias andaduras y sus propios anhelos, dentro de la familia Amici. Estas formaciones son Amici Musicae Infantil y Amici Musicae Juvenil, dos coros estupendos que aportan su ilusión, su fuerza y su energía a este ya consolidado proyecto musical. Los tres coros, senior, juvenil e infantil (que incluye al Coro de Iniciación y al Coro Infantil), acogidos por el Auditorio Municipal de Zaragoza desde su inauguración, se han enfrentado a las adversidades de estos últimos tiempos, que han sido muchas como se puede imaginar. El mundo de la música aragonés ha sufrido, como toda la sociedad, el embate de esta pandemia que no cesa, pero que no ha acabado, sin embargo, con las ganas de cantar. Quien canta, sus males espanta. Algo que hemos tenido que aplicar a conciencia para adaptarnos a esta situación. Porque cantar con mascarilla no es fácil… Pero si hay algo que Amici Musicae ha demostrado en sus treinta años, es su capacidad de adaptación y su resistencia.  

Bajo las manos diestras de nuestros directores, Igor Tantos Sevillano en el sénior, Vanesa García Simón en el Juvenil (y profesora de Técnica Vocal de todos los coros), e Isabel Solano Fernández en el Infantil, esperamos proseguir durante mucho, mucho tiempo, espantando males, los nuestros y los ajenos. Nada como la música para los malos tiempos.  

En palabras de Jacobus Gallus, compositor del Renacimiento, de su madrigal de 1596 Musica, Musarum germana, ¿qué mejor descripción de aquello que nos impulsa? 

Música, hermana de las Musas

y maestra de los coros,

nacida para traer alegría a la tierra y bendición a los cielos.

A ti sea dada suprema alabanza.